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“La escritura es una forma sana de enfermedad mental”

El polifacético narrador argentino Eduardo Goldman publica ‘Como perro que aúlla en la oscuridad’, un ‘noir’ que llega a España tras triunfar en su país

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análisis

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Diario16 conversa en exclusiva con el narrador argentino invitado a la Feria del Libro de Madrid. El sábado 8 de junio, a las 19 horas, en la caseta de la librería Juan Rulfo, Goldman firmará ejemplares de su nueva novela Como perro que aúlla en la oscuridad (Huso Editorial, 2019). El autor derrocha humor y agudeza en este diálogo.

  

Eduardo Goldman, escritor y guionista. Ha publicado cuatro novelas, cinco libros de humor, dos libros de autoayuda, una comedia dramática, ha escrito para diversos programas de televisión, y canciones infantiles. ¿Se considera un escritor completo?

No creo que exista un artista completo como no existe la perfección dentro del ámbito de lo humano. A lo sumo, como muchos, tengo más de una vía de expresión. De ellas, lo que más me satisface es escribir novelas, y el hecho de empezar a publicarlas en España me hace tocar el cielo con la punta de mi nariz (decir “con las manos” es algo trillado, ¿no?). También me gusta mucho colaborar en medios gráficos con cuentos de humor. Y me emociona haber aportado algunas de mis canciones infantiles a Cantajuego.

 

El protagonista principal es el inspector Sergio Bonet, un hombre que estará obligado a desenredar el hilo de la pesquisa, al tiempo que deberá lidiar con la vieja culpa de haber matado injustamente. ¿Quién es y cómo se desenvuelve a lo largo de las pericias que le acontecen?

Bonet es un ser humano lleno de contradicciones, debilidades, resentimiento. Es un tipo angustiado por la fragilidad de la ley en la sociedad en que vive, por lo que no puede siquiera darse el gusto de violarla cada tanto. Es un trasgresor, pero es consciente de su deber como policía, en este caso, resolver una sucesión de crímenes espantosos. La culpa lo atormenta, y será éste el gran tópico a resolver en paralelo con los crímenes.

“Cuanto más desintegra uno su yo y proyecta sus partes al mundo exterior, más enfermo está. Cuando más integrado, más sano”

 

¿Con cuál de los personajes empatiza más?

Yo creo que la escritura es una forma sana de enfermedad mental. Suena contradictorio, es cierto. Pues bien, cuanto más desintegra uno su yo y proyecta sus partes al mundo exterior, más enfermo está. Cuando más integrado, más sano. El escritor proyecta sus partes en una hoja, y cada una de esas partes da origen a un personaje. De modo que hay algo del autor en cada personaje, y eso es lo que los hace maravillosamente creíbles. Yo empatizo con todos mis personajes. Obviamente, Bonet es muy especial para mí, es quien más me pinta. Pero no soy él, creo que él es mejor que yo.

 

Como perro que aúlla en la oscuridad cautivó a los lectores argentinos, convirtiéndose en poco tiempo en una novela necesaria para los amantes del género negro. ¿Habrá segunda parte?

A diferencia de varios autores a los que admiro y envidio, cada libro que escribo me deja agotado y con ganas de convertirme en un vendedor de helados. Por ahora no pienso en una segunda parte. La única vez que he repetido un personaje fue con mi torpe detective neoyorkino, John Rossi. A la primera novela, Adiós héroe americano, le siguió Ni siquiera nos queda París. La idea es, Huso Editorial mediante, publicarlas también en España.

 

¿Utiliza algún método o estrategia para inspirarse, o son vivencias noveladas?

En Como perro…, mi última novela hasta ahora, fue la única vez que armé una escaleta antes de lanzarme a escribirla, ya que no tenía muy en claro la historia. Pero en general mi única estrategia es definir los personajes y saber qué quiero decir con la novela. Para mí la novela es, entre otras cosas, comunicación. Hay algo que yo quiero transmitirle al lector. Si no tengo nada que decir, no veo razón para escribir.

