“A menudo damos por hechos las cosas que más merecen nuestra gratitud”. Esta frase de la escritora Cynthia Ozick que hace unas semanas cumplió 98 años, la leí en una de las stories con las que nos regala energía cada mañana Didac Lee, desde su Instagram.
Quizá, la cosa más importante de mi vida que doy por hecho, sin agradecérlo lo suficiente, es la fotosíntesis, gracias a la cual se crea el oxígeno para que pueda respirar, ser y existir. Sí, desde los árboles captadores del tóxico CO2, al plantón, pasando por las plantas y malas hierbas.
El segundo agradecimiento, es a mis padres Luisa y Pablo que me concibieron para poder encapsular mi alma en un cuerpo material, una vez más, y ya van unas cuantas. Para que acabe de aceptar de una vez mi comportamiento atávico.
La tercera, como no podría ser de otra manera, es agradecer tu energía cuando al alba te auto programas neurolingüísticamente, y decides fluir en una frecuencia energética de amor y alegría durante ese día. Así, a lo largo de la jornada, cuál polo energético atraes experiencias y circunstancias en las que tu cerebro ve el vaso medio lleno, e invitar a los demás a compartir tu alegría en cada acción que haces por minúscula que sea.
Nos materializamos del amor entre dos seres diferentes. Nos desarrollamos en el encuentro feliz con desconocidos. Sin miedos y con respeto, convivimos. Vislumbramos nuestros dones innatos al emerger en forma de talento al ayudar a los demás, sin necesidad alguna de haberlo estudiado. Percibimos que se nos evapora el tiempo lineal si tenemos entretenido a nuestro cerebro haciendo diversas acciones a la vez, al florecer nuestras pasiones. Donde nos damos cuenta, de nuestra alegría en pequeñas rutinas, al ser quienes somos, y darnos libertad por lo menos durante unos minutos a no regirnos por las cosas y personas que poseemos.
La luz de vida
la vida amor,
tus palabras son sueños
en mi corazón
¡GO!