El carismático líder independentista,Jordi Cuixart, dejará la presidencia de Òmmium Cultural, entidad que ha jugado un papel clave en el “procés” catalán. Después de 7 años al frente de Ómnium, Cuixart ha declarado en una entrevista a RAC1 que es hora de dejar que otros lideren el movimiento independentista y que “nadie es imprescindible».
La imagen
Cuixart fue una de las caras más mediáticas del proceso independentista que culminó con el referéndum del 1-O. En la memoria colectiva quedará la imagen, que sería utilizada por los instructores de la causa -como prueba- contra los líderes independentistas, de Cuixart junto al entonces líder de la Asamblea Nacional Catalana, Jordi Sánchez, subidos a un coche de la Guardia Civil para dirigirse a los casi 40.000 manifestantes que se concentraron a las puertas de la Consejería de Economía catalana el día 21 de septiembre de 2017, mientras una comitiva judicial registraba el edificio.
Desobediencia civil
Cuixart defendió en el juicio del Procés el uso de la desobediencia civil como herramienta legítima para cambiar las cosas. Y consideró en todo momento que se enfrentaba a un “juicio político”. El líder civil ha pasado más de la mitad de su mandato al frente de Ómnium en la cárcel. Casi cuatro años de prisión hasta que le llegó el indulto concedido por el Gobierno de coalición del PSOE y Podemos el 22 de junio de 2021.
Seguir como activista
El todavía presidente de Ómnium en funciones ha anunciado que no se presentará a la reelección y que con él también se va el vicepresidente, Marcel Mauri. El relevo lo tomará el filósofo Xavier Antich, si así lo aprueban los socios. Todos los líderes soberanistas han tenido palabras de agradecimiento a Jordi Cuixart: Carles Puigdemont, Pere Aragonés, Quim Torra o Oriol Junqueras que ha publicado en redes su agradecimiento a Cuixart: “Agradecidos… Por tu compromiso indiscutible con la gente y con el país, y por tu papel indispensable en el camino hacia la independencia de Cataluña. Adelante, compañero”. Cuixart, por su parte, ha asegurado que no se implicará en política, pero que sí seguirá vinculado al mundo del activismo.
No deja de sorprender el tratamiento exquisito que se le da a un delincuente condenado por atentar contra la democracia y que estuvo a punto de llevarnos a un conflicto civil en Cataluña.