“La clave del arte es la honestidad del autor al poner su corazón sangrante en la obra”

 

¿Cuánto tiempo le ha costado escribir Como perro que aúlla en la oscuridad?

Poco, un par de años. Para mí eso es la velocidad de la luz. El último chiste del Gran Jacobi me llevó cinco años y medio.

 

Cuenta, como es lógico, con el apoyo para darla a conocer de Huso Editorial, que la ha publicado. ¿Satisfecho? ¿qué acogida está teniendo?

Muy satisfecho y agradecido. Tanto a los medios como a mi editora, Mayda Bustamante. Francamente, un lujo de editora.

 

¿Qué sensaciones le ha deparado la publicación de su libro Como perro que aúlla en la oscuridad?

Para responder esa pregunta debería investigar qué siente una mujer cuando da a luz a un hijo. La alegría es inmensa, y creo que todos los esfuerzos, placeres y sufrimientos que implican la construcción de un libro tienen como objetivo esa recompensa.

 

Asistimos impasibles a ingentes oleadas de mediocridad que están invadiendo el arte, la literatura, la prensa, la televisión…  incidiendo negativamente en estos ámbitos. ¿Qué opina al respecto? ¿cómo nos podemos zafar?

Yo creo que hay de todo. Hay hechos artísticos honestos, que son los que me enriquecen. Y hay hechos, no tan artísticos, manipulativos. Creo que la clave del arte es la honestidad del autor al poner su corazón sangrante en la obra. Bueno, que no sangre. Pero es la autenticidad lo que define a una obra. No hacer algo sólo porque asegura un éxito comercial o porque es políticamente correcto, sino porque uno lo siente y tiene necesidad de expresarlo así, aunque resulte un fracaso económico. Y está en nosotros elegir con qué nos quedamos. Separar la paja del trigo. Y hasta poder afinar el ojo para encontrar una perla dentro de un material mediocre.

 

De la amistad díganos lo que adora y lo que detesta. ¿Qué virtudes humanas aprecia en especial y cuáles aborrece?

La cualidad que más aprecio es la sensibilidad, esa capacidad de empatizar con el otro. Cuando hay sensibilidad, inevitablemente, hay sabiduría. Aborrezco todo lo contrario. El acentuado narcicismo que nos hace ignorar al prójimo. La deslealtad, la hipocresía. Y ahora una mala noticia. Por lo general, los seres humanos convivimos con ambas cosas en nuestro interior. Admiro a las personas en las que predomina lo primero por sobre lo segundo.

 

¿Qué libros recomendarías a nuestros lectores?

Bahía de sal, de Gabriela Guerra Rey; Hotaru, de Martín Sancia Kawamichi; Pequeña música nocturna, de Liliana Díaz Mindurry; Como si existiese el perdón, de Mariana Travacio; Lo que trae la niebla, de Marcelo Rubio; La niña del salto, de Edgar Borges.

 

¿Qué clase de literatura le gusta leer?

Leo de todo. Me gusta tanto Cortázar como Lovecraft. Kafka y Stephen King. Últimamente disfruto leyendo la poesía de Montse Ordóñez. Me he divertido mucho con El actor, de José Luis Pizzi. Me gustan escritoras como Mercedes Rosende, Tatiana Goransky, Angie Pagnotta, Esther Andradi, Silvia Arazi.

 

Mencione algunos libros que le hayan fascinado o marcado

El grito primal, de Arthur Janov; El miedo a la libertad, de Erich Fromm; El hombre en busca de sentido, de Viktor Frankl. Por tu propio bien, de Alice Miller.

 

Para terminar, ¿tiene algún proyecto ilusionante a la vista?

Sí, que se haga una película de alguna de mis novelas. Si no lo logro, no tendré más remedio que morirme y reencarnarme en un cineasta. Aunque, francamente, volver a pasar por la escuela, las vacunas y todo eso le quitan las ganas a uno.

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