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La dudosa legalidad del conflicto de interés

Alberto Vila
Alberto Vila
Analista político, experto en comunicación institucional y economista
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análisis

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 “Si existe algún conflicto entre el mundo natural y el moral, entre la realidad  y la conciencia, la conciencia es la que debe llevar la razón.” Henri-Frédéric Amiel

En la contradicción entre servicio público e intereses personales o de grupo, anida la corrupción. En un Estado en el que no resultan edificantes las prácticas en la gestión de recursos públicos. Que construye una legalidad que preserva prácticas sospechosas. En ese Estado, si se contradicen los principios de ejemplaridad, entonces, es razonable suponer que hemos vivido en una realidad que somete a la vergüenza a pruebas que no superamos como sociedad. Al menos, en democracia. Así, los ciudadanos no se sienten protegidos. Todo lo contrario. La práctica de las denominadas “puertas giratorias”, son el orígen y efecto de los conflictos de interés que nos afectan a todas las personas que habitamos en España. Del mismo modo, cuando los grupos de interés influyen en el diseño de esa legalidad laxa que permite que las incompatibilidades se consumen. Todo ello es, como es obvio, un fracaso de la función de contralor de las instituciones. De su degradación se corrompe. Corruptores y corrompidos en el mismo proceso. Mientras el dinero del saqueo sigue sin aparecer y los archivos de las causas siguen sucediéndose. La complicidad entre medios de comunicación y operaciones económicas y políticas, se manifiestan constantemente. La colusión aparece en las tensiones entre necesidades institucionales reales y generales, e intereses particulares.

Existe conflicto de interés cuando en el ejercicio de las labores dentro de una institución, sobreviene una contraposición entre el interés propio e institucional. Los conflictos de interés son de una composición muy compleja. Estos se refieren a aquellas circunstancias en las que un individuo afecta a otros y sus propios intereses primarios, debido a la influencia de intereses secundarios, que pueden ser de tipo personal o económico. Dentro de una institución, este puede aparecer cuando el interés personal es sobrepuesto al interés laboral o institucional. Es decir, una persona incurre en un conflicto de intereses cuando en vez de cumplir con lo debido, podría guiar sus decisiones o actuar en beneficio propio o de un tercero. Según la Real Academia Española es: “Colisión entre las competencias decisorias que tiene el titular de un órgano administrativo y sus intereses privados, familiares o de otro orden, que pueden afectar a la objetividad de las decisiones que adoptan. El conflicto de intereses determina ordinariamente el deber de abstención en la toma de decisiones, o incluso la incompatibilidad para mantener la titularidad de un determinado cargo.”

El deterioro es de tal nivel, que se termina volviendo aceptable que no se investiguen causas de corrupción que afectan a todos los niveles institucionales y empresariales, mientras se alude a causas de alta política. Las tramas le temen a que se sacudan los manzanos y se caigan los frutos.

El interés es por definición, según el Diccionario de la Real Academia Española* el valor de algo, la inclinación del ánimo hacia un objeto, una persona o la conveniencia o beneficio en el orden moral o material. También significa provecho, utilidad, ganancia o lucro producido por un capital. Recordemos que “Conflicto” es un problema, cuestión o materia de discusión o también un apuro, situación desgraciada y de difícil salida como asimismo coexistencia de tendencias contradictorias en el individuo, capaces de generar angustia y trastornos neuróticos. En este marco conceptual se radica el “Conflicto de Interés”, que es una situación donde un juicio o acción que debería estar determinado por un valor primario establecido por razones profesionales o éticas, puede ser influido o parecer sesgado para obtener un beneficio secundario, como  pueden ser los beneficios económicos o la búsqueda de prestigio.  

Existen tres tipos de conflictos de interés. El conflicto de interés real, cuando la persona tiene un interés particular en relación con determinado juicio o discernimiento profesional, y efectivamente ya se encuentra en una situación en la cual tiene la obligación de ofrecer este juicio. Por ello podríamos decir que los conflictos de interés reales son riesgos actuales. Otro tipo de conflicto de interés es potencial, si la persona tiene un interés particular que podría influir a la hora de emitir un juicio profesional desde la posición o el cargo que ocupa, pero todavía no se encuentra en una situación en la cual deba ofrecer dicho discernimiento. Por último, un conflicto de interés es meramente aparente cuando la persona no tiene un conflicto de interés, ni real, ni potencial, pero algún otro podría llegar a concluir, de forma razonable y aunque fuese solo tentativamente, que sí lo tiene. Sabemos que el conflicto de interés es aparente cuando se resuelve simplemente ofreciendo toda la información necesaria para demostrar que no existe conflicto de interés alguno, ni real ni potencial. Pero las comisiones de investigación se abortan por “el bien de España”.

Como ejemplo, en la investigación que se lleva a cabo en Suiza, según ha explicado Arturo Fasana, gestor de Juan Carlos de Borbón, éste le entregó un maletín con 1,9 millones de dólares, equivalentes a 1,7 millones de euros, para que lo ingresara en la cuenta de la fundación Lucumen la banca Maribaud. En su declaración ha afirmado que el rey Juan Carlos habría entregado 1,9 millones de dólares recibidos a su vez como donación del sultán de Baheréin, Hamad bin Isa al Jalifa. Aquí no ha pasado nada. Luego nos sorprendemos del desmantelamiento de los sistemas sanitarios, de la dependencia y de la protección de los colectivos más vulnerables. No nos confundamos de enemigo. El virus es uno, los corruptores y corrompidos los otros. La estimación siguen siendo los 80.000 millones de euros que se escapan por la corrupción no controlada. Para luego escuchar que la Renta Básica Universal será una ruina. Esos mismos nada dicen de las corruptelas.

“La vida es una serie de colisiones con el futuro; no es una suma de lo que hemos sido, sino de lo que anhelamos ser.” José Ortega y Gasset

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