miércoles, 24abril, 2024
13.1 C
Seville
Advertisement

La durísima cara de la Derecha

Julián Molina Illán
Julián Molina Illán
Psicólogo, Fisioterapeuta, Enfermero, Filólogo, e Historiador del Arte.
- Publicidad -

análisis

- Publicidad -

Me sorprenden, la verdad. El diamante es poca cosa para compararse con la dureza de la cara de esta gente. La Derecha política, la Derecha mediática, todos a una contra la población; todos en contra de la ciudadanía para defender sus espurios intereses económicos. ¿Tan importante es vivir en un chalet con piscina, chófer y jardinero? Muchos de los que me leen pensaran que esto es una gilipollez porque no todos los que votan a la Derecha, y son de Derechas, tienen chalet, chófer y jardinero. Ya, pero a esos hay que recordarles el altísimo porcentaje de disminuidos mentales (y lo digo con cariño, pues yo trabajo en un colegio de Educación Especial) que hay en este mundo. Debemos recordar lo que, al respecto, dijo Albert Einstein: “en este mundo hay dos cosas infinitas, el Universo, y la Estupidez; de lo primero no estoy seguro”. Porque, efectivamente, hay que ser muy cortito para votar a los mismos que se aprovechan de ti, y te roban, gracias a ese voto. Obviamente lo hacen criminalizando a sus adversarios para sembrar el terror entre la población y que les voten a ellos por reducción al absurdo. Así, hablan de gobierno socialcomunistarra. Hablan de socialismo radical aliado con los comunistas del Gulag, los asesinos de ETA, y los que quieren romper España; en esas condiciones, ya no parece tan malo votarle a un ladrón… No entraré hoy en este análisis.

El artículo que nos ocupa está en relación con las afirmaciones que se leen estos días en la prensa por parte de la Derecha política y mediática sobre el enriquecimiento del gobierno con los impuestos de los hidrocarburos, y la necesidad de abaratar costes rebajando dichos impuestos. Hay que ser muy sinvergüenza para decir que el gobierno se enriquece con los impuestos de los hidrocarburos cuando la mitad de esos impuestos los recaudan las Comunidades Autónomas. Es decir, el Sr. Feijoó y compañía. Más cara aún hay que tener para decir que los impuestos que pagamos tienen como finalidad enriquecer al gobierno, y no para sostener los Servicios Públicos. Resulta más indignante todavía que hablen de enriquecimiento ilícito aquellos que solo saben robar, y que están en política para eso. Me remito a multitud de sentencias judiciales. Supongo que creerá el ladrón que todos son de su condición…

Sin embargo, lo más despreciable de lo que leemos en la prensa es la propuesta, ¡que además ha recogido el gobierno!, de disminuir los impuestos a las empresas energéticas, y no tocar sus beneficios. Es decir, lo mismo de siempre: las ganancias estratosféricas para ellos, y cuando las cosas se ponen difíciles, las pérdidas se socializan para nosotros. ¿Para qué queremos un gobierno socialista si no? ¿En qué pensamos que va a repercutir esa bajada de impuestos si no en una disminución de los Servicios Públicos, es decir, en recortes? Y no nos engañemos, cuando esos inevitables recortes lleguen será la Derecha, con Vox a la cabeza (ya lo están haciendo), la que se manifestará en las calles para protestar contra este gobierno socialcomunistarra que está destruyendo España. ¿Hay quien dé más?

Sin embargo, ¿qué solución tenemos? ¿Qué podríamos hacer? Pues bien, yo, un ser despreciable, voy a decir algo al respecto. Necesitamos una política de corto plazo destinada a subvencionar a los más necesitados, de carácter temporal y asociada al problema (esto es algo que se ha hecho en países como EEUU o Francia durante la pandemia), y una política de largo plazo destina a cambiar el modelo fiscal en este país.

Tenemos una tasa de fraude fiscal que duplica la media europea. Se calcula, según Técnicos de Hacienda, que las pérdidas por ingresos no percibidos (fraude) suponen entre veinte mil y sesenta mil millones de euros anuales. Ahí es nada. Situar el fraude fiscal en la media europea (algo que habría que hacer de oficio independientemente de quien gobernara) implicaría recaudar entre cinco y veinte mil millones más de euros anuales. Eso, por una parte. Además, hay que acabar con las exenciones fiscales que hacen que una gran empresa termine pagando el cinco por ciento cuando los ciudadanos normales pagamos entre el veinte y el veinticinco por ciento. La idea es que el máximo impositivo disminuya mucho (no tiene sentido un incautatorio cincuenta por ciento), pero, al mismo tiempo, lo hagan también las exenciones fiscales, con la idea de que se contribuya de manera efectiva en función de lo que se ingrese. A partir de ahí, que las empresas energéticas ganen cuanto más, mejor; yo me alegraré mucho por ellas y por todos nosotros y nosotras con la recaudación que se obtendrá. Absurdo, equivocado y trasnochado es hablar de nacionalizaciones o creación de empresas públicas en el sector; pero peor aún es consentir pingües beneficios, promover exenciones fiscales y después socializar pérdidas. Esto sí que es del género idiota. Peor aún que ser pobre, y votarle a la Derecha.

Un saludo a todo el mundo.

- Publicidad -
- Publicidad -

Relacionadas

- Publicidad -
- Publicidad -

DEJA UNA RESPUESTA

Comentario
Introduce tu nombre

- Publicidad -
- Publicidad -
- Publicidad -
Advertisement
- Publicidad -

últimos artículos

- Publicidad -
- Publicidad -

lo + leído

- Publicidad -

lo + leído