La Isla de Tabarca con riesgos graves, sino se regula el número de turistas visitantes y el incesante tráfico marítimo

Es necesaria la puesta en marcha de un Plan Integral de Recuperación en el que se tengan en cuenta los problemas de sus moradores, los turistas, las rutas y los barcos de acceso marítimo. La situación ha vuelto a saltar en todos los medios y ha encendido nuevamente las alarmas en la única reserva marina de España

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El Gobierno cierra la Isla de Tabarca (provincia de Alicante, enfrente de Santa Pola) a las motos de agua y al fondeo de los barcos recreativos, apoyándose en problemas de tipo ecológico y anticontaminante, la orden se ha publicado el pasado 8 de Febrero del 2.019 en el Boletín Oficial del Estado, regulando la reserva marina de interés pesquero, definiendo su delimitación, así como los usos permitidos.

Los dueños de las embarcaciones recurrirán ante la audiencia nacional para cautelarmente suspender la orden del Ministerio de Agricultura, pesca y Alimentación. Hasta el próximo día 6 de Abril los afectados podrán recurrir la orden ministerial ante la Audiencia Nacional. Fuente: Diarioinformación.com.

Esto no afectara a las Tabarqueras y a los Taxi-barcos que facilitan el acercamiento desde la costa. En otras palabras se sigue respetando en sus usos a las empresas que actualmente hacen el servicio con la Isla y no se dice nada referente al número de visitantes.

En mi artículo en Diario16 publicado el 15 de Agosto del 2018, resaltaba que la primera pregunta que uno se hace cuando descubre la Isla de Tabarca, justo enfrente de Santa Pola y la Ciudad de Alicante, era hasta cuando permanecería así de bella, en un entorno fuertemente castigado por el turismo machacante y abrumador, con un número de visitantes diarios sin ningún tipo de control, que dejan al final de cada jornada la Isla como si hubiera pasado Atila, con un movimiento de barcos “Tabarqueras y barco-taxis rápidos”, equipados con dos motores muy ruidosos de 400 caballos cada uno, que justo tardan en ir y venir entre 8 y diez minutos.

Actualmente hay una regulación de reserva marina de interés público en dicha Isla, que define claramente los usos permitidos. Por tanto hasta el momento actual se permitían tanto las motos de agua, como el fondeo de todo tipo de embarcaciones.

La prohibición para las motos de agua ha causado una fuerte reacción contraria y enfado a los usuarios de este tipo de embarcaciones deportivas. El Ministerio ha determinado que esta prohibición afecta a toda la reserva marina, no solo a la reserva integral del Bajo de la Llosa. Y se hace para proteger al medio de la contaminación ambiental y acústica. La orden precisa además que con ello se evitaran los daños que se provocan a la posidonia oceánica una especie frágil y sometida a la protección europea.

Cualquier disposición que regule y evite la contaminación ambiental sea bienvenida, por ello mis felicitaciones al Ministerio de Agricultura y Pesca, como este es el caso, pero no se dispare con balas de cañón solo para hacer ruido y ejercer un cierto protagonismo de “reguladores” de nuestro ambiente, solo para la fachada. Hay varias reivindicaciones permanentes, disponer de un puerto en condiciones para hacer frente a los fuertes temporales, la rehabilitación de la muralla es urgente, así como la problemática actual de residuos urbanos. El proyecto de conexión de la depuradora de Tabarca con el de Santa Pola sigue pendiente, etc.

Cuando en Agosto del 2018 desembarcamos sobre las 9 de la mañana, las aguas estaban muy transparentes, no nos decían lo que podía suceder a última hora de la mañana, después de haber desembarcado miles de turistas, es decir una masiva afluencia. Botellas de plástico en sus aguas, restos de comida y papeles por los suelos. La limpieza la realizan sus habitantes cada uno al lado de su casa, pero en los lugares comunes hace falta una mejora evidente en la misma. Estamos hablando en todo momento de un entorno calificado como única reserva marina en España. Unos 5.000 visitantes diarios en temporada veraniega en el mes de Agosto.

