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La herida en la mano de Carlos Alcaraz

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análisis

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Nadie parece haber reparado en ello, concedido importancia al momento en el que Carlos Alcaraz dejó de ser en Miami el hombre que dominaba el inolvidable partido contra Janik Sinner para comenzarse a desdibujar.

¿Qué pasó? Según lo recuerdo Alcaraz ganaba un set a cero y servía para hacerse con el 5-4 en el segundo set. Sinner estaba fatal: no hacía más que mirarse los pies, tirarse de la punta de los dedos, y hasta parecía cojear; así lo señaló uno de los comentaristas, y al escucharlo me fijé y era verdad. Para mayor abundancia las cámaras de televisión apuntaron varias veces a un tipo que no parecía tener nada de especial, aunque sí lo tenía: era el fisio de la organización que estaba en las gradas listo para bajar; todos pensamos, o al menos yo pensé, que había requerido su presencia Sinner a causa de sus problemas en el pie. Pero no. No había sido Sinner quien reclamaba la presencia del fisio, sino Charly, Carlitos (de nuevo Carlitos) Alcaraz. Se había caído al tratar de alcanzar una bola, se cayó varias veces durante el encuentro, y al levantarse en esa última caída durante un instante se fue de Miami, se olvidó de todo y de todos para mirarse con la máxima atención la mano. Creo que era la mano izquierda, pero para él la izquierda también es fundamental. Bajó el fisio. Le examinó. Tenía una herida en la mano.

-Una venita rota –dijo Carretero, que estaba de comentador; y lo dijo como si no tuviera importancia. Pero ahí, según yo lo veo, se fue Alcaraz. Vinieron los fantasmas, las lesiones que ha sufrido desde que ganó el Open USA, que fue la primera, y luego cuando se volvió a lesionar y tuvo que ceder una final contra Cameron Norrie que prácticamente tenía ganada ya, y luego quedarse sin jugar en Acapulco. ¿Se iba a volver a lesionar? ¿Pensó eso, temió eso? ¿volverse a lesionar?

Aunque lo de la mano no pareciera tener trascendencia vinieron los fantasmas y se fue Alcaraz. Quizá con otro rival menos duro, con menos hambre de derrotarle que Sinner, a quien había vencido en el abierto americano y también en su última confrontación en el Indian Wells; con otro rival, repito, quizá Alcaraz se habría logrado recuperar, alejar al fantasma y volver a sacar su tenis que en Miami se reveló como el mejor del circuito y absolutamente espectacular.

Esa herida en la mano de Carlos Alcaraz. Diecinueve años. Un partido tan largo. Un rival con tantas ganas. Fue una tristeza verle perder. Aunque por supuesto no importa, los fantasmas se fueron enseguida; se habría recuperado del todo si el partido hubiese durado más. Estamos deseando volver a ver su tenis maravilloso, lleno de imaginación; la próxima vez será casi imposible que Sinner, el pecador, pueda volverle a ganar.

Tigre tigre.

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