En la noche de ayer se suspendió en el minuto 39 de la primera parte del partido de octavos de final de la Copa del Rey que disputaban el Real Betis Balompié y el Sevilla Fútbol Club. La causa de la suspensión fue, en principio, la agresión que sufrió el jugador sevillista Joan Jordán tras ser golpeado por una barra de PVC negra de aproximadamente un metro de largo, tal y como se puede ver en las imágenes.
Se vivieron momentos de tensión. El Sevilla no quería jugar, no le convenía por las bajas que tenía, ya fuera por lesión, por los jugadores que están en la Copa de África o infectados de Covid. Se ha llegado, incluso, a acusar al entrenador del Sevilla, Julen Lopetegui, de instar a Jordán a fingir un desmayo para obligar, según indica el protocolo de la Federación, a suspender el partido. Así lo han afirmado jugadores del Betis en sus redes sociales:
El partido se reanudará hoy a puerta cerrada, a las 16.00 horas, pero la suspensión favorece al Sevilla y perjudica claramente al Betis. No en vano, el equipo de Nervión podrá jugar sin la presión del público. Respecto a los verdiblancos, apenas tendrán 48 horas de descanso respecto a su próximo partido de liga. Y, no se puede olvidar, en LaLiga el Sevilla ocupa la segunda posición seguido por el Betis.
Sin entrar más en el tema futbolístico, el problema de lo ocurrido ayer está en las altas instancias de la Federación y, sobre todo, el quién está dirigiendo el Comité Nacional de Árbitros.
Los lectores de fuera de Sevilla deben saber que Luis Medina Cantalejo es un declarado sevillista. Incluso, según hemos podido saber, su hijo juega en la cantera del Sevilla. Hace años, cuando estaba en activo, se decía en la capital de Andalucía que Medina Cantalejo se hizo árbitro para poder entrar gratis a los partidos en el Sánchez Pizjuán.
La condición humana, a veces, es cruel porque, en ocasiones, los sentimientos se imponen a la razón. Si anoche le interesaba al Sevilla que no se jugara el partido, por las razones antes expuestas, ¿qué haría Medina Cantalejo? Presuntamente, ordenar al árbitro del partido que suspendiera el partido. La suspensión fue un hecho.
Esto es una injusticia que, incluso, puede poner en riesgo la propia seguridad ciudadana y el orden público. Afortunadamente, anoche no hubo incidentes. Sin embargo, ¿quién garantiza que hoy, al jugarse a puerta cerrada, no puedan sucederse enfrentamientos callejeros entre aficiones?
Lo mismo se podría decir de la propia Federación. El presidente, Luis Rubiales, engordando su ego en Arabia Saudí.
Aún recuerdo cómo, en una situación similar durante un Real Madrid-FC Barcelona, Carles Puyol, cuando Gerard Piqué quiso montar el numerito tras recibir un mecherazo de la grada (acto absolutamente deplorable), aquél le quitó el mechero, lo tiró a la banda y le gritó «¡A jugar!». Eso es lo que anoche tuvo que haber pasado, pero, por desgracia, había otros intereses que tenían, presuntamente, el beneplácito de la sevillista cúpula arbitral.
Sin embargo, lo peor de todo es que esta injusticia es un reflejo de la España actual, donde la justicia no es más que el coto privado de los poderosos, donde se permite que determinados clanes elitistas controlen los tribunales o la política, donde el incumplimiento de promesas se ha convertido en rutina o donde se anteponen los intereses de unos pocos frente a los de la mayoría.
Illo, espabilado, por que no has escrito nada de fútbol antes y saltas con el Sevilla? Te recuerdo que los votantes de vox son de los remedios y beticuchos. Dando la cara por los franquistas. Sevilla fc hasta la muerte y un poquito más. Vete con tu novio lopera