La acusación popular personada en el Caso Bankia prepara una serie de denuncias para exigir responsabilidades penales a los directivos del Banco de España que autorizaron la salida a bolsa de Bankia después de conocer los correos remitidos por los inspectores a su jefe, Pedro Comín, actual director general de supervisión del Instituto Monetario, en los cuales advertían de los riesgos que tal operación podría suponer a la entidad. Unos riesgos entre los que figuraba la que luego fue nacionalización de pérdidas que, incluso, llegaron a cuantificar en 15.000 millones.

Fernando Andreu, juez que lleva el Caso en la Audiencia Nacional se negó a imputar al entonces gobernador, Miguel Ángel Fernández Ordóñez. Diario 16 adelantó la posibilidad de que se reconsidere tal negativa en una información publicada el 18 de septiembre. MAFO y Comín vuelven a estar en el disparadero.

«La salida a bolsa con un banco doble es el primer paso para nacionalizar las pérdidas, algo injusto y contrario a lo que nos pide la norma: velar por un uso eficiente de los recursos públicos», señalaba uno de esos correos enviados por José Antonio Casaus, el inspector, a su superior, el actual director general adjunto de supervisión, Pedro Comín, El correo tiene fecha del 8 de abril de 2011. Bankia salió a bolsa en julio.

«La generación recurrente de resultados del grupo Bankia sigue muy débil, aspecto especialmente grave en un contexto de costes financieros crecientes», señala Casaus. El inspector de Bankia advierte de “las dudas de los mercados” sobre su salida a bolsa por dos motivos: “el peso de su deuda y las políticas de pan para hoy y hambre para mañana”. Casaus se refiere a la intención del presidente de la entidad, Rodrigo Rato, de ingresar más de 3.000 millones por la salida a bolsa, y la venta de participaciones en empresas como Enagás, y Genesa con las cuales hacer caja. Bankia, entonces, ganaba dinero, 190 millones, pero casi todos ellos procedían de beneficios atípicos, casi nada por la explotación del negocio.

“Cuentas de mierda”

Casaus advierte también de la “escasa solvencia”: En la matriz del grupo, el Banco Financiero de Ahorros, BFA, donde el Frob tuvo que inyectar más de 4.000 millones de euros, y, sobre todo en el Banco de Valencia. Un mes antes de la salida a bolsa, el funcionario del Banco de España se reunió con los miembros del consejo de administración de esta filial. No había liquidez y había vencimientos inmediatos por 700 millones.

En otro correo, el coordinador de la inspección llega a decir que los cálculos contables efectuados por el equipo de Rato, de cara a superar los tests solicitados por las agencias internacionales, eran “cuentas de mierda, y perdón por lo de cuentas”.

Fernández Ordóñez dio la callada por respuesta ante esos avisos, y dejó que Bankia saliese a bolsa, operación que está siendo investigada por la Audiencia Nacional como presunta estafa. Ordóñez aún defiende que Bankia era viable antes de salir a bolsa y que lo que se la lleva por delante es la segunda recesión de ese año.

El destinatario de los correos, Pedro Comín, dio al juez Andreu una versión radicalmente diferente: “la situación de Bankia era relativamente cómoda antes de la salida a bolsa”.  Sin embargo, el propio Comín había señalado a los directivos de la entidad que “en el Banco de España estamos incómodos con la situación del Banco de Valencia… los riesgos son importantes”.  Dos meses después, en 2011, reconoció que “en Bankia hay capital que no puede ser considerado como tal

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