Los Juegos Olímpicos ya han terminado, pero el precio de la luz sigue batiendo récords. Un país como España, con una crisis económica ya sistémica, con unos salarios bajísimos, con unos problemas de competitividad de las empresas terribles y con un mercado laboral basado en la absoluta semiesclavitud de las plantillas, no puede permitir que la electricidad se convierta en un elemento que lastra el crecimiento. Y el Gobierno de Pedro Sánchez lo está permitiendo al no hacer nada.
Ya ni siquiera se trata de culpar a las compañías eléctricas, que tienen su parte de culpa. Se trata de una cuestión de voluntad política que tiene mucho que ver con la modificación del sistema de subasta que fija los precios finales que los usuarios (particulares y empresas) pagan por el consumo eléctrico.
El precio medio de la luz en el mercado mayorista volverá a tocar hoy nuevos máximos históricos por segundo día consecutivo, con un precio medio de 111,88 euros el megavatio hora (MWh), superando así el récord alcanzado ayer de 106,74 euros.
En su comparativa con el año pasado -el segundo martes de agosto fue el día 11-, el alza es del 188%, es decir, el precio de este martes casi triplicará el registrado hace exactamente un año, cuando se limitaba a 38,88 euros/MWh.
El precio estará en todo momento por encima de los 100 euros/MWh, marcando su máximo diario desde las 20.00 horas hasta las 22.00 horas (120 euros/MWh), mientras que el mínimo se alcanzará entre las 16.00 y las 17.00 horas (102,02 euros/MWh).
El precio del gas
Este encarecimiento en el precio del mercado eléctrico está motivado por los altos precios de los derechos de emisión y el encarecimiento del gas natural.
En concreto, los derechos de emisión se han encarecido hasta superar en este arranque de agosto los 54 euros por tonelada, cuando a principios de año cotizaban en torno a los 33 euros. Mientras, el precio del gas natural repunta ya hasta los 41,7 euros por MWh.
Sin embargo, esto no debería aplicar en el precio de la electricidad si el sistema de subasta no estuviese determinado por las generaciones de energía más caras. En concreto, en la fijación de las tarifas se valora el precio de cada una de las opciones de generación de energía: solar, eólica, hidráulica, nuclear, térmica o gas.
En resumen, aunque es un sistema muy complicado, finalmente se fija el precio siempre en base a la opción más cara que suele ser la del gas natural. ¿Por qué desde el Gobierno no se cambia este sistema y se aplica lo contrario, es decir, la fijación del precio de generación más barato? ¿No sería, además, un sistema que potenciaría la generación de energía a través de las renovables? Esta es la demostración que el problema del precio de la luz en España no es exclusivo de las eléctricas, que tienen una importante parte de culpa, sino que hay voluntad política para que nada cambie.
Intervención y nacionalización, Enerxía más barata, pronto pago de la deuda y todos contentos. Es que no puede haber un problema con una solución más sencilla. A los políticos todavía Les quedarían los bancos para agotar su periodo laboral.