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La F1 no nació como un deporte británico

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análisis

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Ha sido uno de los dolores y reivindicaciones del gran Fernando Alonso en su ANDADURA POR la categoría reina del automovilismo: si no eres británico tienes muchas dificultades extras.

Pero lo que no es tan sabido, o si se sabe pero no se recuerda ni se habla de ello, es que en los primeros años de la Fórmula 1 los ingleses eran un cero a la izquierda.

Ascari, Farina, Fangio… Fueron los grandes dominadores de la Fórmula 1 en sus primeras temporadas desde 1950, primer campeonato oficial hasta 1957.

Fue en mil novecientos cincuenta y ocho, 1958, cuando por fin un británico, Mike Hawthorn, con la ayuda torticera de su compatriota Peter Collins (ambos se repartían los premios en las carreras), consiguió hacerse con un campeonato de F1. Y en cuanto entraron los británicos en la Fórmula 1 todo cambió éticamente para mal., Después de Hawthorn ganó Jack Brabham dos campeonatos, y a él le siguieron Phil Hill y el propiohijo de Brabham (lo cual ya es significativo). Y luego muchos más, algunos tan míticos como Jim Clark o Jackie Stewart.

Con ellos cambió el talante y el espíritu caballeroso de la Fórmula 1. Los británicos son grandes hombres de negocios, pero lo importante para ellos antes que el honor y la dignidad es el dinero y la vanagloria del éxito. Así le va al mundo. Así le va al planeta que ha sido esquilmado de manera brutal por los ecos del avaricioso imperio y su todopoderosa ex colonia; una de sus empresas es la actual propietaria absoluta del Gran Circo (pero esa es otra historia).

La queja de Alonso está justificada, el único equipo con sangre latina en la parrilla es Ferrari, y ni siquiera hay un equipo hispanoamericano o español en competición, y cuando lo hubo nunca llegó a estar entre los más punteros.

Algo hicieron los franceses en determinados momentos, con Alain Prost y luego con Renault (con la ayuda de Fernando Alonso). Y por supuesto están los grandes pilotos brasileños, desde Fittipaldi hasta Senna, pero la Europa mediterránea, la Europa que es la cuna en la civilización, lleva muchos años maltratada en el mundo de la Fórmula 1.

Ojalá este año con Sergio Pérez, Fernando Alonso y Carlos Sainz pueda aquella Fórmula 1 de los orígenes volver a brillar. Un mundo noble. Y si alguien lo duda que piensen como se ha portado siempre Sergio Pérez con su compañero de equipo, el egocéntrico Max Verstappen, y como se portó Max cuando Checo necesitó su ayuda.

Esto no es exactamente un artículo, es una oración, es un sueño optimista: ojalá volviera a la F1 aquel espíritu de los primeros años, ese caballerosidad y bonhomía que aún podemos ver en gente tan maravillosa como Pedro de la Rosa.

Ojalá.

Tigre Tigre

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