Japón reanudará hoy lunes la caza comercial de ballenas por vez primera en 30 años con la entrada en vigor de su salida de la Comisión Ballenera Internacional, cuyo abandono hizo efectivo este mismo domingo. Este organismo se negó en septiembre a atender las razones del Gobierno nipón para restaurar esta práctica.

“En ese encuentro quedó claro una vez más que quienes respaldan el uso sostenible de los recursos que proporcionan las ballenas y quienes defienden su protección son incapaces de coexistir”, lamentó en septiembre el secretario jefe del Gabinete japonés y portavoz del Gobierno, Yoshihide Suga.

Japón anunció en diciembre su retirada de la comisión, que se ha formalizado este domingo. Hoy quedará libre de las restricciones que se le imponían. Otros países como Islandia y Noruega también han desafiado abiertamente los dictámenes de este organismo.

La comisión prohibió en 1982 la caza comercial de ballenas, una decisión que entró en vigor a nivel mundial cuatro años después. Desde entonces, Japón ha seguido cazando ballenas “por motivos científicos”, un conocido vacío legal, en la Antártida y en el noroeste del Pacífico. Se da la circunstancia de que, con su salida de la comisión, Japón tendrá terminantemente prohibido cazar ballenas en estas zonas.

A cambio, los balleneros japoneses tendrán vía libre para cazar ballenas –muchas en peligro de extinción como la minke, la de bryde o la sei– en sus costas, ante la indignación de defensores del medioambiente y celebridades.

“La caza comercial de ballenas es una práctica inherente y excepcionalmente cruel que no tiene cabida en el siglo XXI”, según una declaración de la oenegé Humane Society International, respaldada entre otros por la primatóloga Jane Goodall o los actores Stephen Fry y Ricky Gervais. “No hay forma humana de matar a estos animales que no sea de una forma lenta y agónica”, añade el texto.

El profesor de la Universidad de Tokio Nobuyuki Yagi ha considerado que la decisión adoptada por Japón era inevitable dado el partidismo exhibido en los últimos años por la comisión a favor de los grupos antiballeneros.

“Ha dejado de ser un organismo respetable para convertirse en un lugar donde los países en contra de la caza de ballenas hacen presión para imponer sus puntos de vista”, ha lamentado en declaraciones a la agencia oficial de noticias japonesa Kyodo.

Por su parte, el profesor adjunto de la Universidad de Tohoku Atsushi Ishii ha pedido que continúen las negociaciones dentro de un término medio en el que Japón pueda proseguir con esta práctica, condicionada por ciertos límites estipulados por el derecho internacional.

Además, todavía no está claro cuánto beneficio podría comportar la reanudación de la caza comercial, sobre todo porque la dieta japonesa ha cambiado significativamente en las últimas décadas.

Para hacerse una idea, el consumo interno anual de carne de ballena fue de alrededor de 200.000 toneladas en la década de 1960, pero la cifra ha caído a alrededor de 5.000 toneladas en los últimos años, según datos del Gobierno.

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