Sucedió después del abandono en el Gran Premio de Singapur. Fernando Alonso había salido como un diablo, ya soñaba, en esos primeros treinta segundos de carrera, con un podium e incluso la victoria absoluta en Marina Bay. Pero el golpe que recibió su monoplaza acabó dejándole unas cuantas vueltas después fuera de carrera.

Una lástima, desde luego. Pero hubo algo interesante. Algo que se vio en las pantallas de todo el mundo, cuando tras bajarse del coche el campeón español se encontró con su jefe en McLaren, con Zak Brown. Y la cercanía entre ambos, los gestos, las manos, las miradas… en especial la complicidad de las miradas.

Probablemente esa complicidad indica que las negociaciones están ya muy avanzadas y que Fernando Alonso seguirá con McLaren, y su nuevo motor Renault, al menos una nueva temporada.

Así parece que sucederá. Fernando Alonso volverá a intentar luchar por las victorias y por el campeonato mundial. O al menos eso es lo que nosotros hemos visto en ese cercanía entre las almas, en esa complicidad en las miradas.

 

Otro burbon, por favor.

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