Conferencista, abogado, experto en cuestiones internacionales y ex candidato presidencial, Edmon Mulet es una de las nuevas y principales novedades en la política guatemalteca en los últimos años, tan necesitada de líderes honrados, honestos y preparados. En esta entrevista, realizada desde la distancia que nos permiten los medios tecnológicos, analiza el impacto de la crisis del covid-19 en su país y también en el mundo.

¿Cómo ve la situación de Guatemala hoy?

Estamos en una situación, a causa del covid-19, muy mala debido a que tenemos una infraestructura médica muy precaria. Por ejemplo, apenas tenemos 0,6 camas por cada 1.000 habitantes, muy por debajo de casi todos los países del mundo, y mostrando una fragilidad médica muy acusada. El 13 de marzo, cuando tuvimos el primer caso y comenzó el aislamiento social y las medidas restrictivas tomadas, se vio que era la única forma de parar esta pandemia , mientras que en otros países, mejor preparados para hacer frente a esta amenaza dejaron pasar algo más de tiempo antes de imponer el confinamiento. Así las cosas, se logró que en Guatemala se evitara la rápida propagación de la enfermedad, a pesar que en las últimas semanas hemos tenido una progresión geométrica de la misma y las capacidades del Estado, nuevamente, se han visto superadas por la rápida extensión del coronavirus. Toda esta situación, agravada ahora con el covid-19, tenemos que verla en un contexto en el cual el Estado guatemalteco muestra una enorme incapacidad para hacer frente a la crisis que ahora padecemos, a pesar de que el Congreso de la República aprobó un presupuesto para hacer frente a la misma que no ha sido todavía ejecutado. Pero donde realmente golpea la crisis es en los sectores sociales más desfavorecidos de la sociedad, pues debemos tener en cuenta que el 75% de la población e Guatemala pertenece a la economía informal, empresarios y trabajadores que lo que producen en el día es con lo que viven y no suelen tener otros recursos alternativos para vivir, algo que ocurre en casi todos los países de América Latina, lamentablemente.

¿Cómo valora la gestión de su gobierno en esta crisis?

El Gobierno de Guatemala en el asunto del control de la pandemia lo ha hecho bien, considero, en el sentido de restringir la salida de personas y el confinamiento, pero también creo que no atendió el aspecto económico y, por ejemplo, hay 345 municipios en toda Guatemala, de los cuales la mitad no tienen casos de coronavirus. El Gobierno ha impuesto las medidas por igual en todos los municipios y yo creo que se podrían haber impuesto esas medidas selectivamente y no cerrando la economía en todo el país por igual sin tener en cuenta ese aspecto de que había una buena parte del territorio nacional no afectada por la pandemia. Creo que haber paralizado la economía nacional y no territorialmente ha sido un error que ha provocado una grave crisis en toda Guatemala, a mi punto de ver evitable si se hubiera atendido localmente. Creo que tomando medidas preventivas en los territorios no afectados hubiera bastado sin necesidad de dañar en los mismos a su economía y a todo el tejido social, hoy muy afectado económicamente por la pandemia. Es un error haber paralizado a nivel nacional todo el país. Luego, muchas veces, se toman medias y acciones muy precipitadamente, sin apenas pararse a pensar si son las más adecuadas, y se generan vinculadas al aspecto económico al que me refería antes. 

Usted lidera una alternativa política al actual ejecutivo de Guatemala, ¿qué le ofrece a la sociedad?

Nosotros ofrecemos a Guatemala un plan viable y creíble de austeridad, algo que el actual Gobierno nacional siempre pregona y exige a todos los sectores sociales del país sin dar el ejemplo con algún acto de que realmente pueda liderar el mismo. Mas bien está ocurriendo lo contrario, pues observamos que utilizan los recursos inadecuadamente y en asuntos muchas veces absolutamente innecesarios, como ha hecho el presidente del Congreso de la República, que pertenece al partido oficialista, y que en estos días se construyó un SPA para su uso propio en las instalaciones oficiales. Luego hacen compras directas, sin  necesidad de licitaciones públicas, y en ese capítulo se han producido abusos y compras injustificadas. Creo que el Estado, en las actuales circunstancias, debería reducir gastos, sueldos y costos innecesarios para hacer frente a la actual crisis y al momento tan adverso por el que estamos pasando. Este momento requeriría que los líderes políticos, que el Estado en definitiva, mostrará austeridad ante la sociedad, dando ejemplo, y ejecutando el gasto adecuadamente.

