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Israel aprovecha la guerra en Ucrania para incrementar los asesinatos en Palestina

Así lo ha denunciado el Observador Permanente del Estado de Palestina ante las Naciones Unidas a través de varias cartas remitidas al secretario general de la ONU, la Presidencia de la Asamblea General y la Presidencia del Consejo de Seguridad

José Antonio Gómez
José Antonio Gómez
Director de Diario16. Escritor y analista político. Autor de los ensayos políticos "Gobernar es repartir dolor", "Regeneración", "El líder que marchitó a la Rosa", "IRPH: Operación de Estado" y de las novelas "Josaphat" y "El futuro nos espera".
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La guerra en Ucrania está ocultando lo que está sucediendo en otros lugares del mundo donde hay conflictos en los que se está violando el derecho internacional y cometiendo crímenes de guerra o de lesa humanidad.

Uno de estos conflictos es el de Palestina, donde la situación actual se está desestabilizando a pasos agigantados a medida que Israel intensifica su represión y sus ataques contra el pueblo palestino.

Todo esto ocurre en grave violación de la ley y a pesar de los reiterados llamamientos internacionales para que se ponga fin a estas políticas ilegales de Israel y para que se hagan todos los esfuerzos necesarios para evitar que se sigan exacerbando las tensiones y provocando las sensibilidades religiosas, ahora en el que coinciden el mes sagrado musulmán del Ramadán, la fiesta judía del Pésaj y la cristiana de la Pascua.

Según una carta remitida por Riyad Mansour, embajador de Palestina en Naciones Unidas, al secretario general de la ONU, la Presidencia del Consejo de Seguridad y de la Asamblea General, la escalada de las acciones letales y destructivas de Israel en tan solo los tres primeros meses de 2022 muestra claramente sus verdaderas intenciones: afianzar su ocupación colonial ilegal y su régimen de apartheid.

«Israel lo hace a la vista de la comunidad internacional y con su pleno conocimiento, confiando en que no sufrirá ninguna consecuencia por sus crímenes. La peligrosa trayectoria actual debe afrontarse con urgencia y la máxima seriedad, ya que Israel está demostrando cotidianamente que, si no hay rendición de cuentas, seguirá matando, mutilando y desplazando a los palestinos a diario y seguirá destruyendo todas las perspectivas de una paz justa y segura», afirma la carta, a la que Diario16 ha tenido acceso.

Mansour informa de una serie de acontecimientos recientes. Por un lado, las fuerzas de ocupación israelíes lanzaron una incursión militar punitiva en el campo de refugiados de Yenín, en la que mataron a dos palestinos e hirieron a otros 14 civiles.

«Los vídeos del ataque mostraban cómo las fuerzas de ocupación israelíes abrían fuego contra Yazeed al-Saadi, de 23 años, y le daban muerte, tras rodearlo mientras yacía inmóvil en el suelo. Yazeed murió desangrado tras recibir u n disparo en la nuca mientras las fuerzas de ocupación israelíes impedían que recibiera asistencia médica. Momentos después, Sanad Abu Attiyeh, de 16 años, se acercó a Yazeed para prestarle ayuda, y murió cuando las fuerzas de ocupación israelíes dispararon munición real contra el adolescente. Según Defense for Children International Palestine, Sanad murió instantáneamente al recibir un disparo directo en el pecho y salir la bala por la espalda. Las fuerzas de ocupación israelíes impidieron que las dos víctimas recibieran asistencia médica y solo permitieron que las ambulancias llegaran al lugar de los hechos después de que ambas hubieran muerto, lo que supone una grave violación del derecho internacional humanitario», denuncia la carta.

Según señala Mansour, Sanad es el quinto niño palestino asesinado por las fuerzas de ocupación israelíes en 2022, «otra víctima del uso rutinario de la fuerza letal por parte de Israel contra civiles palestinos en circunstancias que equivalen a ejecuciones extrajudiciales o intencionales». Además, según señala el documento, tanto Yazeed como Sanad fueron enterrados rápidamente por temor a que sus cuerpos fueran secuestrados y el acceso a ellos negado a sus familias, una política sádica que las fuerzas de ocupación israelíes llevan a cabo habitualmente tras asesinar a palestinos.

Otro palestino fue abatido a tiros por las fuerzas de ocupación israelíes en Al-Jalil (Hebrón). Ahmad al-Atrash, de 29 años, participaba en una protesta contra la ocupación israelí cuando soldados israelíes le dispararon directamente a la cabeza. El asesinato de Ahmad reafirma hasta qué punto se normaliza y fomenta la fuerza letal por parte de las fuerzas de ocupación israelíes, ya que los 24 palestinos, incluidos niños, asesinados por las fuerzas de ocupación israelíes desde el comienzo de 2022 han sido objeto de disparos directos a la cabeza o al pecho, lo que pone de manifiesto el flagrante desprecio de la ocupación por la vida.

