Jornadas de Memoria Histórica

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Mi pueblo es uno de esos pueblos pequeños a medio camino entre el mar y la montaña, afectado por una lenta, pero constante, despoblación que nos ha hecho perder más de 300 habitantes en los últimos 40 años. Un pueblo que intenta sobrevivir, promocionarse turísticamente y que pretende hacer de la oferta cultural una opción de identidad. Con las fiestas patronales, el Real santuario y la feria romana como principales valores, el resto de propuestas, por lógica y volumen, ocupan un segundo lugar. Y dentro de este grupo “secundario” de propuestas nos podemos encontrar con una Jornada de Memoria Histórica, que, con esfuerzo y dedicación, este pasado 14 de diciembre ha cumplido su segunda edición.

Antaño zona de Maquis, la guerrilla armada antifascista, debe tener su espacio y lugar en estas Jornadas. Siendo Raül Gonzáles Devís (imprescindible sus dos últimos libros como fuente de consulta sobre el tema) el máximo exponente y referencia al reconocimiento de esas gentes anónimas y silenciadas que lucharon y murieron por la libertad una vez finalizada la guerra civil. Pero, si de Memoria Histórica hablamos, es de ley no obviar la represión a la que fueron sometidos los perdedores durante los años de la contienda y a posteriori. Josep Rodríguez, nieto del último alcalde republicano de Tortosa fusilado por las tropas franquistas, nos relató, el año pasado, y en primera persona, ese drama familiar que fue la ejecución de su abuelo. Este año, han sido las mujeres las protagonistas del tristes capítulo dedicado a la mala praxis del ejercicio represor. La escritora e investigadora Cristina Escrivá presentó su último libro y Teresa Armengot (miembro del Grup per la Recerca de la Memòria Històrica de Castellò) con una escalofriante, veraz y documentada ponencia que llevaba por título “Las mujeres y la represión franquista 1939-1950” no dejó a nadie indiferente, siendo la expectación y el más respetuoso de los silencios los mejores acompañantes del relato. La exhumación de cadáveres, el descubrimiento de fosas comunes y desaparecidos, el trabajo administrativo, de investigación y de campo en esos casos, también tienen y han tenido cabida en estas Jornadas y fue Juan Luis Porcar (miembro de MEMORIAC) quién les puso voz en la charla titulada “Fosas clandestinas. Los olvidados de la memoria”. Y como no todo deberían ser tonos grises y oscuros, el año pasado cerramos la Jornada con la participación de Andreu Caralt, periodista y fundador de la empresa de turismo de memoria Terra Enllà, que nos habló de la Memoria Histórica como atractivo turístico, y este año, el visionado del documental “Entre dos fronts” y unas pequeñas matizaciones por parte de Heribert García y José Ramón Belaubí, miembros del CASH y encargados de la producción del documental, pusieron las notas distendidas y de color.

Y ya para ir cerrando, habría que destacar la importancia de la implicación política (y de algunos políticos) en este tipo de eventos, pues de su predisposición e interés se pueden sacar interesantes e importantes lecturas. Andrés Perelló Rodríguez, actual Embajador permanente de la UNESCO y Rosa Pérez Garijo, Consejera de Participación, Transparencia, Cooperación y Calidad democrática de la Generalitat Valenciana han sido los referentes políticos que han tenido a bien participar desinteresadamente en estas Jornadas.

Organizar Jornadas de Memoria Histórica resulta un esfuerzo importante en tiempo, dedicación y paciencia (Silvia y Javi por su implicación y colaboración han sido imprescindibles), incluso el sacrificio de algún desencanto y alguna desilusión. Pero mientras haya una persona dispuesta a asistir y un ponente decidido a participar, yo seguiré (intentando) organizarlas. La verdad, la historia y la realidad son las que son y no las que durante tanto tiempo se manipularon y nos quisieron hacer creer. Razón de más esta para seguir con el esfuerzo y para dejarle claro a una derecha negacionista y a una extrema derecha fascista y radical que, por insignificante que uno sea, siempre habrá alguien dispuesto a ocupar las trincheras de la dignidad y las barricadas de la decencia.

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