“No se puede gobernar España con 85 diputados”, le dijo hace unos días Susana Díaz a Pedro Sánchez, consciente de que este argumento le serviría para tirar a dar a la línea de flotación del secretario general. También le insistió en la misma idea cuando con los 90 diputados obtenidos por el PSOE tras el 20-D el líder socialista dio el paso adelante, infructuosamente como se vio meses después, para intentar formar gobierno. Pero no para todos los barones esta aseveración de la lideresa andaluza es un argumento de peso contra los intentos de Ferraz de conformar un “gobierno del cambio”, ya sea con la suma de Ciudadanos y Podemos o de Podemos más los nacionalistas.

Díaz gobierna en Andalucía con 47 diputados de los 109 que componen la Junta, el 43% del total de la Cámara. Para ello ha tenido que recurrir al respaldo de los nueve diputados de Ciudadanos y dejar en la oposición a PP con 33 escaños, a Podemos con 15, y a Izquierda Unida con cinco.

La realidad del resto del arco parlamentario a nivel autonómico es tozuda y revierte esta máxima de la baronesa andaluza, porque con porcentajes de representatividad parlamentaria incluso menores que los que el PSOE tiene en el Congreso gobierna en minoría en comunidades como Asturias, Comunidad Valenciana o Aragón.

Incluso en otras comunidades autónomas donde los socialistas mantiene una representatividad algo mayor, pero igualmente insuficiente, han tenido que buscar apoyos ya que no superan la mayoría necesaria. Son los casos de Andalucía, Castilla-La Mancha y Extremadura.

De todas estas autonomías gobernadas por el PSOE, sólo en Andalucía han buscado el apoyo de Ciudadanos

De todas estas autonomías gobernadas por el PSOE, sólo en Andalucía han buscado el apoyo de Ciudadanos. En las restantes han sido Podemos y otros partidos como Compromís en la Comunidad Valenciana los que arropan sus diferentes ejecutivos.

Los 85 diputados que posee el PSOE en el Congreso de los Diputados representan el 24% de la Cámara Baja. En la Comunidad Valenciana, el PSOE de Ximo Puig gobierna con el 23% de los 99 diputados autonómicos que suman en total las Corts. No mucha mayor representación tiene el PSOE aragonés en las Cortes, donde Javier Lambán, otro barón díscolo, cuenta con 18 diputados de los 67 que componen el parlamento autonómico, es decir, apenas el 26% del total. Y en el Principado de Asturias, otro insigne barón rebelde con Ferraz como es Javier Fernández, el PSOE gobierna con sólo el 31% de los diputados.

Sólo los barones de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, y de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, además de la ya mencionada lideresa andaluza, gobiernan en sus respectivas comunidades con porcentajes superiores al 40% (exactamente el 45% en el caso de Castilla-La Mancha y el 46% en el de Extremadura). Y pese a todo han tenido que buscar apoyos de otras formaciones para sacar adelante sus gobiernos.

Cuando Pedro Sánchez convoque el próximo comité federal tras las elecciones autonómicas de Galicia y País Vasco –donde previsiblemente a tenor de los últimos sondeos el PSOE obtendrá pésimos resultados– tendrá a una baronía dispuesta ya a las claras a cobrarse su cabeza, pero tendrán evidentemente que utilizar otros argumentos de peso que no sea el del porcentaje de representatividad parlamentaria, ya que el PSOE sí podría gobernar con el 24% del Congreso como así lo hacen sus colegas en Asturias, Aragón y Comunidad Valenciana aún con menos diputados a niveles porcentuales.

3 COMENTARIOS

  1. ¿Usted cree que son comparables las circunstancias y mayorías articuladas en cada una de las ccaa que menciona y gobernar con 85 diputados en un parlamento mayoritariamente conservador y con un senado en manos del PP?

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