En el entorno económico actual,  con una volatilidad creciente,  y diversos sistemas automáticos introduciendo millones de órdenes y haciendo el trading de alta frecuencia,  cada vez más popular,  estamos notando grandes cambios en los mercados.

Estos cambios generalmente suelen afectar a activos con bajos volúmenes de negociación,  pero en los últimos meses estamos notando un gran cambio fácilmente visible en el oro. En los últimos años y en realidad desde que tenemos uso de razón el oro ha funcionado para los inversores no sólo como activo para protegerse contra la inflación, sino también como valor refugio cuando el mercado se vuelve bajista.

Cuando el mercado empieza a incrementar su volatilidad, los inversores buscan donde poder cubrir sus inversiones y resguardarse hasta que escampe la tormenta, con lo que gracias a los derivados cada vez tenemos más alternativas para diversificar nuestras inversiones,  cuando  el viento sopla en contra.

En la actualidad hemos podido observar como desde hace bastantes meses el oro se ha descorrelacionado bastante de la renta variable, fijando su propio rumbo y dejando a un lado cómo se comportan los mercados de acciones. Tras su divorcio con la renta variable el oro está marcando su propio camino, siendo un trayecto bastante más limpio que antes y apuntando hacia arriba con su flecha.

Ahora cuando vienen las vacas flacas y empiezan las caídas en el mercado los inversores ya no miran hacia el oro, sino que buscan otras alternativas distintas a las que se venían utilizando anteriormente. Con las caídas los inversores buscan la inversión en el dólar, aunque mucho más en los últimos meses la inversión en el Yen o incluso la inversión en el índice de volatilidad Vix o como es comúnmente llamado, índice del miedo. Pero hacia donde ya no miran, sin lugar a dudas,  es hacia el oro. 

 

Daniel García , analista de XTB

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