Charlamos hoy con Julio Fuentes,Miembro de la Comisión Negociadora de Convenio por CGT. Están en hulega, hoy #CuelganLosCascos17M y nos explica por qué. Además de leer esta entrevista, puedes ver este video.


 

Hoy convocáis solos la CGT. Los demás sindicatos, ¿se han arrodillado?

Tras las movilizaciones conjuntas de los meses de octubre y noviembre, tanto CCOO como UGT, sin dar ninguna explicación a los trabajadores, decidieron enfriar la lucha. Ante este panorama la patronal del sector (ACE) endureció su postura. En estos momentos la propuesta salarial de CCOO, por citarte un ejemplo, ni tan siquiera garantiza el IPC real durante los cuatro años de vigencia del próximo convenio. Apuestan por un 2015 con 0% de subida salarial, así como para 2016. Para los años 2017 y 2018 quieren que la subida sea la del IPC del año anterior sin cláusula de revisión salarial. Unido esto a que durante la vigencia del anterior convenio hemos perdido un 5% de poder adquisitivo, su rendición es más que evidente.

 

¿Cómo es posible que después del éxito rotundo de la convocatoria del pasado otoño, abandonen así la lucha?

Ciertamente, las movilizaciones por este convenio han superado cualquier otro momento histórico de lucha en el telemarketing. Tanto los medios de comunicación como diversas organizaciones políticas han servido de altavoz a la lucha de los teleoperadores y teleoperadoras. La ciudadanía ha adquirido conciencia sobre los problemas reales del sector, que afectan a su vez a su experiencia como usuarios. De tal modo que la pregunta que haces es aún más acertada teniendo en cuenta el panorama que te acabo de presentar. Hay intereses personales por parte de los representantes de dichos sindicatos, y además es habitual que tanto CCOO como UGT lleguen a acuerdos que suponen pérdida de puestos de trabajo en procesos de ERE´s. Algunos de dichos acuerdos han sido impugnados por CGT y los tribunales nos han dado la razón como en el caso de Atento. Luego está el asunto de los pagos de «gastos de asesoramiento» durante algunos procesos a los firmantes, aunque eso es otra historia… Es decir, con el paso del tiempo se están convirtiendo en parte del problema y no de la solución. En cualquier caso, más allá de siglas mañana es el momento de los teleoperadores y las teleoperadoras. Son ellos y ellas quienes tienen que tomar la palabra en las calles.

 

Pero esto que denunciáis es un verdadero atropello: si los sindicatos no defienden verdaderamente el interés de los trabajadores, ¿qué nos queda?

La lucha individual no es el camino. Sólo mediante las luchas colectivas seremos capaces de recuperar derechos en todos los sectores productivos. Sin embargo, hay viejas estructuras que bajo el paraguas del «pacto social» y la «paz social» han cambiado esos derechos por migajas, convirtiendo a esas viejas organizaciones sindicales en verdaderas empresas, alejadas de la realidad de los trabajadores y los centros de trabajo. El sindicato al que represento (CGT) es una alternativa a esas viejas estructuras. Apostamos por un sindicalismo de solidaridad mutua, asambleario y con prohibición expresa de firmar acuerdos que supongan pérdida de puestos de trabajo en nuestros propios estatutos. Vamos creciendo, aunque no tan rápido como querría. Hace cuatro años, en el sector de telemarketing teníamos poco más del 10% de representación a nivel estatal. Hoy estamos muy cerca del 20%, lo que supone un verdadero cambio respecto al panorama que conocíamos históricamente. Hay futuro, sí, pero fuera de aquellas organizaciones sindicales que se han arrojado en brazos de la patronal, que habla incluso el lenguaje de la patronal, y que ya sólo vive de su pasado. Acuérdate de cómo trataron a Marcelino Camacho sin ir más lejos..

 

¿Qué crees que hay realmente detrás de todo esto? Me refiero a que cuando una empresa no deja de amasar beneficios, como es el caso de la mayoría para las que vosotros trabajáis, pero las condiciones de los trabajadores cada vez son peores… estamos en la antesala de ser atendidos por máquinas que reconozcan la voz?  

Hay cuestiones que jamás podrán ser suplantadas por máquinas. Sin embargo, la automatización de procesos está a la vuelta de la esquina. Es por eso que iniciativas como la renta básica adquieren verdadero sentido. No sólo dentro del ámbito del telemarketing, sino en muchos otros sectores «amenazados» por los avances tecnológicos. Sin embargo, por ahora es mucho más económico mantener un sector como el nuestro con salarios de miseria a invertir en desarrollos tecnológicos.

 

Más de 100.000 puestos de trabajo al otro lado del teléfono, soportando las impertinencias y cabreos del cliente. La media del salario es de 650 euros. ¿puede plantearse este trabajo alguien para toda su vida?

Cuesta imaginar que nadie ocupe un puesto de trabajo en el sector del telemarketing desde un punto de vista vocacional. Hay una sobrecualificación de los agentes respecto de las funciones que realizan. Sin embargo, la formación interna y el absoluto descontrol de las empresas hace que la improvisación esté a la orden del día. La temporalidad es otro de los factores que los usuarios sufren cuando llaman a un servicio de atención al cliente. Es imposible dar un buen servicio sin una formación adecuada, y estos son factores que repercuten directamente en el stress que sufren las personas que trabajan en este sector. Por otra parte, muchos (yo incluido) entramos para trabajar durante unos meses. Luego la cosa se alarga, el mercado laboral hace que la gente trate en todo lo posible de conservar su empleo, aunque sea precario. Se da otra circunstancia añadida con la crisis. Como es un sector muy feminizado, muchas mujeres cogían este empleo con jornadas parciales para completar en casa el salario del marido. Una vez que muchos de esos maridos han perdido su puesto de trabajo y se encuentran en situación de desempleo, el único salario que entra en casa es el del telemarketing. La necesidad temporal de acceder a estos empleos se ha convertido en permanente. Esta es la triste realidad.

