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La FAO alerta sobre la crisis de recursos alimenticios a causa de la guerra en Ucrania

La FAO analiza las consecuencias a nivel global del conflicto entre Ucrania y Rusia y apunta una serie de propuestas

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análisis

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El Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, Qu Dongyu, ha publicado un escrito donde apunta a las nuevas hipótesis sobre la seguridad alimentaria mundial, basadas en el conflicto entre la Federación de Rusia y Ucrania.

Señala Donguy que, en los últimos años la pandemia del covid ha planteado muchos retos para la seguridad alimentaria mundial y el conflicto entre Rusia y Ucrania vienen a suponer otro importante reto.

Rusia y Ucrania: papel importante en producción y suministro de alimentos

El papel de la Federación rusa y de Ucrania en la producción y suministro de alimentos a nivel mundial es gran relevancia. Son 50 países los que obtienen el 30% o más de su suministro de trigo de la Federación de Rusia y de Ucrania. Muchos de ellos son países en vías de desarrollo económico y con déficit de alimentos, situados en África septentrional, Asia y el Cercano Oriente. Incluso en muchos países de Europa y de Asia central dependen de la Federación rusa para obtener más del 50% de su suministro de fertilizantes.

Precios al alza desde el segundo semestre de 2020

Señala el director general de la FAO que los precios de los alimentos están experimentando una subida desde el segundo semestre de 2020, alcanzando un nivel histórico máximo en febrero de 2022 debido a la elevada demanda, a los costes de los insumos y al transporte y los problemas en los puertos.

Los precios mundiales del trigo y de la cebada aumentaron un 31% a lo largo de 2021. Los del aceite de colza y girasol, más de un 60%.

La elevada demanda y la volatilidad de los precios del gas natural han impulsado los precios de los fertilizantes: el precio de la urea ha aumentado más de un 300% en los últimos 12 meses, siendo un producto esencial.

Señala el director de la FAO que no hay certeza sobre la intensidad ni la duración del conflicto en Ucrania y que las probables perturbaciones de las actividades agrícolas de estos dos exportadores de productos alimenticios básicos «podrían agravar seriamente la inseguridad alimentaria en todo el mundo, en un momento en que los precios internacionales de los alimentos y los insumos ya son altos y volátiles» de por sí.

El conflicto, señala, podría también limitar la producción agrícola y el poder adquisitivo en Ucrania, lo que supondría directamente un aumento de la inseguridad alimentaria a nivel local.

Factores de riesgo

Desde la FAO explican que los cultivos de cereales estarán listos para la cosecha en el próximo mes de junio. Pero sin embargo no está claro que los agricultores ucranianos puedan cosechar sus tierras y hacer llegar los productos al mercado.

Además, los desplazamientos masivos de su población (más de cuatro millones) han reducido el número de trabajadores agrícolas. El acceso a los campos es difícil y la cría de ganado, de aves de corral y de la producción de frutas y hortalizas se van a ver dañadas.

En el sector de los puertos, los del Mar Negro ucranianos han cerrado.

Aunque la infraestructura de transporte se mantuviera intacta, el envío de granos por ferrocarril sería imposible debido a la falta de un sistema ferroviario funcional en la zona. Los buques sí pueden seguir transitando por los Estrechos Turcos, un punto crítico para el comercio por el que pasa una gran cantidad de cargamentos de trigo y maíz. Sin embargo, el aumento de las primas de los seguros para la región del Mar Negro supondrá un encarecimiento de los ya elevados costes del transporte marítimo, lo que conllevará el aumento de los costes de las importaciones de alimentos. Señala la FAO que no está claro si las instalaciones de almacenamiento y elaboración permanecerán intactas y seguirán contando con personal.

El trigo es un producto alimenticio básico para más del 35% de la población mundial, y el actual conflicto «podría suponer una repentina y pronunciada reducción de las exportaciones de trigo tanto de la Federación de Rusia como de Ucrania». Señala la FAO que «todavía no está claro si otros exportadores podrían colmar este vacío». Pero las existencias de trigo ya se están agotando en Canadá y es probable, según señala el director de la FAO, que Estados Unidos, Argentina y otros países limiten sus exportaciones, ya que los gobiernos intentarán garantizar en primer lugar su suministro interno.

