martes, 23abril, 2024
20.4 C
Seville
Advertisement

La inesperada resurrección de Sebastian Vettel

- Publicidad -

análisis

- Publicidad -

Parecía que el calvario de Sebastian no iba a tener fin. Tras la cuali del sábado en el GP de España, en la que no consiguió meter su Ferrari ni siquiera entre los diez primeros, hasta sus más fieles seguidores sintieron la tentación de mirar hacia otro lado.

-Vettel está acabado por completo.

-Lo estaba hace mucho tiempo.

-Se debería retirar.

-No creo que ningún equipo en verdad lo quiera fichar.

Y entonces, inesperadamente, como una nube de agua en el desierto, sucedió el pequeño milagro.

La carrera de Barcelona estaba en su segunda mitad, Leclerc -un Leclerc nervioso e inhabitualmente impaciente- había abandonado. Sólo le quedaba a Ferrari el coche de Vettel, y la estrategia era volver a parar para cambiar sus neumáticos, los más blandos. Y Vettel pregunta por la radio:

-¿Qué queréis que haga?

Su ingeniero le responde con mal tono, sin interés ni esperanza, ¿qué podría hacer Vettel, el piloto acabado, ya?

Tuvo que insistir el alemán y de nuevo los malos modos de su ingeniero.

-¿Queréis que aguante hasta el final?

-Eso te hemos dicho.

Era imposible. Los neumáticos blandos no podían aguantar más vueltas, y aún faltaba demasiado para el final de carrera. Por otra parte no se perdía nada: si le adelantaban todos, como evidentemente pensaba su ingeniero iba a suceder, quedaría de igual modo fuera de los puntos.

Y entonces Vettel se hizo grande y su grandeza cubrió hasta el último milímetro de su Ferrari, con todo el mimo, con todo el amor, con toda la experiencia que nadie le puede negar.

-Vamos ruedecitas, tenéis que aguantar.

Y empezó un nuevo episodio de su calvario. Los Racing Point le dejaron atrás, y aunque a Carlos Sainz le costó más, también le adelantó poco después. No había nada que hacer. Estaba sin gomas y le iban a pasar todos, el primero Albon con su RedBull.

Pero no. Albon no le pasó. Vettel consiguió aguantar, estirar lo que tenía más allá de lo verosímil, decidido a de ningún modo dejarse derrotar. Un puesto 7 para un tetracampeón mundial en un principio puede parecer basura, pero en este caso tuvo tanto mérito y sufrimiento que a Sebastian le supo mejor que a Hamilton su victoria (el recordman ni siquiera gritó con entusiasmo, son tantas carreras ganadas ya y tan exageradamente aburrida la superioridad, que aunque no quiera empieza a darle igual).

Nadie quería ver así a Vettel. Ni siquiera sus más enconados detractores. Creemos que a todos los aficionados, sin excepción, les ha refrescado la garganta esa nube en el desierto, volver a verlo vivo y con capacidad para luchar.

Tigre tigre.

- Publicidad -
- Publicidad -

Relacionadas

- Publicidad -
- Publicidad -

DEJA UNA RESPUESTA

Comentario
Introduce tu nombre

- Publicidad -
- Publicidad -
- Publicidad -
Advertisement
- Publicidad -

últimos artículos

- Publicidad -
- Publicidad -

lo + leído

- Publicidad -

lo + leído