Esto ha provocado que haya una reacción por parte de las compañeras, sobre todo de las más jóvenes, reivindicando condiciones laborales dignas, reivindicando una profesión digna, que no sea subalterna al trabajo masculino ni un complemento del mismo.

 

La temporalidad y la precariedad hacen que no podáis especializaros en el servicio que estáis dando, y esto redunda también en el interés de la empresa. ¿No entienden lo importante que sería para ellos mismos el tratar a sus teleoperadores de manera adecuada? Sois la mayoría de las veces el único contacto que tenemos con esas marcas….

Esto tiene que ver con los procesos de externalización de las propias empresas matrices, o de la propia administración. Las licitaciones se ganan en función de los precios para prestar el servicio. Bajo dichos procesos de externalización está el cambio de puestos de trabajo con derechos en las empresas matrices por puestos de trabajo precarios dentro del telemarketing. ¿Dónde queda el usuario? En ninguna parte. La gente ha asumido, con un estoicismo increíble, que debe aguantar un mal servicio al cliente porque es lo que hay. En el caso de las compañías telefónicas no hay diferencia en la calidad entre unas y otras en este sentido. «Comodity» lo llaman en el argot empresarial. La única diferencia es el precio. Desde CGT estamos convencidos que sólo con el apoyo de la ciudadanía cambiará este sector. Los clientes deben ser más exigentes, no asumir que las cosas son así y que hay que esperar quince minutos para poder hablar con una persona, y que las incidencias deben resolverse en la primera llamada. Sin embargo, la política de beneficios de las empresas matrices y de sus intermediarios (las empresas de telemarketing) se están imponiendo. En el caso de las administraciones públicas el asunto es aún más vergonzoso, ya que son servicios que pagamos todos los ciudadanos con nuestros impuestos. Cuestiones tan delicadas como el teléfono de emergencias se llevan en empresas de telemarketing en idénticas condiciones a las que te he comentado en cuanto a la empresa privada. Creo que los lectores de esta entrevista no dudarán de la calidad de servicio y de los falta de recursos que hay en el mundo de las subcontratas. Te citaría el ejemplo de las subcontratas de limpieza para darte un ejemplo fuera de nuestro sector, o el de las ambulancias de la Comunidad de Madrid que conozco en profundidad. Al final es el reparto del botín entre un puñado de empresas afines al gobierno de turno.

 

No deberían unirse los usuarios a esta lucha? En definitiva nos interesa, además del respeto a los derechos laborales, que prestéis un buen servicio.

Esa es la idea. Y esa es la idea que debe trascender a futuro más allá del momento puntual de la negociación de este convenio colectivo. Tiene gracia hacer bromas sobre el teleoperador pesado que te llama a las cuatro de la tarde (y que lo hace por obligación), pero ya no la tiene tanto cuando contratas un servicio que no se llega a prestar nunca de forma adecuada si tienes la mala suerte de haber tenido una incidencia durante el proceso de provisión, por ejemplo. Lo que ya sería maravilloso es que la gente, en vez de pensar en el teleoperador, se preguntase quién se beneficia de ese mal servicio. Tenemos la mala costumbre de no ver más allá de lo que nos ponen delante, no sólo en cuanto a estas cuestiones, sino en general. Pocas veces la gente se pregunta quién sale ganando con cada cosa, y en una sociedad como la que vivimos, donde mandan los mercados a niveles ridículos, basta un poco de sentido común y pensar en el dinero para llegar a conclusiones bastante aproximadas a la realidad de las cosas.

 

¿Cuáles son las cuestiones fundamentales que deben cambiar en el próximo convenio?

Debe reducirse la temporalidad en primer lugar, y garantizarse la continuidad en el empleo en caso de cambio de contrata, ya que en el sector de telemarketing ni tan siquiera está garantizada la subrogación. Por otra parte, el tipo de contrato más habitual es el de obra y servicio. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, los contratos por ETT´s y los contratos eventuales por dos o cuatro meses han proliferado de manera alarmante. Por otra parte, las condiciones salariales deben equipararse a las de las empresas matrices. Uno de nuestros lemas históricamente ha sido «a igual trabajo igual salario». Con un salario medio en el sector de 650€ creo que es evidente que debe mejorarse esta situación muy por encima incluso de que se garantice el IPC, cuestión que parecen haber abandonado los sindicatos tradicionales. Deben asimismo aumentarse el número de jornadas completas para que podamos vivir de nuestro trabajo. En un sector como éste, tener un contrato de 20 horas semanales, algo que se ha convertido en demasiado habitual, obliga a que las personas recurran al pluriempleo para conseguir un salario de jornada completa que les permita malvivir. No se puede vivir en la precariedad constantemente. Y ha llegado el momento de que señalemos a los cómplices de esa precariedad. Muchas veces los trabajadores y las trabajadoras nos piden unidad, unidad sindical. CGT lo ha intentado, pero ante la imposibilidad manifiesta de llegar a esa unidad hemos lanzado un mensaje que creo que es honesto y más realista si queremos atajar verdaderamente los problemas: UNIDAD SÍ, PERO PARA LUCHAR. Porque la lucha es el único camino.

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