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La obra definitiva sobre Tartesos

El historiador y arqueólogo Diego Ruiz Mata publica la monumental ‘Tartesos y tartesios’ para despejar muchos de los aún numerosos interrogantes que se ciernen sobre la legendaria civilización del suroeste peninsular

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análisis

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Si existe una civilización desaparecida sobre la que aún se amontonan muchas más preguntas que respuestas esa es la cultura de Tartesos, delimitada por los expertos en el suroeste de la Península Ibérica. A partir de esta certeza incuestionable, son incontables los misterios que aún guarda esta cultura que brilló con luz propia en una amplia zona geográfica de la península desde aproximadamente los siglos XI y X antes de Cristo. El prestigioso historiador y arqueólogo Diego Ruiz Mata acaba de publicar una obra monumental de más de 800 páginas donde intenta acotar todo lo que concierne a los tartesios, además de desmitificar y desmontar no pocos mitos erróneos y bulos más que intencionados acumulados durante décadas en torno a esta civilización. Tartesos y tartesios, publicada por la editorial cordobesa Almuzara, pretende convertirse en una obra de referencia para aficionados y expertos en esta cultura. Como recuerda el autor en la ilustrativa introducción a su exhaustivo estudio, “siempre hay un motivo para hablar de Tartesos, ciudad o territorio, o del lugar donde se ubica, reyes y los elementos que lo componen a medida que la arqueología desvela con tacañería algunos de sus aspectos”.

Esta magna obra comienza con los textos bíblicos que ya recogen referencias a Tarsis y a las posibles navegaciones occidentales en época de Salomón, donde se cree que la existencia de este reino o civilización ya era una realidad, algo que concuerda con las posteriores navegaciones de la civilización fenicia a Occidente. Por todo ello, el afamado profesor universitario, catedrático de la Universidad de Cádiz desde 1994, además e miembro de la Real Academia de la Historia y de Instituto Arqueológico Alemán de Berlín, advierte que los tartesios no existían como reino autóctono antes de la llegada de los fenicios a la Península Ibérica. Fue solo entonces cuando se produjo una integración entre los habitantes originarios de la zona con los nuevos inquilinos procedentes del este del Mediterráneo. Como resultado, el asentamiento de la civilización tartésica se produjo fundamentalmente en lo que hoy es la provincia de Huelva fundamentalmente, según sostiene en esta obra que se constituye como “la visión historiográfica y arqueológica más completa sobre Tartesos”. Ya de entrada, Ruiz Mata destierra por completo la tesis del mítico arqueólogo alemán Adolf Schulten, que a comienzos del pasado siglo XX aseguró que existía una ciudad mítica con el mismo nombre que hoy se le da a toda la civilización de Tartesos.

Ruiz Mata sostiene que los tartesios no existían como reino autóctono antes de la llegada de los fenicios a la Península Ibérica

La contundente visión de Ruiz Mata se sustenta en más de una decena de estudios de campo realizados durante años en diferentes excavaciones de las actuales provincias occidentales de Andalucía, fundamentalmente Huelva y Sevilla, como por ejemplo Cerro Salomón, en Riotinto, o San Bartolomé, en Almonte, el poblado de Valencina de la Concepción, en Sevilla, o el poblado del Cabezo de San Pedro, en Huelva, entre otras.

Ruiz Mata insiste en que fue la llegada de los fenicios a la zona del suroeste peninsular la que realmente posibilitó el florecimiento de los tartesios tras su integración con los habitantes ya asentados allí previamente durante el Bronce tardío, en los últimos decenios del siglo IX a.C.

Por todo ello, esta monumental obra hará las delicias de todos aquellos que aún sueñan con que algún día no muy lejano aquella mítica Tarsis bíblica aparezca en todo su esplendor después de alguna expedición arqueológica que siga aclarando los numerosos interrogantes que aún guarda una civilización misteriosa donde las haya. Diego Ruiz Mata aporta una obra decisiva y luminosa, detallista y exquisita en las explicaciones, que además es valiente a la hora de desterrar mitos hasta ahora inamovibles, a la vez que aporta nuevas vías de estudio con el objetivo de asentar los principios básicos de Tartesos y los tartesios.

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