Las políticas laborales adoptadas por los gobiernos de los países miembros de la Unión Europea han tenido una influencia fundamental en el incremento de los niveles de desigualdad.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha publicado, en colaboración con la Comisión Europea, un extenso informe titulado Las desigualdades y el mundo del trabajo: ¿Cuál es el papel de las relaciones laborales y el diálogo social?, un informe que no se centra sólo en la cuestión salarial sino que analiza otras formas como, por ejemplo, la desigualdad de las jornadas laborales, de la formación, del acceso al empleo, de las perspectivas de ascenso profesional o a la protección social.

En muchos países de la UE las políticas implementadas que han debilitado la negociación colectiva generan un mayor número de empleos precarios tanto a nivel de remuneración como a nivel de condiciones laborales. Esto es el origen de la desigualdad en las fuerzas del trabajo. Es lo contrario a lo que ocurre en aquellos Estados que han apostado por mantener o reforzar la negociación colectiva. España, por ejemplo, se encuentra claramente en el primer tipo. «Los países con una baja desigualdad de ingresos tienden a tener instituciones de diálogo social fuertes, lo cual da lugar a una reducción de la disparidad salarial de género y a mejores condiciones de trabajo para los trabajadores en formas de empleo atípico», afirma Daniel Vaughan-Whitehead, Economista Principal de OIT y coordinador del informe.

El salario mínimo es un factor fundamental para frenar la desigualdad salarial sólo si está combinado con una negociación colectiva eficaz. El informe pone varios ejemplos. En Reino Unido y los Estados Bálticos el salario mínimo fue el origen del incremento de los niveles salariales más bajos pero como el sistema de negociación colectiva no fue eficaz, estos beneficios no se trasladaron a las condiciones de trabajo. Todo lo contrario a lo ocurrido en Bélgica, Francia o los Países Bajos donde el sólido escenario de diálogo social ha evitado que se genere una brecha entre las remuneraciones y las condiciones de trabajo.

Según Heinz Koller, Adjunto a la Dirección General de la OIT, en «algunos países, la erosión del diálogo social es preocupante y exige una agenda política fuerte. Si queremos preservar el crecimiento económico y la cohesión social, debemos fortalecer la negociación colectiva para contener las desigualdades».

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