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Josefa, madre republicana horas antes de ser fusilada en el 36: «Son cosas que Dios las prepara así y tenemos que tener conformación”

La familia autoriza a Diario16 a publicar la carta de despedida de una mujer fusilada por los nacionales tras el levantamiento militar, tras aparecer la fosa común donde se espera estén sus restos

María José Pintor
María José Pintor
Periodista en cuerpo y alma, licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad del País Vasco.
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Josefa Casalé tenía 38 años cuando la fusilaron por republicana, junto a otras nueve mujeres, en la comarca de las Cinco Villas (Zaragoza). Ocurrió el 31 de julio de 1936 en un municipio muy cercano al pueblo en donde siempre vivió, Ejea de los Caballeros, donde fue detenida en casa de unos tíos mientas rezaban el Rosario, como todos los días. Su historia, como la de miles de represaliados de los nacionales, tras el levantamiento militar contra el Gobierno Republicano, tiene un valor incalculable para la Memoria Histórica. Pero la carta de despedida a su marido y cuatro hijos, horas antes de ser fusilada, una vez detenida, demuestra el coraje, la generosidad y la entrega a su familia de esta madre republicana que dejó todo atado y bien atado para los suyos pero sin un sólo reproche a sus verdugos.

Ahora, se ha encontrado una fosa común en Farasdués, donde se espera encontrar los restos de Josefa, nuestra protagonista de esta historia, y las otras nueve mujeres que fueron ejecutadas junto a ella.

Las labores arqueológicas realizadas en el cementerio de Farasdués descubrieron el pasado sábado parte de una de las fosas comunes que se hallan en esta localidad pedánea del municipio de Ejea de los Caballeros.

Los trabajos se iniciaron el día 16 en búsqueda de diez uncastilleras asesinadas el 31 de agosto de 1936 en Farasdués y cuyos cuerpos fueron arrojados a una fosa común en el cementerio de la localidad. La actuación se lleva a cabo a través de una ayuda de la Diputación Provincial de Zaragoza para trabajos de recuperación de la memoria histórica.

La nieta

La nieta de esta heroína para la Memoria Histórica, Josefa Zárate, cuenta a Diaro16 la historia de su abuela republicana: «Mi abuela era un mujer muy sabia, no tenía estudios, pero sabía más que las maestras y daba clase por la noche en su casa para la gente pobre: gente del campo, mujeres que querían aprender a firmar, los mozos que iban a hacer la mili». A nadie cobraba nada, nos confirma.

Josefa era tan republicana y comprometida con sus vecinos, como religiosa. En la carta de despedida que envía a su familia insiste en ello: «Son cosas que Dios las prepara así y tenemos que tener conformación”. Ni un reproche a quienes le iban a quitar la vida y separarla para siempre de los suyos, sólo por sus ideas.

Una misiva, que la familia aún no sabe cómo llegó a una de sus hijas, pero que deja constancia de que era lo verdaderamente importante para esta mujer: los suyos: «María, te escribo más a ti que a nadie para encargarte cuides mucho de tus hermanos. Si no puedes no vayas a la escuela y cuida bien de casa y de la abuela, que cuando seas mayor ya aprenderás».

Josefa, según explica su nieta, se casó y tuvo seis hijos, dos murieron por enfermedades de la época. Cuando la detienen sobreviven cuatro hijos. Hoy todavía vive una de ellas.

Tras fusilarlas, las metieron en una fosa común, donde ahora esperan encontrar sus restos.

La carta

Por la fuerza, como madre y cuidadora de los suyos, de esta misiva de despedida, donde no tiene palabras para sus verdugos, la familia de Josefa autoriza a Diario16 a reproducir esta misiva. Auténtico diario de una republicana cuidadora:

«Querido esposo, madre e hijos:

Os escribo desde Ejea para deciros que no os apuréis por nada, que Dios no desampara a nadie. Yo estoy muy conformada, pues bien sabéis lo que he sido.
María, te escribo más a ti que a nadie para encargarte cuides mucho de tus hermanos. Si no puedes no vayas a la escuela y cuida bien de casa y de la abuela, que cuando seas mayor ya aprenderás.

María, en el baúl grande tienes una tela de camisa para tu padre y en el baúl detrás de la puerta hay una camisa de la Sra. Luisa para hacerla para Manolo y la tela que le compré en el balde, para hacerle otra. En el baúl del cuarto oscuro tienes una chaqueta; si le está bien para tu padre y si no, la guardas para el Manolo. Los pantalones de pana que los remienden tus tías y los recogéis al baúl. En los de Manolo que les saquen el doble; en fin, recoged todo bien y en el canasto de arriba habrá pedazos de pana y una chaqueta que hay descosida con unos pantalones la guardáis para hacerle una al Manolo para otro año. Detrás de la puerta del cuarto donde duermes tiene tu padre un pantalón y Manolo otro, y un chanchullo tiene tu padre colgado en el cuarto de masar, y la ropa y los bancales que la lave tu tía Benita y la recogéis.
Si tenéis algo que coser y no pueden tus tías lo llevas a la Felisa y lo pagáis.

Manolo, hijo mío, no faltes a nadie como lo has hecho hasta ahora y cuida de tus hermanos y no riñáis. Sed buenos hermanos.

María, rézale a la Virgen todos los días por tu madre y enséñales a tus hermanicos todas las cosas buenas que yo te he enseñado a ti. Sobre todo lleva a tus hermanos bien limpios y del vestido de lana que hay en el baúl que te hagan un vestido a ti, y todo lo que no te valga a ti guárdalo para tu hermanica. Tenéis muy buen padre y os cuidará mucho.

Llevad trigo al horno de Cortés, pagáis y lleváis de allí el pan.

Os repito que seáis buenos, que sigáis los consejos de vuestra madre, y tú, María, déjate corregir por tus tíos y primos y sé obediente, pues tus tíos se portarán bien con vosotros, pues yo tengo la tranquilidad que no os dejarán solos, y la abuela que no llore, que son cosas que Dios las prepara así y tenemos que tener conformación.

En una caja de la cómoda tenéis cinco pesetas y en la cesta tienes lo de comer.

Recibid, pues, muchos besos y abrazos para vosotros, para la abuela, para los hermanos y para tu padre igual le digo pues como es bueno nada tengo que advertirle.

A casa tía Ramona lo que quieran, pues nada les digo.

Quien os quiere mucho.

En el baúl viejo hay dos camisas de tu padre. Si valen las remendáis cuando sea. Muchos recuerdos de Paco, el de la tía Conrada, que está aquí de vigilante».

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