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Isla de Tabarca

Reserva marina, una isla de ensueño a 10 minutos de Santa Pola, acosada por un turismo sin límites

Félix Lareki Garmendia
Félix Lareki Garmendia
Licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad de Bilbao. Su carrera profesional fundamentalmente la ha desarrollado en Xerox España S.A.U.. Exprofesor de la Escuela Superior Universitaria de Marketing en la Cámara de Comercio de Bilbao, del Master de Marketing y de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad del País Vasco UPV - EHU. Durante 8 años ha estado en política en el País Vasco. Vicepresidente de la Asociación Internacional Aulamar para personas discapacitadas para el disfrute de la navegación a vela. Tiene publicados varios libros con ESIC Editorial. Su lema es “pasión por el arte y las personas”, lector empedernido, escritor y analista social.
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análisis

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La primera pregunta que uno se hace cuando descubre la Isla de Tabarca, justo enfrente de Santa Pola y la ciudad de Alicante, en la misma provincia de Alicante, es hasta cuando permanecerá así de bella en un entorno castigado con un turismo abrumador y un movimiento – creo a mi parecer excesivo- de barcos de todo tipo (bien grandes con vistas submarinas o embarcaciones “taxis” rápidas equipadas con dos motores ruidosos de 400 caballos cada uno, que justo tardan entre 8 y 10 minutos en llegar).

Es una auténtica autopista marina y como me reconocía el patrón y propietario de un barco-taxi rápido- el tiempo invertido en la travesía hay que acortarlo al máximo con el fin de poder efectuar el mayor número de transportes de pasajeros. Todo un despropósito ecológico.

La isla de Tabarca es la única isla habitada de la Comunitat Valenciana y se encuentra frente a la ciudad de Alicante, a once millas náuticas, cerca del cabo de Santa Pola. En realidad más que de una isla, se trata de un pequeño archipiélago, compuesto además por los islotes La Cantera, La Galera y la Nao. Posee una longitud aproximada de 1.800 metros y una anchura máxima de unos 400 metros.

Sus costas albergaron piratas berberiscos. En el siglo XVIII, Carlos III ordenó fortificarla y levantar en ella un pueblo en el que alojar a varias familias de pescadores de Génova que estaban cautivos. Las murallas que rodean su núcleo urbano han sido declaradas conjunto Histórico Artístico y Bien de Interés Cultural. También se trataba de organizar un sistema defensivo contra los corsarios berberiscos venidos de Argel que usaban la isla como zona operativa para sus acciones contra el Campo de Alicante y el Bajo Vinalopó.

En la década de 1.980 se restauraron la mayoría de sus edificios, la Iglesia, el Palacio del Gobernador, murallas, y el faro. En 1.970 tenía una población de 242 habitantes, 111 en 2.003, en 2.009 tan solo 73 derivado de una economía precaria, falta de servicios y mejores empleos y calidad de vida en el península.

Cuando desembarcamos sobre las 9 de la mañana, las aguas totalmente transparentes, no nos daban señales de lo que sobre las 13 horas podría suceder con una masiva afluencia de turistas. Botellas de plástico en sus aguas y restos de todo tipo de algunos irresponsables pasajeros. Nos inducía a pensar hasta cuando este entorno, calificado como única reserva marina en España podría permanecer inalterable sino se pone coto al número de visitantes de la isla (más de 3.000 diarios, en temporada veraniega un mínimo de 150.000).

Otra de las cosas que sorprende es el no encontrase ningún cartel que advirtiera de las limitaciones para los visitantes y de la importancia vital de no arrojar desperdicios o bien para las embarcaciones echar el ancla en fondeos autorizados y lo mismo respecto al baño e inmersiones de todo tipo. A uno se le ocurre, como simple idea el dotar a cada visitante desde su embarque en el puerto de Santa Pola, Benidorm o Alicante, de un folleto explicativo que ayude a conservar este ecosistema de gran importancia bajo un punto turístico como conservacionista y sobre todo a concienciar a los visitantes.

