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“La memoria es un cuento que nos contamos a nosotros mismos”

El escritor Use Lahoz presenta en ‘Jauja’ la crisis personal de una reputada actriz que debe afrontar los recuerdos que le afloran tras la muerte de su padre

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análisis

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Use Lahoz (Barcelona, 1976), viajero empedernido y poeta también a tiempo parcial con dos poemarios ya publicados, cuenta con una considerable trayectoria novelística intachable, entre cuyos títulos hasta ahora más conocidos se encuentran Los Baldrich o Los buenos amigos. También publicada por Destino presenta ahora Jauja, una novela protagonizada por una actriz de teatro que debe mirar a su pasado muy a su pesar. En la configuración de la trama ha tenido mucho que ver la experiencia del autor tras asistir a una función de la obra maestra de Chéjov El jardín de las cerezas, precisamente la misma que encarna la protagonista de su novela representando a a Liuba Andreievna. En los variados usos que la propia palabra ‘jauja’ contiene se encuentran también los vericuetos por los que transcurre el proceso de búsqueda interior de María Broto, la protagonista.

 

La noticia inesperada de la muerte repentina de su padre lo desencadena todo en la protagonista, una famosa actriz de teatro. ¿El pasado siempre nos acecha para marcarnos el futuro? ¿por qué?

La memoria es un cuento que nos contamos a nosotros mismos, por eso a veces el pasado es más imprevisible que el futuro y en él hallamos ciertas cosas con las que nos cuesta empatizar. A María Broto le sucede eso. La muerte de su padre desentierra unos recuerdos que le obligan, por un lado, a mirar a la verdad a la que había dado la espalda a la cara y, por otro, le “baja los humos”, es una cura de humildad.

 

¿Es este viaje al pasado una oportunidad para volver a redescubrirse uno a sí mismo?

Lo que ella redescubre y al mismo tiempo revive es la historia de amor desdichada que vivió con su padre. Jauja es una novela de amor y perdones pendientes, pero principalmente la historia de amor inconclusa entre María Broto y su padre.

“Estamos necesitados de perdonar y al mismo tiempo nos vendría bien que nos perdonasen”

 

Y en ese redescubrimiento, no todo lo que vuelve a la superficie es digno de recuerdo. ¿Son las consecuencias de despertar viejos fantasmas?

No sé si llamarlo fantasmas, se suele decir que es muy peligroso mirarse al interior y también encontrarse con uno mismo en situaciones del pasado en las que ahora no actuaría de esta manera. María Broto, como todo aquel que ha vivido mucho y muy intensamente, tiene arrepentimientos, culpas, perdones pendientes y sobre todo una reconciliación que ya no será posible. También tiene el teatro, afortunadamente, su equilibrio.

 

La culpa y el perdón sobrevuelan temáticamente su nueva novela. ¿Estamos todos necesitados de redención en algún momento de nuestras vidas?

Creo que estamos necesitados de perdonar y al mismo tiempo nos vendría bien que nos perdonasen otros algunas cuentas pendientes. Pero yo no soy experto en estos temas desde un punto de vista ‘clínico’, yo creo personajes con unos dilemas morales que tienen que enfrentarse a ellos mismos, a su pasado y a determinados actos de entonces cuyas consecuencias todavía perduran hoy. Apuesto por la ficción para tratar ciertos temas a partir de personajes en los que es más importante lo que les pasa que lo que dicen y, sobre todo, tratando de humanizarlos lo máximo posible.

Jauja es un título que me resulta evocador y que cada lector puede encontrar en él un significado propio”

 

Su Valdecádiar no es Macondo ni lo pretende. ¿Pero qué busca ubicando de nuevo ahí esta historia?

No pretendo nada más que darle la verosimilitud que requiere toda ficción literaria, y en ese territorio hecho a mi medida me encuentro bien porque lo conozco. Valdecádiar es una mezcla de pueblos que conocí de niño. En mi formación fue muy importante pasar veranos en un pueblo alejado de la ‘civilizacion’ con otros códigos de comportamiento, otras maneras de quererse, de hablarse, de relacionarse, con otra lengua y otro lenguaje y otras formas de ganarse la vida y pelear por ella… fue otra fuente de conocimiento como lo fueron las lecturas, las obras de teatro, las películas, las vivencias…

 

Lo rural y la emigración, dos fenómenos muy presentes en la realidad actual de este país, y también en el engranaje de algunas de sus novelas. ¿Explican muchas cosas estas dos realidades?

Sí, explican muchas realidades y un tema de gran actualidad como son las desigualdades económicas, un tema muy contemporáneo. En la novela no hay maniqueísmos en el sentido de que ambos escenarios son propicios para el bien y para el mal,  pero es indudable que la España rural de los cincuenta o los sesenta es distinta a la de ahora, en aquella España por ejemplo aún se decía “esto no es jauja”.

 

Y Jauja como título de su novela. ¿Qué es su “Jauja”?

Jauja es un título que me resulta evocador y para el que creo que cada lector puede encontrar en él un significado propio: por ejemplo, para María Broto no significa lo mismo a los cuarenta que a los diez. Cuando era pequeña significa abundancia, ahora lo asocia más a un tiempo de juventud en el que la abundancia material era lo de menos, ese tiempo en el que cuanto menos tenía más feliz podía ser.

 

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