La locura no se elige, lo único que se puede intentar es seducirla y manejarla a tu favor. Nick Kyrgios es el loco del tarot, es el Joker de Batman, es un genio absoluto y es un pobre tipo absoluto.
El público le aplaude cuando gana, haga lo que haga. El mundo entero le abuchea cuando pierde.
Peleaba en Nueva York contra un rival que desprecia, contra un supervillano, para seguir en el mundo de Gotham y Batman, que no se puede comparar con él.
Y Kyrgios estaba dispuesto a hacer volar el mundo, con él dentro y todas las personas que quiere también.
Estaba seguro que cuando sacase toda su potencia, y no la saca hasta el final del cuarto set, machacaría a su rival. Pero la locura, la verdadera locura, vuelve a soplarle en la oreja al comenzar el quinto set, y aunque logra domarla, porque ya es un experto domando la locura, está muy en el límite de tiempo para reaccionar. Y luego ya la suerte y el azar no le quieren, se alían contra él.
Y pierde KIYRGIOS dos veces, Kyrgios el loco y Kirgios el que es capaz de domar la locura.
Que exista hace mucho más grande e interesante el panorama del tenis actual. El Joker siempre ha salvado al mundo de Batman del simple esfuerzo, de la mediocridad.
Tigre Tigre
