El mercado inmobiliario español se mueve en base al crecimiento de burbujas especulativas. La actual crisis económica es una consecuencia precisamente de las operaciones especulativas realizadas durante los años de bonanza. Todos recordamos cómo el precio de la vivienda se incrementó hasta niveles casi privativos desde las reformas de José María Aznar hasta el mismo momento de la explosión de la burbuja en el año 2008.

Actualmente está ocurriendo algo similar en lo referido al alquiler de vivienda sobre todo en grandes ciudades como Madrid, Barcelona, Málaga, Sevilla, Alicante o Bilbao. El precio del alquiler sube a un ritmo sostenido del 10%. Este aumento de la demanda viene propiciado por el «por el difícil acceso a las hipotecas ante la rigidez y endurecimiento lógico de condiciones, muy por encima de las previsiones de los inversores y promotores. No hay vivienda nueva en alquiler porque los bancos prefieren financiar la destinada a compra y el poco producto existente en el mercado se agota a marchas forzadas, provocando los incrementos de precio», confirma a Diario16 el experto en mercado inmobiliario Jesús Martínez Caja.

Otra de las consecuencias de la burbuja inmobiliaria de 2008 es el cambio de mentalidad, sobre todo en las generaciones más jóvenes, respecto al modo de acceder a la vivienda. Hasta hace unos años la prioridad de cualquier pareja o persona era adquirirla en propiedad. Sin embargo, el cierre del grifo hipotecario por parte de la banca, los salarios de miseria, la inestabilidad y la precariedad del mercado laboral, entre otros factores, han provocado que la ciudadanía olvide el deseo ancestral de tener una vivienda en propiedad y la búsqueda de soluciones habitacionales.

Sin embargo, la burbuja del alquiler también está afectando gravemente a quienes no tienen recursos o a las víctimas de la crisis porque un incremento del precio del alquiler provoca que las personas con menos recursos tengan que alquilar «en la periferia y por el ya citado efecto de incremento de la demanda se origine un incremento de precios en zonas antes mucho más baratas», nos confirma Jesús Martínez. Para estas situaciones el alquiler social es la solución pero, ¿se vería afectado su precio por el incremento del alquiler en el mercado libre? «Si ocurriera eso, sería por una falta de previsión pública inconcebible e imperdonable. Hay que adoptar medidas y una es el fomento del alquiler social, pero hagámoslo con cabeza. Existe un fondo social de viviendas que gestiona el Ministerio de Economía y luego hay que activar un plan para atraer a Bancos e inversores a alquilar barato o mediante el alquiler subvencionado. Pero no olvidemos que la experiencia de la Sociedades Públicas de Alquiler hasta la fecha ha sido fallida. El Ministro de la Serna ya ha puesto de manifiesto su plan, pero ofrece dudas», señala Jesús Martínez Caja.

Pero, ¿realmente estamos ante una nueva burbuja o se trata simplemente de un problema de oferta y demanda? Cuando esto ocurre, cuando la demanda supera a la oferta, la respuesta de los mercados y de los inversores es siempre la misma: la especulación. Con el tema del alquiler en las grandes ciudades parece que ya se están notando movimientos especulativos por las subidas constantes de los precios. El propio mercado evita que la demanda baje porque se llegan a cerrar alquileres en ciertas zonas céntricas de Madrid y Barcelona en apenas 24 horas. Para frenar la burbuja del alquiler deben acometerse las reformas legales que no se acometieron con la de los años 90. Jesús Martínez es muy claro en este sentido: «Si no se acometen reformas legales que afecten a limitar los precios y a incrementar los incentivos fiscales de inquilinos y caseros, conjugándolo con el fomento de la promoción pública de viviendas en alquiler, cabría esperarse un nuevo nicho de especulación, pero entiendo que las administraciones ya están en ello, junto con los agentes empresariales, sociales y económicos. Solo hay que poner de acuerdo a todos, que no es nada fácil, pero contamos con la experiencia de una reciente crisis».

La vivienda es un derecho reconocido por nuestra Constitución y es un derecho que recibe ataques constantemente por los intereses de las grandes corporaciones o de los defensores del libre mercado y para evitar que se cree un nuevo nicho especulativo y que la burbuja, que ya está aquí, crezca «es necesario parar la subida de la demanda desbloqueando la oferta y pasa necesariamente por dotar al alquiler de seguridad jurídica (reforma legal) y más incentivos fiscales para todos», concluye Jesús Martínez Caja.

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