Para muchos habitantes de Reino Unido el 1 de febrero pasó como un espejismo, pues en práctica y apariencia, la salida de la UE no se hará “efectiva” hasta el 31 de diciembre de 2020. No obstante, a comienzos de semana, Boris Johnson ya movió sus primeras fichas y rechazó ajustarse a las normas comunitarias para un futuro acuerdo comercial con la Unión Europea. El conservador también afirmó que Reino Unido buscará un acuerdo comercial como el de Canadá y de no llegar a un acuerdo de estas características, pondrá a funcionar el protocolo del Acuerdo de Retirada que evitaría la creación de una frontera en la isla irlandesa.

Atrás quedó esa primera consulta sobre Europa planteada en 1975 por el gobierno laborista de Harold Wilson, en la que se le preguntó a la población británica si pensaba que Reino Unido debía permanecer en la Comunidad Económica Europea, y que un 67% votó sí a Europa. 45 años después, 52% frente a 48% ha sido el resultado que ha dividido a la sociedad británica, dándole la mayoría absoluta a los conservadores de Boris Johnson. En el camino quedaron David Cameron, Theresa May e incontables pugnas parlamentarias.

Por otro lado, el plan B planteado por Johnson implicaría una relación de mínimos basadas en la directrices de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y respecto al protocolo diseñado para la posibilidad de un no acuerdo, Irlanda del Norte permanecerá en territorio aduanero de Reino Unido con el beneficio de la futura política comercial del Reino. Además, continuaría como punto de entrada al mercado único europeo, ya que no existirá frontera con la República de Irlanda, perteneciente a la UE.

Pero, ¿qué pasa con las personas que fueron a Reino Unido para labrarse un futuro? ¿Cuál es su situación actual? ¿Cómo es la burocracia para normalizar su situación? ¿Qué perfil deben cumplir para quedarse allí sin problemas? ¿Se respira intranquilidad? Diario16 ha tenido la oportunidad de hablar con dos jóvenes andaluces que trabajan y estudian en Londres para que nos cuenten de primera mano cómo viven este cambio de paradigma político.

El Brexit a través de la mirada de dos jóvenes migrados a Londres

Julia es gaditana y tiene 27 años. Graduada en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla, marchó a Londres para especializarse en su verdadera vocación: el maquillaje de cine. Llegó en 2014 y recuerda no haber tenido ningún problema para estudiar ni encontrar trabajo allí. Con la salida de Reino Unido de la UE, Julia comenzó el trámite burocrático pertinente para seguir trabajando en el país que la acogió hace seis años. “Este trámite solo puedes hacerlo si llevas más de cinco años viviendo aquí y para ello tienes que validar y dar pruebas de que has residido aquí durante ese tiempo”, afirma la gaditana.

La semana de Julia ha transcurrido entre papeleos y búsqueda de recibos y contratos que confirmaran su estancia en Londres. “Ya envié la solicitud y estoy a la espera de que me contesten, aunque supuestamente con esto ya tendría derecho a quedarme… pero no estoy segura de si tendré que aportar más documentación en un futuro próximo”, advierte. El caso de Julia es particular, ya que trabaja como autónoma en el sector del cine, pero confía en que los cinco años de trabajo sirvan para validar dicho trámite.

“Tengo la incertidumbre compartida por muchas otras personas porque no nos dan una información clara, aunque sabemos que tendremos más problemas para todo”, lamenta Julia. Y añade un ejemplo que le toca de cerca: “Una compañera freelance de Budapest que trabajaba en mi anterior estudio, venía a trabajar a Londres a tiempo parcial cuando salía un rodaje o había que realizar un trabajo de prótesis determinado. Con la llegada del Brexit, no creo que pueda volver a hacerlo ya que la empresa contratante tendrá que hacer un sin fin de trámites y pagar mucho más dinero por tener contratada a una persona de fuera del Reino Unido”.

Javier es un ingeniero forestal de 29 años, nacido Écija (Sevilla). Actualmente vive en Londres donde realiza su doctorado en teledetección ambiental. Llegó hace seis años a Inglaterra buscando un porvenir que España, en ese momento, no le aseguraba y con la intención de estudiar un máster que solo había allí. “Encontrar trabajo fue bastante fácil”, asegura Javi, “llegué un jueves y el domingo ya estaba trabajando, por lo que el trámite para encontrar trabajo en Reino Unido era bastante fácil, solo tenías que sacarte tu número de la Seguridad Social y comenzar a trabajar legalmente”.

La facilidad para encontrar trabajo la achaca a la necesidad de mano de obra que califica de “no barata, porque realmente estaba bien pagada”. En este sentido, Javi explica que “este será un de los principales problemas que tendrá Reino Unido, ya que los trabajos en comercios locales y en todo lo que no son grandes empresas multinacionales o grandes industrias, son desarrollados por extranjeros, especialmente europeos, italianos, españoles y polacos…”.

Respecto a la salida del Brexit, el ingeniero lo asemeja a lo sucedido con la ultraderecha en España. “Parece que nadie conoce a nadie que haya votado a Vox y aquí, en Reino Unido, nadie ha sido cómplice de votar sí al Brexit”. En el caso particular de Londres, Javi comenta “que no es un buen reflejo, ya que su multiculturalidad la hace obligadamente antiBrexit”. Uno de los principales problemas que Javier prevé que ocurra guarda relación con “un desequilibrio aún mayor de las clases sociales, principalmente por el acceso a una educación universitaria que, al contrario de España, precisa de un desembolso económico importante”, y por ende, acusará el acceso a trabajo con mejores condiciones.

En el ámbito académico el Brexit promete ser un “gran palo”. Comenzando por las universidades y los precios de matriculación, que antes estaban reducidos casi a la mitad para estudiantes europeos; pasando por el sector de la investigación, concretamente el aeroespacial donde Javier desarrolla su doctorando, en el que hay “muchos proyectos liderados por la Agencia espacial europea”, apunta. En este caso, “Inglaterra y Alemania son las potencias europeas en investigación espacial y con el Brexit se ponen en serio peligro algunos proyectos”, alerta el ingeniero. “En mi caso particular no, pero ya está ocurriendo que proyectos a largo plazo se están quedando sin apoyo económico”.

En 2019, según las cifras del Ministerio de Exteriores de Reino Unido, 180.000 españoles residían oficialmente en el país.

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