Al día siguiente de Navidad, Vox aparecía dando titulares. Esta vez, la misa que habían pedido en memoria de «los niños abortados».

El grupo municipal de Gelves (Sevilla) anunció que se celebraría una «Santa Misa por todos los niños abortados durante el año 2019»; «asimismo, por todas aquellas mujeres en peligro de exclusión y con pensamientos de abortar», decían.

Pretendían que la misa se celebrase el día 28 de diciembre, día de los «Santos Inocentes» en la parroquia de Santa María de Gracia. Pero desde la propia Iglesia han parado los pies a la formación política, aunque no han podido -de momento- evitar que el mismo día 28 se lleve a cabo un acto donde se leerá un manifiesto «provida» y se repartirán muñecos como réplica de fetos de 14 semanas.

Ha sido el Arzobispado de Sevilla quien ha comunicado que el propio párroco del municipio de Gelves les había informado sobre la misa que celebrará el próximo día 28 como cada año, dejando en manos del Arzobispado la decisión de si se debería o no hacer alusión a los abortos, tal y como anunciaba Vox. La respuesta por parte del Arzobispado ha sido que la misa «se celebrará con normalidad».

De esta manera, el propio párroco se ha puesto en contacto directo con la formación política para informarles de que «no se llevará a cabo esa eucaristía por orden de Palacio». Desde Vox consideran que el cambio de rumbo se debe al revuelo mediático que se ha producido, y ha provocado que los órganos de decisión de la Iglesia Católica hayan tenido que tomar medidas al respecto. Vox manifiesta recibir esta noticia con sorpresa y no comprender ni compartir la decisión final que se ha tomado, ya que, según señalan, no pretendían «hacer política» con esta cuestión.

No es el único enfrentamiento que han tenido con la Iglesia

La reacción que ha tenido el Arzobispado de Sevilla no ha sido el único encontronazo que ha tenido la formación verde. Precisamente el arzobispo de Tánger también ha tenido que pararle los pies a la formación de extrema derecha estos días: Vox exigía que la Iglesia del Carmen, en Ceuta, fuera restaurada con el dinero utilizado hasta ahora para ayudar a los menores migrantes. La respuesta De Santiago Agrelo Martínez fue rotunda: «ni un sólo euro de los robados a los pobres para poner un sólo ladrillo en esa Iglesia», sentenció.

 

 

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