Otra de las cosas que nos sorprendió, fue no encontrarnos ningún cartel que advirtiera de determinadas instrucciones para los visitantes y la importancia de no arrojar desperdicios. También la ausencia de carteles para indicar las zonas de baño permitidas. Instrucciones inexistentes tanto en la propia Isla como en los servicios de taquillaje en tierra con un –por ejemplo- folleto explicativo, para ayudar a preservar este ecosistema de gran importancia y concienciar a sus visitantes.

La orden ministerial queda totalmente insuficiente, si además no se limita, fundamentalmente en época estival, el número de visitantes diarios y se arbitran medidas informativas cautelares de los usos de Tabarca.

Tuve la oportunidad de conocer a la persona más anciana de la Isla, 92 años, y a su nieta, quien me manifestaba muchas preocupaciones en una breve conversación. Me refería algunas de las 2.700 quejas (residentes y no residentes) por temas relacionados con el medio ambiente, la sanidad y el transporte público hasta la costa, situada a unos 8 km de Santa Pola.

Entre las peticiones de la Asociación de vecinos de Tabarca, se encuentra la necesidad de un helipuerto, un médico de forma permanente, solo hay un enfermero las 24 horas diarias, evitar que con ello se despueble durante el invierno, también el transporte regular subvencionado hasta la península muy cercana y un acuerdo por los horarios entre las empresas responsables.

El ministerio se puede apoyar en la contaminación acústica de las motos de agua, pero no debe olvidar el ruido espectacular de los motores de 400 caballos producidos por las Tabarqueras y barcos-Taxis rápidos. Se permitíó la construcción de un bello hotel – de muy dudosa necesidad- en el antiguo Palacio del Gobernador de gran riqueza histórica favoreciendo los intereses comerciales privados. Es verdad que en 1.980 se restauraron la mayoría de edificios, como la Iglesia, el Palacio del Gobernador, las murallas y el faro. Las murallas fueron declaradas conjunto Histórico Artístico y Bien de Interés Cultural.

Una Isla que podría ser auténticamente idílica, ha sido sometida brutalmente al peso del turismo de forma indiscriminada. Es verdad que se han tomado algún tipo de acciones conservativas, pero a todas luces insuficientes. Los barcos de transporte de turistas, circulan por una auténtica autopista marina y a unas velocidades dudosas y como me reconocía el patrón y propietario de un barco-taxi rápido, el tiempo invertido en la travesía hay que acortarlo al máximo, con el fin de poder transportar al mayor número de pasajeros en un tiempo record, a base de dotar a estas embarcaciones con unos motores mucho más ruidosos que una motos de agua y mucho más contaminantes. Todo un despropósito ambiental y ecológico.

 


Nota: El lector puede acceder al artículo de Félix Lareki del 15/8/2018 publicado en este mismo medio, Diario16, referido a este tema.

1 COMENTARIO

  1. Estimado Sr. Lareki:
    En este artículo deja más que evidente que no tiene ni idea de lo que sucede en la isla a la que usted hace mención en su artículo. Antes de proceder a publicarlo debería haber recabado más información.
    En la última década la isla ha evolucionado positivamente mejorando sus calles, accesos, estado de las viviendas, servicios de restauración y alojamiento y sobretodo en respeto y cuidado de su medioambiente terrestre y marino. Todo esto ha sido posible gracias a la implicación de la asociación de vecinos de la isla, a la asociación de comerciantes y hostelería, a los visitantes náutico que respetan y cuidan el entorno marino que para ellos es un tesoro y todo esto fin el más mínimo apoyo de las adminidtraciones.
    He de puntualizar que para su conocimiento la mayor parte de las zonas destinadas al fondeo son de fondos arenosos lo cual no causa daño alguno a nuestra muy querida posidonia y que disponemos de un servicio de vigilancia para que está acción se realice con orden y respeto

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