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La maleta

David Almorza Gomar
David Almorza Gomar
Profesor Titular de Universidad de la Universidad de Cádiz, en el Departamento de Estadística e Investigación Operativa, adscrito a la Facultad de Ciencias del Trabajo. Ha sido Vicerrector de Alumnos de la Universidad de Cádiz (desde el año 2003 hasta el 2013) y Vicerrector de Responsabilidad Social y Servicios Universitarios de la Universidad de Cádiz (desde 2013 hasta 2015). Durante estos doce años, ininterrumpidamente, ha tenido entre sus competencias el Área de Deportes de la Universidad de Cádiz. Ha promovido la creación del Aula Universitaria de Fútbol de la Universidad de Cádiz, y en estos momentos ocupa el cargo de Director del Aula de Fútbol. Tiene el título de Entrenador Nacional de Fútbol con Licencia UEFA-PRO. Ha entrenado en las categorías Infantil y Cadete del Cádiz C.F. desde el año 2010 hasta la actualidad. Además, en el Cádiz C.F. ocupa el cargo de Coordinador de Delegados y Auxiliares de Fútbol Base desde el año 2014.
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análisis

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En una ocasión Boris Pérez iba a impartir un curso. Para llegar a su destino debía coger dos aviones, haciendo transbordo en Madrid. Como solo iba a pasar una noche fuera de casa, decidió cargar una maleta con todo el material de trabajo para los estudiantes.

Al llegar al destino final la maleta no aparecía. La explicación que le dieron era curiosa: “La maleta no ha venido”. Boris se quedó perplejo. “Vamos a ver”, dijo, “no se trata de que la maleta viaje por sus propios medios, de ser así no necesitaría avión. Por tanto, no es que la maleta no haya venido, sino que ustedes no la han traído”.

Durante el año 2010 se extraviaron 29,4 millones de maletas en los aeropuertos de todo el mundo. Los aeropuertos europeos estaban a la cabeza en las incidencias de equipaje. Un 44% del total de las maletas de ese año se extraviaban o perdían en Europa. La maleta de Boris formó parte de esas estadísticas.

Era el momento de regresar y la maleta no había aparecido aún. Como le prometieron que llegaría al día siguiente en el primer vuelo de la mañana, comunicó a la compañía que ya la dejaran en ese mismo aeropuerto donde estaba y que él se la llevaría. Se dirigió al aeropuerto convencido de que les entregaría la maleta sin abrir para que los de la compañía aérea la volvieran a perder.

No pudo ser porque la maleta aún no estaba. Esta vez la explicación fue otra: “La maleta se ha quedado en Madrid”. Esto ya era el colmo. Boris se imaginó a los responsables de las maletas que fueron a cogerla y que su maleta opuso una gran resistencia. Serían varios porteadores, pero su maleta se hizo fuerte. “Eso no es”, dijo Boris, “no es que la maleta se haya quedado en Madrid, lo que ocurre es que ustedes la han dejado allí”.

Boris pensó que esa manía de hacer responsable a la maleta por no saber viajar sola, o al dueño por no haberle enseñado, es una excusa habitual en las compañías aéreas. Asumir la responsabilidad es ya más raro.

A día de hoy Boris aún no sabe en qué lugar del mundo está su maleta. Piensa que viaja más que él y que lo hace gratis. Supone que su maleta lleva una vida difícil sorteando a las hábiles compañías aéreas y a sus sistemas de seguridad.

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