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La jacaranda y la jodienda

Santa Bárbara y San Fernando, la Albufereta y el Postiguet, San Blas y San Antón, Benalúa y Altozano, Nach y Arkano y, como no, la jacaranda y la jodienda lila, violeta y morada

Francisco Villena
Francisco Villena
Doctor en Estudios Culturales. Profesor y escritor. En mis ratos libres toco el bajo. www.circoiberia.com
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análisis

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Sí, les digo bien, la jacaranda y la jodienda, porque desde que el ayuntamiento se empeñó en que este árbol subtropical se adaptase al microclima alicantino la jodienda de la jacaranda lo empuerca todo. “¡Qué bonito se ve! Es como una lluvia de flores violetas”, dice el turista madrileño maravillado cuando la flor aún está en el árbol, pero es terminar la primavera y el pulgón todo lo destruye y la resina todo lo pringa. “Tanto tanto para tanta nada” que diría el maestro José Hierro. Hasta tuve que bañar a Fosforito el otro día cuando volvimos de un paseo: la melaza, la resina, que milagrosamente no es lila, agarra en la acera y de la acera a las patitas de los perritos que vuelven a su casa no solo habiendo sufrido a los humanos que empuercan las calles sino también a los humanos que deciden plantarnos la ciudad entera de especies foráneas.

¡Ay, la jacaranda y sus pulgones! Que envuelven de morado las aceras, los coches y las vías con una especie de melaza que lleva de cabeza a los operarios de la limpieza. ¡Y el dineral que llevo gastado en limpiar el coche! Afortunadamente para Fosforito ya no se plantan jacarandas en la ciudad, y cuando haya que sustituir los ejemplares en mal estado se hará por árboles que se adapten a la climatología de Alicante y sean propios de la zona.

Diez mil jacarandas hay en Alicante, lilas, violetas y moradas, que han proliferado tanto en la ciudad porque son baratas y los urbanizadores sobre todo de la época de Díaz Alperi recurrieron a ellas de forma sistemática con la intención de rebajar costes al desarrollar planes urbanísticos en la ciudad. A ver ahora cómo nos deshacemos de las jacarandas lilas, violetas y moradas. Otros años se soltaron insectos para controlar las plagas propias del microclima alicantino, incluso se usaron jabones biológicos que reducen el uso de químicos en árboles de parques y colegios -no sé yo si para no asustar a los perroflautas abraza-árboles o por morado prurito ecologista.

Sea como fuere, el problema persiste: señor Barcala, que sé que me lee, apiádese de mí: no me quedan zapatos ni zapatillas, toditicos los tengo pegajosos cuando vuelvo a casa, tengo el coche pringado, con insectos pegados, incrustados y fosilizados, tenemos las aceras sucias y, eso sí, alos turistas fascinados por el manto morado que todo lo cubre. ¡El dineral que se van a gastar en manguerazos! ¡Y sin necesidad de convocar oposiciones ni aprobar ordenanzas! ¡Pero qué bien huele la jacaranda!

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2 COMENTARIOS

  1. Árboles bellos donde los haya, me recuerdan momentos de una infancia muy feliz. Me apostaba bajo sus ramas inmensas y centenarias para sentir el aroma y la lluvia de flores, mientras las ráfagas de viento desguazaban los racimos de flores. ¡Qué más da que ensucien los coches y las aceras!

  2. No quiero que los quiten pero sí estoy totalmente de acuerdo con que los poden con más frecuencia, los limpien y los tengan adecentados. No se pueden tener abandonados. Con mas limpieza y una poda se acaba el problema.

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