Juan Morante, a través de la Exposición Individual LINEAL, que presenta MECA Mediterráneo Centro Artístico y que está comisariada por el artista plástico Fernando Barrionuevo, ha seleccionado en torno a un centenar de obras una revisión del trabajo plástico de los últimos años, además de presentar una serie de obras nuevas que el artista ha realizado ex profeso para esta muestra. La exposición se desarrollará desde el 20 de septiembre y el 3 de noviembre en el Museo de Almería.
La obra de Morante siempre ha estado caracterizada por el carácter, el espíritu inquieto y la constancia de todo autor que sabe que la obra debe ser el resultado inequívoco de la belleza.
A lo largo de una trayectoria profesional sólida, el autor siempre ha girado en torno a la coherencia y a la superación de retos de una manera continuada. Donde asume el riesgo que supone el plasmar en la superficie su visión de la realidad, enfrentándose al reto continuo de la búsqueda y de la investigación. Redescubriéndose, aceptando el cambio, del cual se alimenta y que al mismo tiempo difiere. La duda, como parte del proceso creativo. La belleza, como último fin, como la necesidad de plasmar la perfección a través del diálogo que establecen las líneas que se proyectan sobre la superficie y sus perspectivas. Hallando siempre el equilibrio entre el proceso creativo, lineal, como antecedente y consecuente.
Su posicionamiento crítico contra la pérdida de identidad es el centro del discurso plástico de Juan Morante. Conmovido con la imagen transformada del perfil arquitectónico de la ciudad, de su ciudad, Almería, plasma su rebeldía contra una situación que trasciende desde la órbita de lo pasional hacia la esfera espacial, desde lo particular hacia lo general, desde lo local hacia lo global.
LINEAL hace referencia al viaje creativo que Juan Morante emprendió hace más de 40 años en el que la coherencia y la consistencia le aporta solvencia crítica a su proyecto de arte y de vida. Como afirma el crítico de arte Iván de la Torre, Morante ha ido conformando desde los años 80 un lenguaje creativo propio, un lenguaje ambivalente y dinámico, que se ha movido sin complejos y con soltura, alternativamente, entre el mundo de la pasión y el mundo de la razón. Su extensa carrera internacional, que ha desarrollado de manera continuada, le ha permitido desarrollar sus programas expositivos en países como Argelia, EEUU, Francia, Brasil o Italia.
Si buscamos alguna característica clara que identifique la obra de Morante es sin duda la evidencia de la búsqueda continua entre el color y el ritmo, la línea y la perspectiva, la armonía y la belleza. Así en sus series pictóricas y escultóricas: arquitecturas, fragmentos y abstracciones, el equilibrio cromático es lo que las dota de coherencia y las vislumbra claramente como esencia final de su fuero más interno.
Juan Morante aplica en su totalidad el concepto de Malevich de que «la luz no parece ser el objetivo principal, sino un medio técnico que sirve para revelar lo conocido de la profundidad de las tinieblas». Y de esa profundidad nacen obras fragmentadas en diferentes niveles, desde ciudades concebidas como utópicamente realizables, en las que la inevitable experiencia arquitectónica, y sobre todo la influencia de la arquitectura neoplástica nos aportan resultados visibles, hasta fracciones de edificios abiertos para ser vividos como espacios animados. Desde las líneas que traza sobre la superficie del lienzo emergen esas figuras geométricas salpicadas, en su mayoría, y como si de una tendencia se tratase, de múltiples ventanas en cubículos abiertos, que nos dan a entender su deseo reiterado de encontrar y hacer partícipe al público que está en el otro lado de lo que se esconde detrás de esos huecos, desvelando el misterio, el milagro, el abismo.