Luduvico Ariosto, autor del famoso  poema épico Orlando furioso (1516), “imaginó que un paladín descubre en la luna todo lo que se pierde en la Tierra, las lágrimas y suspiros de los amantes, el tiempo malogrado en el juego, los proyectos inútiles y los no saciados anhelos”, recuerda  Jorge Luis Borges, en el prólogo a Crónicas Marcianas de Ray Bradbury.

Kivalina, una población en Alaska, podría desaparecer bajo las aguas en una década a causa del calentamiento global. Lo peor es que Kivalina no es un caso aislado, pues el mar de Alaska se está calentando a una tasa del doble del resto de las aguas de Estados Unidos, poniendo en riesgo a otras poblaciones.

El Apocalipsis bíblico, el origen del poblamiento de América y la agresiva explotación  petrolera concurren a entender mejor la dimensión de la vida frente al evasivo problema global del cambio climático.

Kivalina está poblada por cuatro centenas de indígenas Inuit, quienes sobreviven con la cacería y la pesca de ballenas y focas. En las últimas dos décadas, los habitantes de esta zona han presenciado cómo el agua comienza a quitarles terreno. Este año la caza fue estropeada porque el hielo es demasiado delgado e inestable. Inclusive, los osos que  también cazan para obtener su comida, se queden en la costa.

Las tormentas que azotan en verano y otoño, cubren poco a poco  la arena. El hielo ártico que protegía la costa se ha derretido, y Kivalina es cada día más vulnerable a la erosión.

El 2011, el gobierno de EEUU decidió evacuar la población, no obstante la barrera artificial que fue construida, para paliar el ingreso de las olas del mar. Los expertos calculan que Kivalina será inhabitable para 2025, habría desaparecido por el cambio climático.

ALTERNATIVAS

Reubicar a la población de Kivalina es económica inviable, sostienen, como  suele ser siempre el argumento de  las empresas petroleras, porque costaría unos 400 millones de dólares. No  existe  un plan para hacer esta migración.

Alaska es una zona petrolera y la demanda energética exige la continuidad de la explotación de los mantos petrolíferos de la región.

El cambio climático se traduce en tragedias jamás soñadas. Cuatrocientos inuits pueblan las cabañas de una sola planta de Kivalina. El mar ha sido su sustento por incontables generaciones pero ahora esa posibilidad se aleja.

Hace dos años una feroz tormenta forzó la evacuación de emergencia de los residentes. Ahora los ingenieros predicen  con mayor certeza que Kivalina será inhabitable en 2025.

Pero Kivalina es el inicio de una larga cadena de tragedias. La retirada del hielo, el lento aumento del nivel del mar y cada vez más erosión de la costa ha dejado tres asentamientos inuit al borde de la destrucción inminente, y al menos ocho más en peligro.

Swan, líder del consejo de Kivalina, dice que las tribus indígenas de Alaska están pagando el precio por un problema que ellos no crearon. «El gobierno de Estados Unidos nos ha impuesto este estilo de vida occidental, nos ha dado sus cargas y ahora espera que recojamos nuestras cosas y nos mudemos», se escucha por en una entrevista radial de Londres.

En la punta del territorio estadounidense más al norte está la localidad de Barrow,  más cerca del Polo Norte que de Washington D.C.

Los residentes de Barrow pertenecen en su mayoría a la tribu Inupiat y también cazan ballenas y focas. Pero este año ha estado cargado de problemas.

LA CADENA CONTINUA

Kivalina y Borrow enfrentan en primera línea los efectos del cambio climático. Por primera vez en décadas, en Barrow no se cazó ni una sola ballena. Uno de los  capitanes de la caza de ballenas, Herman Ahsoak, dice que el hielo solía tener un grosor de 3 metros en invierno, y ahora es de poco más de un metro.

Barrow es conocida como la «ciudad de la ciencia» del Ártico. En verano recibe decenas de investigadores que observan el retraimiento del hielo ártico y el rápido deshielo del permafrost de la tundra.

Alaska sigue siendo una fuente vital de combustibles fósiles, considerados por muchos científicos como una de las causas del cambio climático. La región de North Slope es el mayor campo petrolífero de EEUU, y el sistema de oleoductos Trans Alaska es fundamental para la seguridad energética de Estados Unidos.

