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La Crisis de las Materias Primas: Causas, Perspectivas y Retos

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análisis

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El pasado 29 de julio la humanidad entró en números rojos: el capital natural disponible del planeta tierra fue liquidado y la capacidad de los ecosistemas para la regeneración de sus recursos naturales se excedió en un 74%. Una realidad esta que vino a poner de relieve lo denunciado en los últimos diez años: el modelo de consumo del ser humano es insostenible en el tiempo.  No por menos, el actual ritmo de esquilmación de recursos nos sitúa de manera inexorable ante un colapso de un sistema que hoy sólo podría mantenerse con la existencia de otro planeta tierra a disposición del modelo actual de crecimiento económico.

La falta de acceso a los recursos hídricos, la continua deforestación como contrapunto a la demanda del mercado de consumo de carne en el mundo o el continuo crecimiento del calentamiento global y sus consecuencias directas en el ámbito natural, económico, social y geopolítico vienen a reflejar un cambio de precios en el modelo de oferta y demanda de los recursos hasta ahora conocidos como generación, cada vez más escasos.

La tormenta perfecta

Así, hoy esta realidad se conecta además con otra, esa que en forma de crisis de las materias primas empieza a fijar una tormenta perfecta en el modelo de recuperación postcovid de las economías del mundo.

Las causas, varias, pero sus orígenes no se establecen en el presente sino en el pasado. Ese en el que China fijó su estrategia global de crecimiento en forma de nuevo líder global, para ello estableció una apuesta clara: el dominio de los recursos naturales y las fuentes de producción que en el ámbito y marco de la cuarta revolución tecnológica y sostenible se mostraban como fundamentales.

Es aquí donde podemos encontrar una primera causa de una crisis de desabastecimiento que hoy enfrente a la humanidad ante otro conflicto de complejas consecuencias en donde el encarecimiento de las materias primas parece continuar una escala permanente de aumento de precios. De esta forma, la causa de este desequilibrio entre oferta y demanda que arrastra el mercado desde la pandemia con el aumento en la adquisición de dispositivos tecnológicos se une al acopio permanente de minerales y recursos que China ha venido haciendo e incrementando para garantizar la actividad de sus propias fábricas y el mantenimiento del crecimiento de una economía voraz como la asiática. 

No por menos, la batalla por el liderazgo global y el éxito en la misma en este nuevo tiempo se determinará sin lugar a dudas por el acceso a los recursos naturales que permitan el crecimiento de las economías en liza.

Hoy los ejemplos de esta realidad se pueden analizar de manera directa en la realidad de países como Chile y Australia, donde se ubican las mayores reservas de litio del mundo, si bien la mayor parte de estas acaban en China, donde se procesa más del 60% de este recurso. Y junto al litio, el cobalto , indispensable para motores o dispositivos electrónicos y cuya ubicación en la reserva de la República Democrática del Congo RDC supone el 70% del mercado mundial, si bien un 72% de esta producción también acaba en el país asiático donde es procesado. Y es que esta realidad, no es sólo analizable en estos recursos sino ampliable al control de otras fuentes de energía que el país asiático ha conseguido imponer a golpe de estrategia, inversión y adquisición en buena parte de África o Latinoamérica. Siendo la hidropolítica y el control de las fuentes de agua potable la última estrategia del gigante asiático.

Así, hoy asistimos a la conjugación de varios factores que nos enfrentan ante una crisis de stocks de importantes consecuencias para el desarrollo económico y el progreso del planeta.

Por un lado, la esquilmación de los recursos naturales por el modelo de consumo y el continuo crecimiento de la población mundial, en segundo lugar la apuesta de China por el acopio de materias primas en su lucha por la hegemonía del liderazgo global en el marco de una cuarta revolución industrial y verde en donde el control de los recursos será fundamental, en tercer lugar las consecuencias de la crisis postcovid de paralización de las fuentes de producción y desaceleración industrial y en cuarto lugar, las consecuencias del calentamiento global  y el cambio climático en la regeneración de los recursos naturales fundamentales en el equilibrio del planeta. 

Las perspectivas parecen indicar que esta tormenta perfecta sólo acaba de empezar y que en los próximos meses su desarrollo ira a más hasta el equilibro de una situación que debe invitar a una profunda reflexión por parte de los gobiernos en torno a sus fuentes de producción y el control de estas, así como en lo referente a la apuesta por la producción local y la apuesta por cadenas de suministro de cercanía y control directo o la apuesta por la cooperación y el codesarrollo entre países para enfrentar los retos cada vez más globales que como sociedad tenemos.

Acciones que unidas a la necesaria apuesta por un  nuevo modelo global de consumo sostenible deben de fijar las pautas fundamentales sobre las que tejer la estrategia política frente a un reto, el de la crisis de las materias primas, que puede llevarnos a un aumento directo de la conflictividad social, política y económica en un mundo cada vez más polarizado en el pulso indopacífico entre China y EEUU.

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