«A pesar de los intentos de Israel de justificar estos asesinatos con el pretexto de la «legítima defensa», no puede haber absolutamente ninguna justificación moral o legal para el asesinato de niños por parte de soldados inseguros fuertemente armados. Los asesinatos cotidianos de niños palestinos por parte de Israel deberían recordar a la comunidad internacional, en particular el Consejo de Seguridad, que los niños están protegidos en virtud del Convenio de Ginebra relativo a la Protección debida a las Personas Civiles en Tiempo de Guerra y otras disposiciones del derecho internacional, incluida la Convención sobre los Derechos del Niño», afirma Mansour.

Además, las repetidas afirmaciones de que los soldados israelíes se están «defendiendo» ignoran el hecho de que están allí para imponer una ocupación ilegal y forzosa, sin ningún derecho soberano a estar allí, y menos aún con derecho a la legítima defensa como combatientes del propio pueblo que están ocupando y maltratando, incluidos los niños.

Por otro lado, Israel también sigue atacando instalaciones civiles y humanitarias. Durante la incursión en Yenín, las fuerzas de ocupación israelíes lanzaron botes de gas lacrimógeno contra un hospital, amenazando la vida de pacientes vulnerables. Las unidades de cuidados intensivos y las habitaciones con incubadoras para recién nacidos prematuros se llenaron de humo de gas lacrimógeno, lo cual obligó a las enfermeras a reubicar a los bebés en habitaciones sin equipo suficiente.

«Horas después del ataque, Nidal Jaafra, de 30 años, fue abatido a tiros en Belén por un colono israelí que adujo responder a un supuesto ataque. El asesinato de Nidal se produjo horas después de que el primer ministro de Israel pidiera a los israelíes que se armaran, lo cual alentó de hecho a soldados y colonos israelíes al asesinato de palestinos», denuncia la carta.

Con ese mismo pretexto y con el mismo apoyo, colonos israelíes siguen arrasando ciudades y pueblos palestinos, aterrorizando a los residentes y causando bajas y daños a cosechas y propiedades.

En las últimas semanas se han producido ataques a gran escala coordinados por turbas de colonos israelíes en numerosas zonas. A finales del mes de marzo, grupos de colonos armados pusieron en marcha caravanas de autobuses con armas, cuchillos, gasolina y otros objetos con la intención de causar daño a los palestinos. Estas caravanas, escoltadas por las fuerzas de ocupación israelíes en plena noche, causaron decenas de ataques de colonos cerca de Nablus y Salfit.

En la aldea de Al-Luban al-Sharqiya, cerca de Nablus, bandas de colonos armados arrancaron cerca de 170 olivos, lanzaron piedras contra casas y ventanas y quemaron vehículos tras verter gasolina y prenderles fuego.

En la aldea de Marda, cerca de Salfit, los residentes se enfrentan diariamente al terror de los colonos, ya que se rompen ventanas cercanas a camas de niños y se queman los vehículos de familias corrientes.

En la aldea de Qaryut, los colonos han instalado decenas de caravanas en terrenos palestinos de propiedad privada con el objetivo de establecer un puesto avanzado entre los asentamientos ilegales de «Eli» y «Shilo». Ambos asentamientos se construyeron en tierras palestinas robadas a los pueblos cercanos. En la actualidad, Qaryut está rodeada por tres asentamientos ilegales israelíes, cuyas poblaciones de colonos son notoriamente conocidas por la incitación, la violencia y el terrorismo.

Esos ataques se coordinan entre las fuerzas de ocupación israelíes y colonos extremistas y son cada vez más frecuentes y de mayor alcance, y tienen el objetivo de afianzar la ocupación colonial y el régimen de apartheid de Israel.

Según el grupo israelí de derechos humanos Betselem, «Israel se beneficia de las repercusiones, ya que la violencia de los colonos ha ido desposeyendo a los palestinos de cada vez más zonas en Cisjordania, allanando el camino para que el Estado tome posesión de las tierras y los recursos». Ese es el motor del objetivo de Israel que Betselem ha resumido acertadamente como «organizar el espacio geográfica y demográficamente a fin de controlarlo y lograr la supremacía judía en todo el territorio».

En este sentido, el político extremista israelí ltamar Ben-Gvir, un kahanista conocido por sus opiniones racistas y por promover el desplazamiento masivo de palestinos en Jerusalén, entró por la fuerza en la mezquita Al-Aqsa. Rodeado por más de una docena de integrantes de las fuerzas armadas y un grupo de colonos, Ben-Gvir acosó a los fieles y prometió volver a invadir el lugar durante el Ramadán, con el objetivo deliberado de avivar las tensiones religiosas cerca de los lugares sagrados de Jerusalén.

«Debemos advertir que se prevén incursiones de colonos israelíes en Al-Aqsa durante el Ramadán, y que los políticos de extrema derecha han exhortado a los colonos a que provoquen enfrentamientos con los fieles y residentes palestinos en la Ciudad Vieja de Jerusalén», afirma la carta.

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