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La 20 propuestas de Iglesias que han atascado el pacto para un Gobierno de cooperación

La dificultad para que PSOE y Podemos lleguen a un acuerdo no estaría tanto en cargos y sillones como en los programas y en las medidas concretas

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análisis

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La negociación entre PSOE y Podemos para cerrar un posible Gobierno de cooperación ha entrado en una vía muerta. Las dos partes hablan ya de una primera investidura frustrada de Pedro Sánchez y se emplazan a después del verano para retomar las conversaciones y volver a intentarlo en una segunda ronda. Este escenario de incertidumbre nos vuelve a situar ante la posibilidad de que se convoquen unas nuevas elecciones, algo que parecía impensable tras la clara victoria del PSOE en las generales del pasado 28 de abril.

Es un hecho que PSOE y Podemos han mantenido una agria disputa por la hegemonía de la izquierda en los últimos cuatro años. Los podemistas tratando de dar el sorpasso a los socialistas, aquello de “asaltar los cielos” que ahora nos parece tan lejano. Esa “guerra fría” que estuvo a punto de hacer implosionar al PSOE durante el fatídico Comité Federal de octubre de 2016 –y que le costó la dimisión como secretario general a Sánchez−, no se supera de la noche a la mañana. Ambos partidos necesitan su tiempo; no se puede pasar de querer matarse en un duelo fratricida a muerte a charlar amistosa y distendidamente ante unos cafés en una mesa de negociación. Hay recelos, desconfianzas, demasiadas cuentas pendientes.

Además, está el factor humano. Es algo sabido que entre Sánchez e Iglesias no parece haber demasiado feeling, pero más allá de que el perfil de las personas y la incompatibilidad de caracteres puedan marcar el éxito o el fracaso de una negociación cada día más difícil y tortuosa surge la pregunta del millón: ¿qué está pasando en realidad para que los dos grandes partidos de la izquierda española sean incapaces de ponerse de acuerdo? Fuentes socialistas aseguran que uno de los principales escollos que impide avanzar es la supuesta insistencia de Pablo Iglesias al exigir la vicepresidencia del futuro gabinete y algún que otro ministerio más para la formación morada. Sin embargo, desde Podemos se niega la mayor y se rechaza que ese sea el motivo fundamental, ya que no se trataría tanto de sillas y carteras sino de acuerdos puntuales sobre programas electorales concretos. Es ahí donde estarían surgiendo elementos de fricción que han bloqueado el diálogo de cara a un futuro Gobierno de cooperación.

Según el portal kaosenlared, una publicación con buenos contactos en el mundo de Podemos, Pablo Iglesias habría puesto encima de la mesa una ambiciosa batería de hasta 20 leyes que de forma irrenunciable, y a lo largo de esta legislatura, tendría que poner en marcha el nuevo Gobierno. Por supuesto, las reformas deben ir acompañadas de inversiones reales reflejadas en el nuevo proyecto de ley de Presupuestos Generales del Estado que empezaría a estudiarse en otoño. Ese sería el quid de la cuestión. De hecho, Iglesias insiste en todas sus apariciones públicas en asegurar que no se trata de cargos y sillas, sino de hacer frente a una serie de medidas de política social que avancen “hacia el modelo de país y de sociedad” que reclamaron los ciudadanos el 15M y en las sucesivas manifestaciones feministas del 8M.

¿Cuáles serían esas exigencias traducidas en leyes concretas que Iglesias ha planteado como irrenunciables y que Sánchez de momento no ve claras? Se trataría de un listado de hasta 20 medidas, entre las que se encuentran blindar la subida de las pensiones al IPC y derogar el factor de sostenibilidad, que Podemos califica “de empobrecimiento”, así como ligar esta prestación a la esperanza de vida; subir las pensiones no contributivas “a niveles de vida digna”; otorgar permisos de maternidad y paternidad iguales e intransferibles; una ley de igualdad retributiva y medidas de extensión y de respaldo al cumplimiento del pacto de Estado contra la violencia machista; la recuperación del dinero del rescate bancario; la derogación de la llamada “ley mordaza”; la liquidación de las dos últimas reformas laborales del PSOE y del PP; la subida del salario mínimo interprofesional a 1.000 euros; la reforma de la Ley de Arrendamientos Urbanos para acabar con la burbuja del alquiler; y una ley de vivienda en los términos propuestos por la Plataformas de Afectados por la Hipoteca (PAH).

Además, Podemos exige blindar el carácter de banca pública de la SAREB o de las cajas “previamente nacionalizadas”; reducir las jornadas laborales para “impulsar un mejor reparto de los cuidados”; impulsar una ley de Rentas Garantizadas, que aseguren “un ingreso vital digno” (renta básica para desempleados y personas en riesgo de exclusión social); cerrar los Centros de Internamiento de Extranjeros y cumplimiento con el cupo de refugiados pactado con la Unión Europea; reformar la ley electoral para lograr una mayor proporcionalidad en el reparto de escaños; eliminar los copagos sanitarios y farmacéuticos; revertir los recortes en Sanidad, Educación, Dependencia, Servicios Sociales, Ciencia, I+D y Cooperación Internacional; garantizar por ley las prestaciones por dependencia; promulgar una ley de lucha contra la pobreza energética que incluya una extensión y mejora efectiva del bono social eléctrico; y derogar el impuesto al sol.

Algunas de estas medidas son perfectamente asumibles por el PSOE y de hecho han sido asumidas por el equipo negociador de Moncloa, ya que se trata de cuestiones de dignidad y justicia con millones de personas afectadas por la crisis. Otras, sin embargo, van más allá de su programa de centroizquierda, de modo que estamos de nuevo ante la “eterna lucha” entre esa socialdemocracia moderada y pragmática que se ha adaptado y convive con el sistema burgués y aquella izquierda utópica que todavía se resiste a soltar las últimas amarras del marxismo. Encajar las dos piezas del motor se antoja harto complicado. Solo dos personajes políticos con la suficiente talla de estadista, altura de miras y generosidad por encima de ambiciones personales pueden hacer frente a semejante reto. ¿Son Pedro Sánchez y Pablo Iglesias los elegidos para escribir la historia con mayúsculas? La respuesta en el siguiente capítulo de este juego de tronos.

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2 COMENTARIOS

  1. cuando no es que qiere sillones es que qiere leyes …para la la mayoria de la ciudadania y no solo para una minoria..
    = el caso es atacar a Up
    bueno pues ya sabemos quien no quiere esas leyes para la mayoria d la gente…

    menuda tergiversacion d articulo :
    esas medidas por las que el pueblo se echo a votar son las que defiende Up y el PP$:e no quiere dejarle ejecutar

  2. es mentira :
    qe haya exi¡gido leyes ya qe seria entonces un pacto programa
    y no pacto de gobierno coalicion
    …y encima exagerando…ni mas ni menos que 20 leyes…!!!!
    el sanchez Lobyto esta desesPPerrado
    solo el voto util antoi vox le haria ganar d nuevo y por esto lo sigue alentando y diciendo que si hay nuevas ellecciones subiria la extrame drcha

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