Esta semana se han cumplido 40 años de la vuelta a la normalidad democrática en España. La ciudadanía pudo volver a votar en unas elecciones generales. Se empezó a pasar de una España en blanco y negro, donde las colas te llevaban a suspirar por los productos de primera necesidad, a otra, donde la denominada “sopa de letras” de los partidos fue la tónica dominante.

Hizo falta la memoria, el aprendizaje, el recuerdo constatado de lo último que se votó en 1936. Hizo falta recordar incluso procedimientos básicos del sistema de votación. Algunos electores ni siquiera conocían a muchos de los candidatos o el nombre concreto del Partido al que votaron. Era, su primera vez.

Es muy necesario, ahora, en pleno siglo XXI, echar la vista atrás y mirar esa España que emigraba, que también volvía del exilio, que había sido acogida con gratitud allende de nuestras fronteras. Una España que podía prosperar con la entrega de estos compatriotas con ganas de aportar.

Y digo esto, precisamente en la semana que hemos celebrado el Día internacional de las personas refugiadas. Bajo el símbolo de una maleta o de una silla vacía se visualiza el estereotipo del deseo de acoger.

Frente al discurso del odio o del miedo, escuché en unas Jornadas celebradas en la Asamblea de Extremadura a varios profesionales de los medios de comunicación clamar contra la guerra (¿dónde están guardadas las famosas pancartas del “No a la guerra”). Gritar contra el negocio de las mafias que se lucran con la desesperación. Que lo reducen todo a economía. Que priman la industria del armamento y de la reconstrucción frente al deseo humanitario de sentirte en el lado del prójimo.

Así pues, tengamos presente, ahora que nos quejamos de las olas de calor, que los grandes desafíos globales a los que nos tenemos que enfrentar, como el cambio climático o la necesidad imperiosa de compartir nuestros espacios  con los refugiados, (como en otras épocas lo hicieron con nosotros), van a ser elementos prioritarios de las agendas públicas.

El Gobierno de Extremadura,  ha dado enormes pasos en este sentido. Sin embargo, debemos derribar otros muros, como el pertinaz empeño del Gobierno de la Nación por mirar para otro lado. Por esperar…

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