Fuegos artificiales y celebración en la Moncloa de Pedro Sánchez, como ocurría en las otras administraciones del pasado, cuando los datos del paro, ya sea registrado, ya sea la Encuesta de Población Activa (EPA), son positivos. Sin embargo, todos los gobiernos de la historia de la democracia española, independientemente de si son de izquierdas, de derechas o de Pedro Sánchez, se olvidan siempre de valorar el factor cualitativo del empleo que se crea en este país. Entonces, no habría nada que celebrar.
Hoy se han publicado los datos de la EPA del tercer trimestre y, como siempre, son buenas cifras, teniendo en cuenta que se basa en los empleos precarios, temporales y estacionales creados durante la campaña del verano.
En concreto, según la EPA, el paro bajó en 127.100 personas desde julio a septiembre, lo que supone un 3,6% menos que en el trimestre anterior. Estos datos cuantitativos registran el mayor descenso en un tercer trimestre desde el año 2018, cuando el desempleo disminuyó en 164.100 personas.
Además, la ocupación superó por primera vez desde el cuarto trimestre de 2008 la cifra de 20 millones de trabajadores tras crearse en los meses de verano 359.300 empleos, un 1,8% más que en el trimestre anterior. En concreto, septiembre cerró con 20.031.000 ocupados, según los datos publicados hoy por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Este incremento de la ocupación entre julio y septiembre es el segundo más elevado en un tercer trimestre desde la crisis financiera de 2008, sólo superado por los 569.600 empleos que se crearon en el verano de 2020 tras el fin del confinamiento.
Al finalizar septiembre, el número total de parados se situó en 3.416.700 personas. La tasa de paro disminuyó casi siete décimas, hasta el 14,57%, su cifra más baja desde el primer trimestre de 2020 (14.41%), con lo que se sitúa ya en niveles preCovid.
Sin embargo, esta encuesta no valora que en España sean necesaria la celebración de más de 2 millones de contratos mensuales para poder ejecutar una bajada del desempleo pírrica, cuando baja. Tampoco valora, ni lo hará el Gobierno de Pedro Sánchez, que el contrato estrella siga siendo el eventual por circunstancias de la producción, el más precario con duraciones de menos de una semana, o el de obra y servicio, que los contratos indefinidos a tiempo completo apenas supongan un 3% del total y que los temporales superen el 90% mes a mes.
Todo ello por no hablar de las condiciones salariales tercermundistas que viven las clases medias y trabajadoras de España para mayor honor de la patronal que así garantiza que sus ratios de beneficios están garantizadas a costa de la explotación de los trabajadores.
Esto, quizá, explique por qué Pedro Sánchez no haya derogado aún la reforma laboral o haya permitido la intrusión de elementos neoliberales radicales en la negociación de la misma. Siempre es mejor tener contento a los poderosos. El pueblo, ya se buscará las habichuelas.