Apunta el director general de la FAO que «es probable que los países que dependen de las importaciones de trigo aumenten el volumen de estas, lo que añadirá más presión a los suministros mundiales. Egipto, Turquía, Bangladesh y la República Islámica del Irán, son los principales importadores mundiales de trigo y compran más del 60% de su trigo a la Federación de Rusia y Ucrania. El suministro de trigo de Líbano, Túnez, Yemen, Libia y Pakistán también depende en gran medida de estos dos países.» Es probable, apunta, que «el comercio mundial de maíz se contraiga debido debido a las expectativas de que la pérdida de exportaciones de Ucrania no será cubierta por otros exportadores y a causa de los altos precios».

Los puertos rusos del Mar Negro sí están abiertos hasta la fecha y no se prevén grandes trastornos en la producción agrícola a corto plazo. Pero las sanciones financieras impuestas a la Federación de Rusia han provocado una importante depreciación que, de mantenerse, podría socavar la productividad y el crecimiento elevando más los costos de la producción agrícola.

En el ámbito energético, la Federación de Rusia es uno de los principales actores del mercado mundial, representando un 18% de las exportaciones mundiales de carbón; un 11% de las de petróleo y un 10% de las de gas.

La agricultura requiere energía: el uso de combustible, gas y electricidad, así como fertilizantes, plaguicidas y lubricantes es esencial. La fabricación de piensos y de sus ingredientes también requiere energía que ha visto aumentado su precio debido al conflicto.

Las exportaciones de aceite y girasol, así como de otros aceites también son inciertas: los principales importadores de aceite de girasol como la India, la Unión Europea, China, Irán y Turquía, deben encontrar, según la FAO, otros proveedores u buscar otros aceites vegetales (aceites de palma, soja y colza).

Recomendaciones políticas de la FAO

El escrito del director general de la FAO señala cinco puntos como recomendaciones políticas ante la situación actual:

1- Mantener abierto el comercio mundial de alimentos y fertilizantes: Debería hacerse todo lo posible con vistas a proteger las actividades de producción y comercialización necesarias para satisfacer la demanda nacional y mundial. Las cadenas de suministro deberían seguir en movimiento, lo que significa proteger los cultivos existentes, el ganado, la infraestructura de elaboración de alimentos y todos los sistemas logísticos.

2- Buscar nuevos y más diversos proveedores de alimentos. Los países que dependen de las importaciones de alimentos de la Federación de Rusia y Ucrania deberían buscar proveedores alternativos para asimilar los efectos. También deberían aprovechar las actuales reservas de alimentos y diversificar su producción interna para garantizar el acceso de la población a una dieta saludable.

3- Apoyar a los grupos vulnerables, incluidos los desplazados internos. Los gobiernos deben ampliar las redes de seguridad social para proteger a las personas vulnerables. En Ucrania, las organizaciones internacionales deben intervenir para ayudar a las personas necesitadas. En todo el mundo, muchas más personas se verán empujadas a la pobreza y al hambre a causa del conflicto y se deben ofrecer programas de protección social oportunos y bien orientados.

4- Evitar las reacciones ad hoc en materia de políticas. Antes de promulgar cualquier medida para asegurar el suministro de alimentos, los gobiernos deben considerar sus posibles efectos en los mercados internacionales. Las reducciones de los aranceles de importación o el uso de restricciones a la exportación podrían ayudar a resolver los problemas de seguridad alimentaria de países individuales a corto plazo, pero impulsarían el aumento de los precios en los mercados mundiales.

5- Reforzar la transparencia del mercado y el diálogo. Una mayor transparencia y más información sobre las condiciones del mercado mundial pueden ayudar a los gobiernos y a los inversores a tomar decisiones informadas cuando los mercados de productos básicos agrícolas son volátiles. Iniciativas como el Sistema de información sobre el mercado agrícola (SIMA) del G-20 aumentan esa transparencia, ya que proporcionan evaluaciones de mercado objetivas y oportunas.

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