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La muerte, el futuro de Paraguay

Jorge Zavaleta Alegre (Lima)
Jorge Zavaleta Alegre (Lima)
Corresponsal en Latinoamérica
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análisis

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El modelo económico histórico no ha sufrido mayores variaciones y está basado en la producción y exportación de materia prima agropecuaria, con un avance en el sector de servicios y, dentro del mismo, de finanzas y comercio.

La ONU informa que hay por lo menos 5.000 grupos indígenas compuestos de unos 370 millones de personas que viven en más de 70 países de cinco continentes. Los pueblos indígenas han contribuido a la herencia mundial gracias a su experiencia en la gestión de ecosistemas, sin embargo, están entre los grupos más vulnerables y marginados del planeta.

La dependencia del sector agropecuario es alta ya que aporta el 30% del Producto Interno Bruto (PIB), genera el 90% de las exportaciones y ocupa el 43% de la fuerza laboral del país. La mayor parte de las exportaciones está concentrada en los rubros de algodón, soja, papa, espárragos, paltas, quiwi, banana…..  carne y madera, caracterizando al país como uno de los más agrarios de América del Sur.

La economía paraguaya, al igual que la mayoría de América basada en la agroexportación de materia prima, es vulnerable por los múltiples factores externos que inciden en ésta, algunos de los cuales son climáticos, de gran incidencia en la productividad de los rubros agrícolas.

La sequía y los incendios forestales, cada vez más frecuentes causan pérdidas de muchos, muchísimos millones de dólares, tanto en la agricultura como en la ganadería, obligando al gobierno a declarar emergencia en las zonas más afectadas.

La Asociación Rural del Paraguay (ARP), asociación de los ganaderos y la Facultad de Ciencias Forestales informa  que en la reciente sequía casi se perdieron 1.000 hectáreas  quemadas, el 40% fueron bosques forestales que ya no se recuperarán.

Otro factor de riesgo es la gran dependencia de los precios internacionales. El algodón, rubro primario e históricamente estratégico –y hasta hace poco– para la pequeña agricultura: los precios deprimidos del mercado internacional desmotivaron a los/as pequeños/as productores/as que dejaron de cultivar el rubro.

LA POBLACION DE MUJERES ES MENOR DE 30 AÑOS

Paraguay tiene una fuerte estructura de población de mujeres jóvenes, con el 63.9% de la población menor de 30 años de edad.  En el área urbana, las mujeres representan el 58.8% de la población; en tanto que en la rural, alcanza el 41.1%.

Dada la tradición que la mujer  se ocupa de la cocina. La paraguaya en tiempos de guerra y después mantiene vigente una rica y variada cocina hispano  guaraníes: es fuente de aporte proteínico, aunque pocos la relacionan con la fortaleza mostrada por los paraguayos durante la Guerra de la Triple Alianza.

El historiador y chef paraguayo Vidal Domínguez,  plantea en un libro que esa resistencia, casi numantina, contra la coalición formada entre 1864 y 1870 por Brasil, Argentina y Uruguay, no hubiera sido posible sin una dieta lo suficientemente consistente.

«El paraguayo estaba muy bien alimentado y lo corrobora un oficial brasileño que escribe que la fuerza de un soldado paraguayo. De acuerdo con Domínguez, se trataba básicamente de una dieta «rica, con mucha carne, pero también abundante en miel, grano y diferentes tipos de frutas».

Las huestes españolas, desde soldados a religiosos y colonos, llevan sus especias, sus guisos, sus caldos, sus asados sus formas de hacer el arroz, comentó el cocinero. Y los guaraníes les proponen elaboraciones propias como la chipa, un panecillo salado elaborado a base de almidón de mandioca, o la sopa paraguaya, una masa de harina precocida de maíz.

Las raíces de esta cocina se adentran en todo el Río de la Plata y hasta en la provincia brasileña de Mato Grosso do Sul, una región poblada por descendientes de guaraníes.