Kate Moriarty, directora ejecutiva de la Federación de Gas y Petróleo de Alaska, cree que el estado posee 50 mil millones de barriles de petróleo aún sin explotar.

Con sangre fría, esta funcionaria afirma que todo el mundo se lanza sobre Alaska y dice ‘oh, el clima está cambiando, el Ártico está cambiando, las cosas están fuera de control’ (…) Hemos estado desarrollando nuestros recursos naturales por 50 años, y las cosas van bastante bien.

El Departamento de Recursos Naturales de Alaska informa que los ingresos por de la industria petrolera representan más del 90% del presupuesto del estado.  Pero el veloz cambio climático por un lado y la demanda por expandir la economía estatal sobre la base del carbono por el otro, no hay muchas dudas sobre cuáles son las prioridades.

En una generación, el océano Ártico puede quedarse sin hielo durante el verano. El ritmo del calentamiento en el extremo norte no tiene parangón en ningún otro lugar del planeta.

RETROALIMENTACION POSITIVA

En términos de explotación de recursos, acceso marítimo y asentamientos humanos, es probable que Alaska se convierta en una propuesta mucho más atractiva.

Los científicos llaman a eso efecto de retroalimentación positiva. Pero para los alaskeños que viven en el frente del cambio climático, y para nuestro planeta, puede que no sea positiva en absoluto.

Kivalina está planteando  un necesario debate, en el cual  ya concurren las corrientes  filosóficas cristianas: “En el primer año de Belsasar el rey de Babilonia, Daniel mismo contempló un sueño y visiones de su cabeza sobre su cama.   Daniel se expresaba y decía: “Sucedió que contemplaba en mis visiones durante la noche, y, ¡pues vea!, los cuatro vientos de los cielos estaban agitando el vasto mar. Y cuatro enormes bestias estaban saliendo del mar, y cada una era diferente de las otras…”

POBLAMIENTO DE AMERICA

El poblamiento de América es el proceso por el cual se diseminó la especie humana en el continente americano. La evidencia paleoantropológica apoya la hipótesis de que los primeros pobladores llegaron a América procedentes de Siberia, en el extremo noreste de Asia.

Otros sectores, indican que Alaska bajó el 90% su estimación de reservas de petróleo, es decir si se aplicara esta cantidad a todo el consumo de los Estados Unidos alcanzaría solo para 45 días.

El Servicio Geológico de los EEUU también recoge  la estimación que alrededor de 896 millones de barriles de petróleo, están en la reserva, aproximadamente el 90 por ciento menos que una estimación del 2002 que era de 10,6 miles de millones de barriles.

Con la rapidez que se consume el «oro negro», plantea la suposición que las guerras apocalípticas están a las puertas. Los protagonistas son nada menos que los profetizados hace 2000 años. Y la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático  no  se ha pronunciado aún sobre el tema de Alaska y menos de Kivalina.

TEORIAS

Desde el punto de vista de la teoría del poblamiento tardío, los paleoamericanos entraron al continente durante la última glaciación, que permitió el paso hacia el Nuevo Mundo a través de Beringia. Este evento ocurrió entre 14.000 y 13.000 años A.C.

En general, se considera que la mayor parte de los indígenas americanos son descendientes de un grupo único proveniente del noreste o el oriente de Asia. Salvo la ininterrumpida comunicación entre esquimales y paleoesquimales de Alaska y Siberia y el caso de una breve colonización vikinga en la costa de Canadá y Groenlandia, no hay pruebas contundentes que respalden un contacto transoceánico entre la América precolombina y el resto del mundo.

ALASKA

Alaska es uno de los dos únicos estados que forman Estados Unidos, junto a Hawaii, que no limita con otro estado del país y también el único estado no contiguo de Estados Unidos en Norteamérica continental. La minería y la industria petrolera son la mayor fuente de riqueza del estado. La mayor parte de la actividad agrícola se localiza en el valle del Matanuska o en la península de Kenai.

EPÍLOGO

Volvemos a  Crónicas Marcianas, Octubre de 2026, en el  Picnic de una millón de año, Bradbury escribe: “…Arrojó una hoja de fuego. Estoy quemando una manera de vivir, de la misma  forma que otra manera de vivir se  quema ahora en la Tierra. (…) Las  guerras crecieron  y crecieron y por último acabaron con la tierra. Por eso se han callado las radios. Por eso  hemos  huido.

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