El compromiso que se asume personalmente es una declaración de verdad y con ella de coherencia constante, no solo en días concretos de marzo y noviembre sino en todos y cada uno de los comportamientos que las mujeres y hombres, asumiendo su igualdad real, deben de practicar en todos sus actos vendan de donde vengan.
La Formación es el único elemento, como columna fundamental, capaz de erradicar la violencia de genero a medio y largo plazo. La unión de la seguridad y la formación, incluso, puede llegar a reducirla sensiblemente en el presente.
Combatir la violencia de genero es un trabajo de investigación y ejecución al mismo tiempo y tiene como objetivo principal, no solo las manifestaciones publicas o privadas, acompañadas de pancartas, slogan y la palabra si éstas no van unidas de honestidad, rendición de cuentas, de recursos públicos y, sin duda alguna, de la coherencia con el compromiso de igualdad real y feminismo. Este ejercicio de humanidad permanente de quien ejerce los referidos comportamientos consigue que la verdad de su destino y compromiso se transformen en un instrumento de formación, pilar básico para combatir la violencia de género desde su origen.
La investigación empírica
Ésta estará fundamentada en el acontecer practico vía la participación de distintos géneros de forma presencial o telemática practicado desde la pedagogía apropiada desde el conocimiento necesarios en diferentes materias: humanidades, comunicación, arte, sociología, filosofía, psicología, según programación, donde toda la formación debería pivotar alrededor de un eje, llamado Igualdad Real, origen de la formación contra la violencia de género. Desde el desarrollo e investigación se utilizarán diferentes teorías didácticas desde los principios fundamentales de la igualdad real para luchar contra la violencia de género.
Este proceso es el que une la formación con la igualdad real, de forma que se puedan afrontar con éxito los desafíos continuos a los que se enfrenta la sociedad, desde la formación, la igualdad real, la comunicación y la cultura-deporte para que se puedan llegar a estructurar las bases para un éxito perdurable en el tiempo con el objetivo final de poner al servicio de la sociedad un nuevo modelo eficaz de erradicar desde la infancia la violencia de genero y que así sea reconocido regional, nacional e internacionalmente.
Hay un hecho clave que muchas veces se olvida. La lucha contra la violencia de género no tiene siglas, ni siquiera debería tener ideología, sino que es un compromiso político y de la sociedad. Esta sí que es una «cuestión de Estado» real. Por tanto, como compromiso político no se pueden diferenciar siglas de ningún tipo y por supuesto, las partidas presupuestarias deben ser tan controladas, auditadas, tan honestas, tan serias, tan bien utilizadas de una manera más amplia que otros aspectos porque ese es el concepto del feminismo.
El feminismo está impregnado de honestidad y debe estar lejos de la corrupción más absoluta que también se genera en las acciones que se da, tanto desde lo público como de lo privado, cuando se otorgan beneficios a terceros que ni siquiera presentan programas y proyectos, mientras se niegan a otros organismos, tanto públicos como privados, que presentan planes de negocio, programas y proyectos de investigación.