A lo largo del transcurso de los años, acabamos por atrincherarnos en una comodidad dañina. Quizás no huimos del conocimiento, de los datos y la información, pero lo hacemos de la experiencia del aprendizaje. Y esta es tan importante como el conocimiento adquirido. La experiencia, es al final, la verdad natural que determina la sustancia del propio conocimiento.
Como he dicho, quedamos atrincherados en esa comodidad perniciosa y absurda, apoyados en excusas fútiles e irracionales que nos alejan de la experiencia del aprendizaje del conocimiento. Nosotros mismos ponemos límites e imposibles a nuestras posibilidades, y renunciamos a ello. No damos cuenta que experimentar nos propone ingredientes para saborear y cocinar el conocimiento más completo y más saludable. En toda experiencia, y más concretamente en la experiencia del aprendizaje de todo conocimiento, las emociones y el pensamiento son fundamentales. Adquirir conocimiento sin más, datos e información, solo nos aporta una parte. Necesitamos experimentar, pensar, emocionarnos, sentir, pues ello trazará el verdadero proceso de fabricación mediante el que el conocimiento se vuelve una parte importante de nosotros.
La vida es un proceso en el que, de manera gradual, vamos quitando las diferentes capas o cáscaras para alcanzar cierta verdad o cierta claridad a medida que vamos transcurriendo por ella, y es un proceso que nunca se acaba. No hay una meta o una línea que componga el absoluto, siempre hay un conocimiento que alcanzar. Sin embargo, hay dos factores que rompen dicho proceso, que no nos dejan proseguir. Uno es la muerte, y ante este poco podemos hacer, llega y lo rompe todo. El otro, es nuestro propio pensamiento, el absurdo con el que desahuciamos la experiencia del aprendizaje. Generalmente, amparados en miedos o soberbias ridículas.
No damos cuenta que, con esa actitud perezosa o narcisista, rompemos el ciclo natural de experimentar el aprendizaje, y ello, no nos deja avanzar de la forma que podríamos hacerlo. El ciclo necesita experimentar para entrenar las emociones, las sensaciones y el pensamiento, porque son a través de estos mediante los que el conocimiento alcanza su más intenso grado de cocción, y por otro lado, cuanto más entrenadas estén las emociones, las sensaciones y el pensamiento, más pronto y en mayor proporción adquiriremos la experiencia del aprendizaje.