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La ley de la eutanasia, más cerca de ser una realidad

Que nadie más tenga en este país que ser valiente

María José Sánchez Soria
María José Sánchez Soria
Mujer y socialista. Activista social y curtida por mil frentes en la vida. Optimista vital en cada lucha y animosa en la dificultad. Hija del 64 y heredera de todas cuantas me precedieron en la búsqueda de justicia.
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análisis

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Cuando a finales de febrero pasado, mi madre llegó al final de su vida y para evitar un sufrimiento inútil, el Consejo Médico de la residencia pública donde estaba, tomó la decisión (a petición nuestra) de sedarla pues ya comenzaba a tener desasosiego. Fue una tranquilidad para nosotros saber que iba a morir sin la agonía y el dolor que supone el final de la vida, en una persona que llevaba sufriendo Alzheimer y Parkinson durante más de 14 años .

Pero tuvimos que luchar contra la intransigencia de una enfermera, que impuso su criterio y su objeción de conciencia, por encima del bienestar de mi madre, que llevaba sedada ya dos días, y a la que no había visto pues se incorporaba después de sus vacaciones. Con todas las consecuencias que esta actitud causó en mi madre, que comenzó con un cuadro de fatiga, ahogo, tos seca constante, intranquilidad y agitación, cuando llevaba dos días en calma, dormidita con ratos de vigilia, pero en todo momento tranquila, acompañada de sus seres queridos y en paz. A mi madre sólo se le aplicaron cuidados paliativos, pero esta sanitaria los equivocó con la eutanasia, lo que es imperdonable en una enfermera que dice ser una buena profesional de la Sanidad.

Con el paso que se ha dado hoy jueves 17 de diciembre de 2020, de la aprobación de la Ley de Eutanasia en el Congreso de los Diputados, espero que esto no lo tenga que sufrir ningún español más. Que los profesionales sanitarios,siempre antepongan el bienestar del paciente, a sus condicionantes morales, que no éticos. Que siempre prevalezca lo que las personas han decidido por sí mismas, habiendo dejado firmado el testamento vital y que nadie les obligue a sufrir de forma inútil. 

Que de una vez por todas, se obligue a los profesionales sanitarios en hospitales y residencias públicas a cumplir con la ley, y a acudir a cursos en los que se les enseñe y no adoctrine, sobre lo que son los cuidados paliativos, que lo único que hacen es ayudar a morir de forma digna, sin dolor, ni sufrimiento absurdo. Y lo que es la eutanasia, sus diferencias y cómo está regulada en este país, con la ley más garantista de todas las que hasta el momento existen en los países de nuestro entorno.

Yo celebro que no se repitan casos como los de Ramón Sampedro, ni el de María José Carrasco y su marido Ángel, ¡con un acto de amor tan valiente!. Que nadie más tenga en este país que ser valiente, si no que se encuentre protegido por la ley. Quiero dar las gracias a todos los que han hecho posible esta ley, asociaciones y partidos políticos. Hoy todos los que esperábamos que se aprobase esta ley, debemos estar satisfechos por nosotros, y por todas las personas que queremos ya que a partir de ahora tenemos derecho a decidir no sólo como queremos vivir, sino como queremos morir.

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