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Investigan a Boris Johnson por unas lujosas vacaciones en el Caribe pagadas por un empresario inglés

Otro asunto turbio se suma a la nómina de escándalos que persiguen al primer ministro inglés

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análisis

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Boris Johnson es un político impresentable y lo ha demostrado en esta pandemia. El primer ministro británico, euroescéptico e imperialista, empezó como gran negacionista del virus y portador de los valores del libertarismo ultraconservador en Reino Unido y ha terminado aplicando las medidas más restrictivas contra la pandemia en Europa. Ahora va sacando pecho de que su país es el líder en la campaña de vacunación contra el covid.

Por si fuera poco, desde que su movimiento populista demagógico ha impregnado la sociedad anglosajona, hablar español en el Metro de Londres puede ser motivo suficiente para que a uno le den una paliza. La xenofobia blanca y rubia es así, odia todo lo que no sea su propia cultura.

De Johnson se cuenta que estudió Filología Clásica en Oxford y que comenzó su carrera como periodista en The Times, de donde fue despedido por inventarse una cita. Una más. También se hizo público que en 2009 fue padre de una niña fruto de una relación adúltera con Helen Mcintyre, una consultora de arte. Otro hito en su currículum de mentiras y doble vida.

Johnson forma parte de esa nueva camada de políticos populistas que vive de la mentira, el bulo y la retórica vacía

Hoy los tabloides británicos relacionan a Johnson con otro supuesto caso de corrupción, lo que confirma su carácter impresentable. Johnson, está siendo investigado por unas lujosas vacaciones que pasó en el Caribe tras su victoria electoral a finales de 2019, informó este lunes el organismo que controla el cumplimiento de las reglas parlamentarias.

El líder conservador y su prometida, Carrie Symonds, pasaron la Nochevieja en la isla privada de Mosquito, en el archipiélago caribeño de las Granadinas. En su declaración de intereses como diputado, Johnson dijo que las vacaciones, por un valor de 15.000 libras (17.400 euros), fueron un regalo del empresario David Ross, donante del Partido Conservador.

Downing Street

Ross contribuyó a la ceremonia de la confusión al negar inicialmente que hubiera adelantado tal cantidad, antes de retractarse a través de su portavoz para decir que era un “beneficio en especies”. Downing Street subrayó que todo había sido declarado correctamente. La noticia de esta nueva investigación se suma a una serie de escándalos en torno a Johnson y su Gobierno que han puesto de manifiesto los estrechos vínculos entre el poder y los intereses privados. Estos incluyen la lujosa renovación del apartamento del primer ministro en Downing Street, cuya financiación está siendo investigada por la Comisión Electoral británica.

Pese a los escándalos, su Partido Conservador salió reforzado de las elecciones locales del 6 de mayo en Inglaterra, arrebatando a la oposición laborista uno de sus bastiones históricos en el noreste de Inglaterra, Hartlepool.

No es el primer asunto turbio en el que han pillado. Las controvertidas obras realizadas por Boris Johnson en su domicilio oficial de Downing Street han puesto en el punto de mira al primer ministro británico bajo la sospecha de infracciones a las reglas éticas que los medios ingleses han bautizado como Wallpapergate (el caso del papel de pared).

El primer ministro británico no es el único involucrado en este asunto, también lo están personas cercanas al dirigente, como la pareja de Boris Johnson, un lord inglés, la decoradora y el sobrino de Camilla Parker-Bowles. Carrie Symonds, la pareja de Johnson y madre de su hijo pequeño, Wilfred, supuestamente era la supervisora de las obras de Downing Street.

Residencia oficial

Dominic Cummings, el exasesor de Boris Johnson, acusó al primer ministro de haber buscado el año pasado donantes que pagasen en secreto por las obras. Según las cuentas oficiales, los jefes de Gobierno reciben unos 34.500 euros en decorar la residencia oficial, aunque la reforma alcanzó los 66.000 euros.

También está bajo sospecha Lulu Lytle, la decoradora responsable de los trabajos realizados. Lytle está casada con Charles Patrick, un veterano banquero de inversión en Goldman Sachs con quien tiene tres hijos. Viven en una propiedad valorada en 4,6 millones de euros cerca del parque londinense de Hyde Park.

Los medios británicos apuntan a Lord David Brownlow como el donante de los gastos de la reforma, que supuestamente desembolsó algo más de 66.000 euros. Brownlow es uno de los más ricos del Reino Unido y siempre ha estado relacionado con los primeros ministros conservadores en los últimos años.

Además, Ben Elliot, copresidente del partido Tory, siempre estuvo, al parecer, al tanto de los planes de la financiación de la renovación y conocía la existencia del donativo. Ben Elliot es sobrino de Camilla Parker-Bowles, la duquesa de Cornualles y esposa del heredero al trono británico, Carlos de Inglaterra.

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