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La escasa representatividad del Colegio de Abogados de Madrid

Sigue sin haber transparencia en la gestión. No se ha conseguido cambiar el trato disciplente a los letrados de los jueces los cuales tratan, en muchas ocasiones, con desprecio y actitudes prepotentes, a los abogados que participan en las vistas orales sin que los colegios hayan logrado corregir estas actitudes

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análisis

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En el Colegio de Abogados de Madrid hay casi 74.000 afiliados. El total de la profesión en Madrid, porque la colegiación es obligatoria en España. El pasado día 20 se celebraron elecciones al decanato. Sólo votaron el 7,8% de los censados, 5.598 sin contar los sufragios emitidos por correo.

“Es que a los abogados el ICAM nos da igual. Hace diez años los grandes bufetes fletaban autobuses para ir a votar. Ahora, casi nadie conoce a los candidatos”. Así se explica un abogado que prefiere mantener el anonimato pero que, si se traslada su opinión al resultado de los comicios, explica la abstención. Hay pocas ganas de votar para un organismo del que casi ningún profesional se siente representado.

Tampoco es que el resultado de la votación sea lo suficientemente explicito como para auspiciar un cambio que permita una mayor valoración del ICAM para sus “afiliados”. Ganó el continuismo que representa Eugenio Ribó, el hombre de José María Alonso, el decano que desde 2107 dirigió el Colegio sin que apenas se hayan resuelto los problemas de la corporación. Sigue sin haber transparencia en la gestión. No se ha conseguido cambiar el trato disciplente a los letrados de los jueces los cuales tratan, en muchas ocasiones, con desprecio y actitudes prepotentes a los abogados que participan en las vistas orales sin que los colegios hayan logrado corregir estas actitudes.

Otra cosa que no ha logrado arreglar el ICAM es la suspensión de las vistas cuando un abogado que debe participar en las mismas se encuentra enfermo y lo justifica con el consiguiente parte médico. Los magistrados no siempre atienden estas demandas. Y, por último, no se ha conseguido solucionar la situación del turno de oficio. De este asunto ya se ha hablado, aquí, en reiteradas ocasiones haciéndonos eco de la situación por la que atraviesan los abogados que trabajan en este turno dedicado a representar los intereses de aquellos que se acogen a los beneficios de la justicia gratuita. 6.315 profesionales en Madrid, a datos de 2021. Unos abogados que trabajan en condiciones precarias. Cobran tarde y poco. Algo más de 200 euros por caso y a 90 días vista. El Colegio de Abogados de Madrid ni se ha preocupado por este asunto. Tal vez el más dramático de la Corporación ya que muchos de sus afiliados viven de lo que ganan de este turno de oficio donde, por cobrar, ni se cobran los gastos de desplazamiento a comisarías y juzgados cuando se les asignan un caso.

Eso sí, la llamada “comisión de ética” del ICAM sí que funciona. Es la instancia que se encarga de conocer, expedientar y, en su caso, sancionar las denuncias que llegan al Colegio. Clientes que se quejan del trabajo de sus patrocinados, o terceros que demandan por entender que un colegiado se está excediendo en sus funciones a la hora de demandar. Un caso se estos lo denunció esta publicación este sábado (Ver “El ICAM trata de perjudicar judicialmente a un abogado que demandó judicialmente al Santander y a Ana Patricia Botín”. D 16, 24 de diciembre de 2022)

El ICAM mantiene un sesgo conservador. La candidatura considerada “de izquierdas”, la de Ángeles Chinarro del sindicato de Abogados, obtuvo el último lugar de las siete presentadas a las elecciones. “La izquierda ni se preocupa del Colegio. No es un objetivo dentro de sus aspiraciones sociales”, señala un abogado de este sindicato, participante en la candidatura de Chinarro. “Da la sensación de que el organismo supone más un vehículo de promoción de sus integrantes que un verdadero apoyo a la profesión”, dice otro abogado en ejercicio quien subraya que “más deberían hacer por defender nuestros intereses cuando se llevan casi 389 euros al año en concepto de cotizaciones”. (En concreto, 388,6 euros).

Una cuota que se va a elevar sustancialmente el año que viene. El colegio de Abogados de Madrid es, junto al de Barcelona, los grandes sustentadores económicos del Consejo General de la Abogacía de España que se encuentra en una difícil situación financiera, y que ha pedido “un esfuerzo económico” a las corporaciones que lo financian para no tener que declararse en quiebra, tal y como ya hemos publicado aquí mismo.

Alonso, el decano saliente de ICAM, es el vicepresidente primero del CGAE que preside Victoria Ortega. Supuestamente, Ribó sucederá a Alonso en la vicepresidencia de un organismo que necesita subir las cuotas individuales, mediante lo que se ha dado en llamar “el cuotazo”, a pesar de que la comisión permanente echó marcha atrás y decidió no incluir en este incremento a lo que se llama las “sociedades profesionales” unas entidades que como tales no cotizan a los colegios. Al final, la subida se rebajó hasta 1,5 euros mensuales. Alonso, todavía miembro de la Comisión Permanente, se abstuvo y nadie se ha opuesto a la medida.

Son las cosas de una institución más preocupada en quedar bien con los poderes, sean políticos o económicos, que defender los intereses de los profesionales obligados a estar inscritos. De ahí que a nadie extrañe que a los profesionales les importe un bledo quien está al frente de ellos. Porque no les representan.

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