Cuando uno accede a la isla lo primero que encuentra es una playa hermosa –dentro de la limitación de isla reducida- en ella vimos instalados sombrillas y hamacas de alquiler, playa que iba a ser bombardeada por visitantes al final de la mañana. Una lástima la gran saturación de personas. Es verdad que estamos en los meses punta de Julio y Agosto, cuando la afluencia de turistas es máxima, por lo que me reafirmo en la necesidad de limitar dicha afluencia y poner un límite de personas en estos meses. Aunque como es natural la última palabra corresponde a los expertos. Pero la sensación que uno tiene es que no se hace nada al respecto y se tiende exclusivamente a aspectos de negocio.

En 1.986, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y la Consellería de Agricultura, Pesca y Alimentación de la Generalitat Valenciana crearon la Reserva Marina de Tabarca, a partir de un estudio encargado por el Ayuntamiento de Alicante a la Universidad de la ciudad. La isla tiene una superficie total de 1.754 hectáreas. Su población residente hoy es cercana a las 60 personas.

Los objetivos de esta reserva natural son:

“La pesca artesanal. Permitiendo a los pescadores artesanales de la zona preservar su tradicional modo de vida.

Protección de la flora y fauna de las aguas y fondos. Limitando su población y limpieza de sus aguas.

Investigación marina y observación de la naturaleza, regulando el buceo autónomo y en apnea. Apoyando a la comunidad científica en su trabajo de investigación e información.

Actividades prohibidas como el fondeo en toda la reserva marina a excepción de zonas habilitadas, pesca submarina y pesca de recreo, el buceo en apnea en las zonas de aguas exteriores, el buceo autónomo salvo en las zonas autorizadas y con los cupos máximos de inmersiones, extracción de flora y fauna no autorizadas así como de materiales minerales, objetos, restos de animales salvo los permitidos.” Fuente: Dirección territorial de Agricultura, Pesca y Alimentación de la Generalitat Valenciana en Alicante.

Tuve la oportunidad de conocer a la persona más anciana (92 años) de la isla y su nieta, aunque en los inviernos reside ya en Santa Pola, quien me manifestaba muchas preocupaciones en una breve conversación moderada y tranquila.

No todo son alegrías para la administración, 2.700 quejas (residente y no residentes) tienen su punto de origen en Tabarca por temas relacionados con el medio ambiente, la sanidad y el transporte público. Otro bloque de quejas fueron presentadas en demanda de un servicio público regular de transporte todo el año con la península (la isla está a 22 kilómetros de Alicante y unos 8 kilómetros del puerto de Santa Pola) que sólo existe los meses de verano. Por último, en materia sanitaria, un total de 707 personas se quejaron de las deficiencias en el dispositivo de atención sanitaria en la isla, tanto en los meses de verano como en invierno, que es cuando no hay personal médico en la isla y la atención funciona por medios telemáticos. Fuente : Diario Información, 20/06/2018.

La Isla ofrece al visitante alojamientos confortables. A destacar uno muy interesante, el Hotel Boutique Isla de Tabarca, edificado bajo los muros de una fortaleza de la Casa del Gobernador del siglo XVIII, donde el tiempo solo se mide por los amaneceres y sorprendentes puestas de sol.

En contraste con la aridez de tierras, los fondos marinos de la isla se encuentran habitados por praderas de Posidonia oceánica, planta acuática exclusiva del Mediterráneo. El oxígeno producido por ella enriquece las aguas sirviendo de refugio a larvas y alevines de peces. Desde la creación de la reserva marina se ha observado una cierta recuperación de las especies de interés pesquero.

En cualquier caso insisto la información que se da a visitantes es prácticamente nula, estos llegan a la isla solo a divertirse, sin ser del todo conscientes de cuál es el lugar que pisan. Un entorno paradisiaco destinado a ser reservado.

Ojo a las puntas de turismo de Julio y Agosto y ojo al tráfico incesante de barcos de motor (con tarifas) a la isla. Es fundamental preservar el entorno natural. Es una verdadera autopista en el mar.

Un placer para la vista y la gastronomía. En especial con la posibilidad de degustar el tradicional caldero, el plato típico de la isla. Sus moradores, un dechado de simpatía y cortesía. Habrá que hacer frente a sus reivindicaciones y solucionarlas.

Solo a 10 minutos de Santa Pola, en un entorno increíble.

Isla de Tabarca, volveremos.

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