Raquel Sánchez Jiménez, hasta ahora alcaldesa de Gavà, entra en el Gobierno de coalición para ocupar la cartera que ostentaba José Luis Ábalos. A partir de hoy ella será la nueva ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana. De esta manera, el que parecía uno de los pesos pesados del sanchismo, pieza intocable y torre afianzada, cae también en la revolución de julio que ha llevado a cabo el presidente del Gobierno.
Sánchez Jiménez es una apuesta más por el municipalismo feminista de Pedro Sánchez. Con este nombramiento y el de Isabel Rodríguez, hasta ahora alcaldesa de Puertollano (nueva portavoz del Gobierno), así como el de la alcaldesa de Gandía, Diana Morant, que sustituirá a Pedro Duque en el nuevo Ejecutivo de coalición, se completa el trío de mujeres que provienen del mundo de la política municipal.
Nacida en Gavà en 1975 y madre de dos hijos, Sánchez Jiménez es licenciada en Derecho por la Universidad de Barcelona y cuenta con un máster en Derecho del Trabajo y Seguridad Social en la Universidad Pompeu Fabra.
Desde noviembre de 2016 forma parte de la ejecutiva del PSC y en 2014 fue elegida alcaldesa de Gavà, siendo reelegida en 2019. Ahora, da el salto al panorama nacional en una apuesta del nuevo Ejecutivo por dar un nuevo aire a las carteras ministeriales una vez pasado el peor tramo de la crisis de la pandemia de coronavirus.
Fue hasta 2019 secretaria de Políticas de las Mujeres del PSC. A partir de ese año, ocupó el cargo de secretaria de Estrategia y Clima. Es precisamente este perfil medioambiental el que le hace llegar ahora a un Gobierno que, entre sus prioridades, destaca por su agenda ecológica de cara a los próximos años.
Ábalos sale de Moncloa
Pero más allá del perfil de la nueva ministra, cabe preguntarse qué ha llevado a Pedro Sánchez a prescindir del que parecía uno de sus más directos y estrechos colaboradores. Según El Confidencial, se trata de en un movimiento que «abre también el debate sobre el control orgánico del PSOE, donde ejerce de secretario de Organización. Fuentes del PSOE valenciano así lo confirman». Lo cierto es que en las últimas semanas se había especulado sobre el deterioro de la relación personal entre Ábalos y el premier socialista. Incluso se ha rumoreado que el exministro de Transportes puede terminar ubicado en alguna gran empresa privada, haciendo uso de una puerta giratoria.
Cabe recordar que en 2020 se dio a conocer un encuentro de Ábalos con una delegación venezolana en el aeropuerto de Barajas, en el que además del ministro de Turismo venezolano Félix Plasencia —asistente a FITUR— coincidió con la vicepresidenta de dicho país, Delcy Rodríguez, sobre quien pesa la prohibición de entrada al espacio europeo Schengen. A raíz de aquello, la derecha inició una caza de brujas contra Ábalos, al que acusó de mantener relaciones clandestinas con el Gobierno bolivariano de Nicolás Maduro. Finalmente, el asunto quedó en nada, pero desde entonces es un hecho evidente que Sánchez ha ido perdiendo la confianza no solo en el que es uno de sus ministros de cabecera sino en una persona que le prestó fiel colaboración cuando el líder socialista fue descabalgado de la secretaría general del PSOE en aquel golpe al Comité federal de infausto recuerdo supuestamente planeado por el ala felipista del partido. Una vez más, se confirma que en política no hay amigos.
No comparto lo dicho de que en política no hay amigos,el hecho en sí es política y el exPCV y secretario de organización del PSOE es un buen fontanero tiene un ardua tarea controlar los movimientos de la vieja guardia del partido entendamos (felipitas y demás víboras neoliberales) estaban entregando el govierno al PP y este movimiento es para cambiar estas dinámicas si su realeza señora Calviño acaba viendo la luz.por cierto viva la republica.