¿Cómo ve el día después de esta pandemia en Guatemala?

El primer desafío, aparte del coste en vidas humanas, será el económico y Guatemala es muy vulnerable en este sentido. Nosotros dependemos, en gran medida, de nuestras remesas del exterior, ya que tres millones de guatemaltecos viven en Estados Unidos y nos llegan al año diez mil millones de esos migrantes, siendo muy dependientes como país de ese dinero que llega del exterior. Esa parálisis casi total de los Estados Unidos a causa de la pandemia, dejando en el desempleo a millones de ciudadanos guatemaltecos, nos afectará directamente y paralizará nuestra economía. Otro aspecto importante de nuestra economía son las exportaciones, sobre todo de café, azúcar, palma africana y banano, principalmente, también se verá afectada por la caída en la demanda en los mercados internacionales a causa de la segura recesión global que provocará la pandemia. Y, entonces, como fruto de esos elementos descritos, el Estado no va a tener los suficientes recursos para hacer frente a las necesidades más apremiantes en este  periodo de crisis que se avecina Por no hablar del turismo, del que Guatemala depende tanto, y que está absolutamente paralizado a cuenta de la pandemia, dejando en el camino a los bares, restaurantes y hoteles, servicios en general, totalmente cerrados y sin ingresos. Concluyendo, el panorama económico de Guatemala se ve muy complicado y requerirá sacrificios y grandes esfuerzos.

¿Qué medidas tomaría para sacar a Guatemala de este atolladero?

En el plano, señalaría claramente la imposición de la austeridad, que creo que muy necesaria en Guatemala porque hay muchos gastos superfluos por parte del Estado y de la actual administración, ya que se desvían muchos fondos de una forma indebida y en costes absolutamente evitables. Por ejemplo, nosotros pertenecemos a una entidad como el parlamento centroamericano, que es una institución que no sirve absolutamente para nada y en ese foro se gasta un dinero que podría servir para otras cosas. Tenemos en ese parlamento a 22 diputados del país con sueldos astronómicos  y que no hacen nada ni sirven al país. Luego a los partidos políticos se les asigna una cantidad de dinero por cada voto que reciben de los ciudadanos, en un gasto innecesario y desaforado. Hemos creado, además, una enorme burocracia que despilfarra los recursos del Estado y que no atiende a las verdaderas necesidades de Guatemala, sino más bien todo lo contrario. Necesitamos esa austeridad pero ligada a la solidaridad social, un asunto en que el gobierno ha puesto en marcha una serie de programas que se han revelado absolutamente inoperativos y no han dado los resultados esperados. Tenemos que poner en marcha esos programas, pero que sean realmente efectivos y lleguen a los sectores más vulnerables en estos momentos. Hay que facilitar el crédito a los pequeños empresarios para que puedan sobrevivir sus empresas y mantener los empleos. Otro aspecto que considero fundamental son las infraestructuras, de las cuales ahora carece Guatemala, y que son vitales para el desarrollo del país. Tenemos que poner en marcha un plan de infraestructuras porque traerá desarrollo y, además, generará empleo en construcción. El Estado debe también generar confianza, para que los guatemaltecos crean en su país, y así el capital nacional y extranjeros inviertan y generen una  dinámica de desarrollo social y económico. Tenemos ingentes de la población y hará falta un plan global que incluya todos estos aspectos de los que hemos hablado, recuperando el papel central del Estado y generando la confianza de los ciudadanos en el mismo. No será un camino fácil, obviamente, pero esa es la única vía que ayudará a la recuperación de la necesaria inversión privada que acabará, a la larga, creando empleo. 

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