El debate electoral de la noche de ayer, donde los candidatos y candidatas a la Presidencia de la Comunidad de Madrid expusieron, sugirieron o se autocomplacieron de aquello que quieren hacer o bien ya han hecho, fue la demostración de que Isabel Díaz Ayuso representa la nada, el conjunto vacío, el populismo de extrema derecha, el neoliberalismo salvaje, el nacionalismo chulapo y el casticismo de Arniches.

Esto se demuestra en que, mientras que solo se oyeron acciones y propuestas reales y sociales por parte de los partidos de la izquierda, en el lado conservador solo se escucharon autocomplacencias por lo realizado, sin ningún tipo de autocrítica y llevando a sus máximas consecuencias el lema «Madrid está bien», cuando, en realidad, la Comunidad de Madrid es la líder de todo lo negativo que ha traído esta pandemia: muertes, contagios, ingresos hospitalarios, ineficacia tanto en la gestión económica como en la social.

Miguel Ángel Rodríguez es un hombre muy inteligente con el que se podrá estar de acuerdo o no, pero sabe perfectamente lo que tiene entre manos con Díaz Ayuso. Por eso pretendió que su diamante en bruto llevara el debate a lo más plano, sin arriesgar nada y a intentar evitar una confrontación con el resto de los candidatos y candidatas que superan a Ayuso en carisma político y en capacidad de análisis.

Sin embargo, lo que Rodríguez no puede controlar es el carácter de la candidata del PP y el ramalazo chulapo salió a relucir, llegando, incluso, a lo inhumano: Díaz Ayuso sonrió con condescendencia cuando se hablaba de los muertos de la pandemia, un acto tan cruel que provocó que Pablo Iglesias le tuviera que pedir que, por respeto, frenara.

Ayuso se dio cuenta de que las propuestas realizadas por los partidos de la izquierda mostraron cuáles son las deficiencias reales de la Comunidad de Madrid y que intentan tanto corregir como mejorar la vida de toda la ciudadanía, de todas las personas que viven en el territorio, no sólo de unos cuantos privilegiados.

Ante esta situación, en la que tanto Gabilondo como García e Iglesias mostraron las miserias de la gestión del actual gobierno de Madrid, el discurso de Ayuso fue totalmente autocomplaciente con lo que ha hecho en estos dos años, basando su punto fuerte en una reducción muy importante de la carga impositiva para los contribuyentes. A Miguel Ángel Rodríguez se le olvidó recordarle a Ayuso que en política siempre hay cosas a realizar y a mejorar y, si no lo ve así, esa autocomplacencia es la demostración de que Ayuso es y representa a la nada porque, hay que recordarlo, la única ley de calado que ha aprobado es la del suelo, es decir, la especulación para que constructores como Florentino Pérez llenen sus cuentas de beneficios.

Ayuso es la nada, es la maja de Arniches, porque querer negar las evidencias que los candidatos y candidatas de la izquierda mostraron en el debate es no tener el juicio crítico de saber reconocer cuáles son las realidades para transformarlas a mejor desde la justicia social y la búsqueda del bien común.

Esto no es un discurso marxista, ni socialista, ni comunista, sino que debería ser el relato de cualquier político que apreciara y valorara su trabajo para mejorar las condiciones de vida de sus conciudadanos. Es decir, es la verdadera libertad, no la que proclama Díaz Ayuso que no es otra cosa que poder salir de cañas o de copas.

La ciudadanía madrileña vio anoche quién es en realidad Díaz Ayuso. Por eso no quería debatir, por eso Miguel ángel Rodríguez tendría tanto miedo a una personalidad incontrolable. Díaz Ayuso es la nada, representa la nada y los ciudadanos y ciudadanas de Madrid necesitan mucho más de lo que ofreció. Más allá de unas cañas y unas bravas. Hay que recordar que el chulapismo, el casticismo o el madrileñismo que defiende la presidenta en funciones de la Comunidad de Madrid procede de la soberbia de raíz inculta de los bajos fondos que lleva a pensar que, como escribió Ramón Gómez de la Serna «una pedrada en la puerta del Sol mueve ondas concéntricas en toda la laguna de España».

Las elecciones de Madrid muestran el momento en que la ciudadanía está obligada a valorar el verdadero poder que tiene su voto porque, de un modo u otro, ese humilde trozo de papel puede definir si el futuro gobierno madrileño mejorará las condiciones de vida de todos y cada uno de los madrileños y madrileñas con la aplicación de políticas que apliquen la justicia social con aquellos que están sufriendo en estos momentos, ejecutando una gestión basada en la solidaridad, la mejora de servicios públicos y el fomento de políticas activas y pasivas de empleo con una eficacia real.

Los indecisos es el factor que decantará el resultado final de estos comicios y, por tanto, son la clave para que en Madrid gobierne la nada o las políticas proactivas de justicia social que proponen los partidos de izquierda. Casualmente, son los votantes progresistas los que son más reacios a acudir a las urnas, en muchos casos bajo el mantra de «todos los políticos son igual de sinvergüenzas», una expresión que, precisamente, es la mejor arma para que la nada que representa Díaz Ayuso se haga con el poder.

El modo de hacer política de la candidata del PP y sus aliados de la extrema derecha está basado, precisamente, en la falta de respeto a la importancia del voto de la ciudadanía porque su acción política es buscar su beneficio particular, de partido y de las élites a las que representan a las que no interesa que se implementen aquellas políticas que la gente demanda en busca de una mejora personal y social.

Sólo desde el consenso y el diálogo se pueden realizar políticas globales y no sectoriales. La ciudadanía madrileña tiene la oportunidad el próximo 4 de mayo de que haya una visión más global de la política y comiencen a aprobarse medidas globales de atención a cada persona y no solo a las quienes favorezcan los intereses políticos de cada cual. Por eso, la forma de entender la gestión política de un territorio de Isabel Díaz Ayuso está basada en la nada porque desde la nada es muy fácil crear el escenario perfecto para que las élites moldeen la sociedad de desigualdad que están imponiendo en el mundo. Y Ayuso, como buena «maja» de Arniches, demostró en el debate que así será si vuelve a gobernar.

2 COMENTARIOS

  1. Sinverguenzas son todos los del debate menos la señora Ayuso y Rocio.Unos apoyan a los terroristas,podemos otros se venden al mejor postor,ciudadanos y otros los mas mentirosos y trileros del pais ,socialoistas. A ver quien da mas.

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