«Desde Asunción salieron los españoles y criollos paraguayos que fundaron Buenos Aires, Corrientes o la boliviana Santa Cruz de la Sierra. En partes de Argentina y de Mato Grosso do Sul se puede encontrar la chipa o la sopa paraguaya»

Hoy el ejemplo  de la  Comunidad Mbya Guaraní resulta muy interesante porque  promueve su seguridad alimentaria. Niños y niñas, así como docentes de las comunidades Mbya Guaraní de Ñu Apu’a e Ykua Porâ del departamento de Caazapá, aportan sus ideas, conocimientos, dibujos y fotos para la  «Guía y Cuadernillo didáctico sobre seguridad alimentaria y educación nutricional para docentes y alumnos de la Educación Inicial Escolar Básica Indígena»

Estos esfuerzos de la comunidad guaraní tienen el apoyo del Ministerio de Educación y Cultura,  FAO y la Organización No Gubernamental Acción contra el Hambre  «Apoyo y de un Programa de Educación Nutricional en Escuelas Indígenas del Paraguay».

La FAO considera que Paraguay está apoyando los procesos de reivindicación cultural basada en la participación y respeto a la cultura y estilo de alimentación de los indígenas. La población indígena en Paraguay representa cerca del 2% de la población total del país organizado en 20 pueblos indígenas provenientes de 5 familias lingüísticas, asentadas en ambas regiones del territorio.

Los pueblos indígenas han contribuido a la herencia mundial gracias a su experiencia en la gestión de ecosistemas, sin embargo, están entre los grupos más vulnerables y marginados en el mundo.

LA PRESENCIA DE TECNOLOGIA

Es muy bajo número de mujeres en el área de tecnología, tanto en las carreras de estudio como en las empresas de este ramo.  Pues utilizando la tecnología se realizó hace poco la primera hackathon en formato 100% virtual de Paraguay. En un par de semanas, más de 230 personas estaban inscritas.

La hackathon Kuña Mbaretech – Kuñanguérape g̃uarä (que significa mujer fuerte en tecnología en Guaraní) fue liderado por el Ministerio de la Mujer en alianza con el Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicación, y  el apoyo técnico del BID, la coordinación de KOGA y el financiamiento del Gobierno de Japón.

El objetivo fue ofrecer soluciones creativas a los desafíos que enfrentan las mujeres en situación de vulnerabilidad en su vida cotidiana, a través de la incorporación de tecnología digital.

Tras tres días de sesiones de trabajo virtuales, los 14 equipos presentaron sus propuestas ante el jurado. El equipo ganador participó con una aplicación móvil que mediante el reconocimiento de voz detecta los pedidos de auxilio y agravios sufridos por la víctima, y emite una alerta a sus contactos de emergencia con la localización del dispositivo.  Una experiencia similar fue la de Hackea la Crisis Edición Mujeres y Niñas 2020 donde 218 volutari@s virtuales de toda Latinoamérica se reunieron para desarrollar soluciones a los retos que enfrentan las mujeres y niñas durante el confinamiento consecuencia del Covid-19.

Las instituciones públicas pueden mejorar sus servicios a través de la tecnología. Si bien en un principio hubo cierto escepticismo sobre esta iniciativa, el proceso demostró tres cosas: primero, el sector público tiene mucho que ganar al promover la innovación; segundo, en cualquier tema, – incluyendo la igualdad de género—las tecnologías digitales permiten desarrollar soluciones innovadoras a problemas tradicionales.

Esta experiencia en Paraguay, un país pequeño con brechas de género e incidencia de violencia importantes demuestra que con inclusión de  soluciones de base tecnológica, con una gran participación femenina, y una administración estatal capacitada, con mística y alejada del monopolio ideológico  que busca el libre mercado, es posible reducir ese inmenso abismo de diferencia de ingresos y calidad  de vida en el planeta.

 La FAO considera que Paraguay está apoyando los procesos de reivindicación cultural basada en la participación y respeto a la cultura y estilo de alimentación de los indígenas. La población indígena en Paraguay representa cerca del 2% de la población total del país organizado en 20 pueblos indígenas provenientes de 5 familias lingüísticas, asentadas en ambas regiones del territorio.

Este proyecto que comentamos fue ejecutado conjuntamente con la Organización No Gubernamental «Acción contra el hambre» quienes se encuentran trabajando en la comunidad desde el año 2010, con el apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional. Sin duda es una aguja en un desierto. Sin embargo,  también está en gestación la inclusión de tecnología para la producción  de comida internacional, a cargo  de la mujer aborigen de Paraguay – Uruguay – Argentina la producción de alimentos  en sus mismas pueblos, sin ninguna relación  con las  transnacionales exportadoras de carne, trigo….., sino el  fuero de sus  territorios.

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