La espiral bélica va en aumento en el mundo. Desde el fin de la Guerra Fría el número de conflictos se ha disparado, sobre todo los referidos a enfrentamientos civiles. Por ejemplo, sólo en 2019 se iniciaron 54 guerras.
Uno de los componentes más desconocido y que es fundamental para la resolución de conflictos es la corrupción y la opacidad del sistema financiero.
Por ejemplo, en el año 2014 el Departamento de Justicia de los Estados Unidos reveló que uno de los principales bancos del mundo, el francés BNP Paribas, brindó servicios financieros a funcionarios del gobierno de Sudán durante la operación de genocidio en Darfur. La entidad gala llegó a proporcionar acceso a los mercados financieros de Estados Unidos.
Se transfirieron miles de millones de dólares del gobierno sudanés a Estados Unidos. Esto supuso que BNP violó las leyes que prohíben que las entidades financieras con sede en el país norteamericano brinden servicios financieros a países sancionados. No hay más que recordar cómo la SEC reclamó información a Banco Santander por sus relaciones con diferentes bancos iraníes.
BNP fue condenado a pagar una multa de 8.900 millones de dólares. La investigación del Departamento de Justicia reveló que los altos directivos de la entidad francesa eran conscientes de que estaban violando la ley por sus tratos con el régimen del presidente Omar al-Bashir. Además, en otras demandas interpuestas en los últimos años, se ha señalado que sin el apoyo de BNP, el régimen sudanés no habría podido ejecutar el genocidio en Darfur.
Los dictadores necesitan a los bancos…, y viceversa
Los regímenes dictatoriales y cleptocráticos necesitan recursos financieros para financiar la violencia. La opacidad del sistema financiero global es, precisamente, la que da acceso a esos recursos. Por otro lado, esa falta de transparencia reduce la eficacia de las sanciones económicas.
En la guerra de Ucrania se ha podido comprobar esa ineficacia. Las sanciones estadounidenses a determinados oligarcas rusos han sido de mala calidad debido a la opacidad del sistema financiero. Aunque se han retenido determinados activos, otros, como los valores financieros controlados por empresas pantalla permanecen intactos. Esto se debe a que muchos mercados financieros de Estados Unidos no exigen que se conozca la identidad de los beneficiarios reales de estos activos.
Por otro lado, la opacidad del sistema financiero permite el inicio de nuevos conflictos. Los actores políticos, en muchas ocasiones, dudan en iniciar una guerra por el elevado coste económico que supone. Sin embargo, si la riqueza se guarda de manera segura y anónima en un centro financiero lejos del campo de batalla, los costes de la guerra pueden parecer insignificantes.
