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La agenda

Cruz Galdón
Cruz Galdón
Escritora
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análisis

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¡Será posible que no encuentre la agenda que necesito! Cuantas veces hemos oído esta frase en el trabajo, en la puerta del colegio esperando a nuestros hijos, en la papelería de barrio donde nos gusta hacer acopio de esas gomas de nata con aromas a infancia, bolígrafos de gel y folios de texturas que abducen. La cuestión es que hay agendas de todos los colores, tamaños y separadores. Pero hasta que nos seduce una en cuestión solemos dar mil vueltas, las manoseamos y revisamos en todos sus apartados. ¿Será que tienen vida propia?

Pues realmente, si lo pensamos creo que sí. En nuestras agendas se transmuta nuestro tiempo futuro en instantes que viviremos de obligado cumplimiento. Citas laborares, escolares, médicas, cumpleaños, vacaciones, escapadas, citas para sentir, reír, mirar el mundo, frases que se nos ocurren bailando con las musas, teléfonos que no olvidar, pagos ineludibles cuyo olvido tienen consecuencias nefastas, la cuenta atrás de lo que queda por vivir…

Podría seguir detallando toda la vida que abrazan nuestras agendas, abandonadas las de papel por nuestros artefactos digitales. Pero aún seguimos muchos vintage, personas que volvemos mil veces a mirar la agenda. Por eso hay que enamorarse de ella, encandilarse en sus méritos y dejarse embobar por su todo. No puede ser cualquier cartón, piel o textura. Es la propia vida la que día a día va contada en ella.

Y lo más interesante, no es lo apuntado desde ahora, como anotación ineludible, si no lo que irá escribiéndose día a día, lo que ha ocurrido y no queremos olvidar. Porque ese futuro cierto cambia con una Dana que te atrape, una ruptura que desencadena el cambio absoluto de la vida, la marcha de un ser querido, un dolor de muelas o el pinchazo de una rueda… Dicen que el futuro no existe, pero lo apuntamos, detallamos y segmentamos en horas y minutos que dedicamos a cada cosa. Aunque la vida es un folio datado en blanco de esa agenda y todo se puede cambiar.

He de concluir personalizando que me encanta mi agenda y voy a encontrar la que me acompañará en este curso que comienza con todas mis ilusiones. Pero esta vez, me quiero enamorar de ella y no encadenarme, deseo una relación fluida, amable y que no pese ni en la espalda ni en la mochila. Porque mi querido amigo “la vida es breve si sólo se vive en una agenda”

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1 COMENTARIO

  1. Luego de esperar en la impaciencia leer una nueva Carta de Cruz, esta llegó para permitir que bebiendo el primer café bien negro y amargo, una sonrisa, la primera, se pose en mi rostro para iniciar el día como se debe. Así lo hago, con la felicidad de las pequeñas cosas que marcan la diferencia y, por un instante, o dos, me atrevo a decir que la felicidad tocó a mi puerta.
    Tal es la importancia de lo que escribes, permitiendo que simples mortales diseminados por el mundo, como yo desde mi Argentina, renueven su gozo durante la mañana de domingo, leyéndote, para que tus palabras reflexivas nos acompañen y nos alienten.
    Como otras veces, agradezco a Cambio 16 que nos permita a ávidos lectores que los textos de Cruz Galdon nos acaricien imaginariamente.
    Para vos pequeña escritora, el reconocimiento de siempre y más. Gracias.

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