Una vez más sale a la luz otra fuente corrupta de financiamiento de la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto, la causa de Odebrecht señala a Emilio Lozoya como el político mexicano que recibió dinero a cambio de asignación de obras, en este caso, se habla de al menos de 10 millones de dólares cómo moche –propinas– por los contratos que fueron concedidos por el exdirector de Pemex.

Los moches fueron recibidos a través de Lozoya, uno de los alfiles del presidente Peña Nieto, quién también fue una pieza clave para la gestión de los moches de la española OHL encargada de las obras en el Estado de México en los tiempos en que el presidente figuraba como gobernador.

Además de recibir ese dinero sucio de la empresa brasileña para la campaña presidencial de Enrique Peña, Lozoya fue el encargado de concretar la madre de todas las reformas neoliberales, la privatización de los hidrocarburos y el consecuente desmantelamiento de la empresa que hasta entonces fuese el sostén de la economía mexicana.

Emilio Lozoya al igual que Javier Duarte, otro de los financiadores de la campaña presidencial, se perfila para ser sometido a un proceso judicial a modo, que lo dejaría inmune ante la verdadera justicia, todo con el propósito de evitar la confesión de la evidente implicación del presidente de la República, apoyándose en el principio de que nadie puede ser juzgado dos veces por el mismo delito.

Es un blanqueo de secuaces, esa es la misma lógica del reciente sistema anticorrupción por el que se pretende dejar sembrados a fiscales y magistrados encargados de las investigaciones y de las eventuales condenas ante la inminencia del triunfo de Andrés Manuel López Obrador en el 2018.

El discurso de López Obrador centrado en la denuncia de la mafia por más descalificado y tildado de maniqueo por opinadores e intelectuales del régimen, se fortalece a cada escándalo, con todo y la campaña negra en su contra.

Existe la mafia mexicana y se apoya en el PRI o en el PAN indistintamente, sus orígenes se remontan al sexenio de Carlos Salinas y su ADN en el grupo Atlacomulco, la síntesis de esa combinación es el salinismo, sistema de pensamiento altamente corruptor que hizo de las llamadas concertacesiones su principal herramienta.

Estas fueron la concesión de gubernaturas al PAN a cambio de docilidad y recientemente se replicaron bajo el llamado Pacto por México por el que se concedieron gubernaturas y la ansiada reelección inmediata de legisladores a cambio de la aprobación de la última generación de reformas privatizadoras.

La confabulación de la falsa oposición y del régimen se pretende rebautizar bajo el concepto de gobiernos de coalición que sería el resultado de postular a un tecnócrata priísta bajo las siglas de la alianza PAN-PRD, a eso que hoy llaman Frente Amplio que no es más que un burdo compromiso de repartición de cargos.

La danza de los huesos, la chuleta para todos, el robemos juntos es la ruta de la mafia, hampones de cuello blanco que se robaron la presidencia en 2006 para Felipe Calderón -PAN- y la misma que compró en 2012 la presidencia para Enrique Peña -PRI- con dinero sucio como el procedente de los moches a Odebrecht y OHL.

Así que la supuesta lucha anticorrupción en realidad trata de evadir la justicia, es impunidad, los procesos en contra de exgobernadores como los Duarte, Borge, Padrés, Medina, los Moreira y a los que seguramente seguirá el de Lozoya son una vacuna contra la justicia, son un vulgar blanqueo de secuaces, pues las fechorías de todos esos chivos expiatorios son parte de la misma trama de corrupción.

Los mexicanos vivimos las consecuencias de la tolerancia a esa corrupción, sin embargo, hay voluntad de cambio y lo más importante hay ciudadanía crítica e incluso organizada, hay prensa comprometida con la verdad aunque sea poca y contamos con un sistema de pensamiento basado en la honestidad, natural remedio contra la corrupción, eso es justo lo que representa el obradorismo y el miedo a su gobierno es la razón por la que la mafia quiere dejarlo atado de manos.

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Conferencista, participante y delegado en múltiples eventos internacionales en Azerbaiyán, Francia, Argentina, Cuba, Costa Rica, El Salvador, Nicaragua, Panamá, Venezuela, Colombia, Ecuador, República Dominicana, Perú y Brasil. Escribo en Milenio Diario y asesoré a los secretarios de gobierno de Puebla y de la Ciudad de México. Soy el único mexicano que ha presidido la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina y el Caribe, en su apartado juvenil (COPPPAL-Juvenil). Egresé de la Facultad de Derecho de la UNAM y me he especializado en derecho electoral. A los 27 años competí por una diputación local en Puebla. Actualmente estoy convencido de la regeneración nacional en MORENA, y trabajo para ello, en Huauchinango, Puebla, donde nací.

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