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La cápsula del tiempo

Antonio Guerrero
Antonio Guerrero
Antonio Guerrero colecciona miradas, entre otras cosas. Prefiere las miradas zurdas antes que las diestras. Nació en Huelva en 1971 y reside en Almería. Estudió relaciones laborales y la licenciatura de Filosofía.
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análisis

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Es frecuente en mí sentir fascinación por las cajas que han sido enterradas y que aparecen al cabo de los siglos.  Al abrirse, algo que hoy día es fácil de ver gracias a los medios digitales, se aprecian objetos de otra época en un estado casi intacto y con esto me refiero a ropa, libros, cartas, botellas, monedas, etc. Y eso me encanta.

Al hilo de esto, precisamente, el otro dia llegué a una conclusión. Nosotros, los que tenemos ya mediana edad, los nacidos entre los 70 y 80, hemos estado viviendo en una de esas cápsulas del tiempo. El material en el que estábamos envueltos podría denominarse Sociedad del Bienestar. Las mejoras políticas y económicas, tras la Segunda Guerra Mundial, nos llegaron en forma de estabilidad social.

Eso permitió crear unas cuantas generaciones que se desarrollaron sin los problemas de sus predecesores y al abrigo del progreso; pero que también evolucionaron desconectadas de la gravedad de la historia, sin hambre, sin horror, sin miedo. Esa desconexión fue nuestra cápsula del tiempo, las que nos llevo hacia el presente sin sobresalto.  Entonces, a los que éramos niños, la historia se nos enseñaba como algo acabado que solo había que recordar.

Al salir de nuestra cápsula del tiempo, los ochenteros, nos abrumamos y nos damos cuenta de que por primera vez hemos visto el mundo tal como es

Podríamos decir que vivíamos después del final de la historia.  Todo el mundo garantizaba, además, que las guerras y las tragedias de otra época nunca volverían a producirse. No obstante estos últimos años han sucedido cosas que nos han generado desasosiego. Y la sensación que tengo es la de que alguien ha abierto esa capsula del tiempo, en la que vivíamos, y que nos hemos sentido espantados al salir de ella.

Siguiendo la metáfora, ciertos hechos no entraban en nuestras expectativas: una pandemia mundial aun vigente y una guerra como la de Ucrania que se puede complicar mucho todavía. La realidad se ha mostrado sin tapujos y nos ha situado donde debemos estar. Esta situación nos insinúa que la historia siempre se repite y que vivir creyendo lo contrario es un error. Por eso ahora la crudeza de la historia se ha apoderado de nuestro presente generando un desasosiego como el de Pessoa, donde se mezclan los miedos con los sueños y las realidades.

Al salir de nuestra cápsula del tiempo, pienso, los ochenteros nos abrumamos y nos damos cuenta de que por primera vez hemos visto el mundo tal como es:  inacabado, peligroso. Y no sé ahora si esa caja era también la caja de Pandora.

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